Epílogo

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La rubia de ojos azules se mantenía en silencio observando desde una distancia prudente –aunque no fuese necesario- a aquellas tres personas que disfrutaban de uno de los cálidos días de Miami.

Erick se reía de algún mal chiste que Samuel contaba mientras sostenía la mano de Nishdali que los observaba pareciendo completamente fascinada. Tan fascinada como lo estaba Gabbe. La guardiana se había mantenido observándolos por horas y cada minuto que pasaba le gustaban más. Adoraba verlos juntos y pareciendo tan felices. Sin duda alguna; Erick tenía una increíble familia. Pequeña pero amorosa e increíble al final de cuentas.

Ya no estaba solo en el mundo y nunca más iba a estarlo.

Sonrió ampliamente y entrecerró sus ojos para tener una visión más definida de aquella feliz pareja.

—Aún lo extrañas...—se giró inmediatamente cuando escuchó la voz de aquel rubio de ojos casi violetas, le ofreció una triste sonrisa y soltó un profundo suspiro anclando sus ojos en la pareja frente a ellos.

—¿Tú no lo extrañas?—cuestionó ella observándolo fijamente tratando de tantear su reacción. Pero él era Gabriel y por lo tanto aquella era imposible.

Gabriel se cruzó de brazos y observó a los chicos que permanecían sentados debajo de aquel enorme árbol a una distancia considerable del resto de los turistas que merodeaban por el templo y sacaban fotografías.

—No—respondió y Gabbe lo miró con horror.

—¡Es tu objetivo!—le reprochó ella.

—Y paso tanto tiempo observándolo que me es imposible extrañarlo—contradijo él.

Ella esbozó una pequeña sonrisa y llevó su vista de nuevo a sus amigos.—Pensé que respetarías la decisión de Erick...

Él sonrió ampliamente.—Eso fue lo que hice—respondió el guardián caminando hasta una de las bancas de mármol y dejándose caer en ella.

—¡Decidió quedarse con Nishdali! ¡Siendo su ángel guardián!—replicó la chica siguiéndolo muy de cerca de Gabriel ni siquiera se inmutó.

—Gabbe, Erick realmente ama a Nishdali. ¿De verdad crees que era correcto mantenerlo alejado de ella en otro plano?—Gabbe dejó escapar un suspiro y se sentó a su lado.

—No. La primera vez fue por obra del destino, siguió su curso y al final intervine, ahora...

—...ahora volviste a intervenir—completó ella.

—Escucha...esta intervención fue diferente...—sonrió.—esta digamos que fue por su bien.—Ella parpadeó un par de veces y llevó su vista de nuevo hasta la pareja a unos metros de ellos.

—¿Dónde estuviste en todo este tiempo? Han pasado casi ocho meses desde que él volvió a la Tierra y tú desapareciste de casa...—él suspiró.

—Necesitaba alejarme un poco para poder reflexionar.—respondió en voz baja.

—¿Lo has conseguido?—preguntó la chica y él asintió levemente.

—Más de lo que esperaba...

—¿Crees que nos recuerde? ¿Aunque sea como un vago recuerdo?—Gabriel la miró con una ceja enarcada y suspiró.

—No es así como funciona, Gabbe. Lo sabes. La memoria de Erick no albergó ninguno de los sucesos que vivió en los meses que estuvo en la Tierra siendo un ángel.

—¿Nish tampoco los recuerda?—preguntó en voz baja.

—No. Para Nishdali y todas las personas que mantuvieron algún tipo de relación o vínculo con Erick es como si esos meses jamás hubiesen ocurrido...—murmuró.

EL ÁNGEL GUARDIÁN|Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora