C9: Intuición.

553 65 11
                                    

Erick.-

—Creo que no soy del agrado de Nish—anunció Gabbe en cuanto me senté junto a ella en la isla de la cocina.

—¿Por qué lo dices?—cuestioné tomando una de las bolsas de papel justo cuando mi estómago gruñó en protesta.

—Intuición...—respondió simplemente.

—Lo dudo, Nishdali es muy buena persona. Es bondadosa y amigable...—le informé.

—¿Es que acaso no viste su rostro? La manera en la que me miraba como ni siquiera parecía feliz...bondadosa o amigable...—me espetó mirándome fijamente.—Sabes...puede que sea nueva con esto del cuerpo humano pero yo creo que hay cosas de las que no te has percatado, Erick...

—¿Cosas? ¿Qué cosas?—murmuré tomando con mi tenedor de plástico un pedazo de brócoli.

—Erick...—comenzó pero yo la interrumpí.

—La verdad es que no lo entiendo...las niñas humanas son muy complicadas...en estas semanas con Abigaille y Noah he aprendido a que cuando una mujer dice que no le pasa nada en realidad le pasa todo, que cuando dicen que no significa que si y que cuando dicen que si realmente es una advertencia a que si te atreves a hacerlo puedes estar seguro que tu integridad física y tu descendencia corre peligro...—le expliqué.

Las finas cejas de Gabbe se fruncieron de inmediato y soltó un resoplido.—Hombre desde su nacimiento—resopló posando la mirada en su comida y después de nuevo en mí.

—Oye, te escuché.—repliqué y ella suspiró.

—Cuando estábamos en casa ¿has escuchado alguna vez que los humanos son muy complicados, no?—asentí—tú mismo lo estás viviendo, Erick...

—No entiendo tu punto—anuncié tomando otro brócoli de mi plato.

—Escúchame...ya sé que nosotros no tenemos un montón de cosas que los humanos tienen, como por ejemplo, temperatura corporal, sueños, impulsos...sentimientos—expuso. La miré fijamente y mi corazón comenzó a latir con demasiada rapidez.

—Trato pero de verdad que no lo entiendo—dije nuevamente tomando el vaso de vidrio con zumo de granada.

Desde que había llegado a la tierra, había adquirido una pequeña obsesión por esa bebida.

—De acuerdo, te lo diré directamente porque creo que eso es lo mejor en estos casos...—anunció sin despegar sus intensos ojos azules de los míos—Creo que Nish tiene sentimientos por ti...—abrí los ojos como platos y dejé caer el vaso de vidrio que no tardó en hacerse muchos pedazos.

Gabbe me miró con los ojos muy abiertos y desvió su vista hasta mi abdomen mientras yo sentía como mi camisa se empapaba de bebida rojiza.

—¿Qué has dicho?—pregunté poniéndome de pie.

—Erick, tu camisa...

—Olvida la ropa, hay mucha más allá—señalé en dirección a mi habitación—¿Cómo se te puede ocurrir si quiera la idea de que Nishdali puede tener sentimientos por mí?—parpadeó.

—En los humanos es muy común desarrollar ese tipo de sentimientos por otros humanos—negué un poco.

—¡Yo no soy un humano! ¡Soy su ángel guardián!—reproché con el ceño fruncido.—no puede tener ese tipo de sentimientos por mí—decidí.—¡No puede!

—Ella no lo sabe, Er...—murmuró en voz baja.—Y te aseguro que si ella lo supiera realmente no se acercaría a ti...

—Por supuesto que no. Pensaría que está demente.—dije en medio de un suspiro lleno de frustración.

EL ÁNGEL GUARDIÁN|Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora