C29: El ángel mensajero.

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Erick.-

—Oh por Dios, ¿Qué te pasó, que te dejaron como santo Cristo?—preguntó Noah en cuanto me vio entrar en el salón de clases.

Busqué con la mirada a Nish por toda el aula pero como ya suponía, ella no estaba por ningún lado. El día anterior, luego de que ella se marchara enojada conmigo y con Zabdiel, intenté hablar con ella pero simplemente se negó.

Estuve sentado todo el día junto a la puerta de su departamento pero ella nunca salió. Incluso, cuando Gabbe volvió del hospital, me obligó a seguirla hasta el departamento y luego, me obligó a dejar que me curara todas las heridas y los golpes que tenía en mi cuerpo. Yo simplemente me senté y dejé que ella hiciera su trabajo mientras recibía una reprimenda por ese comportamiento tan impropio e anti-angelical de mi parte.

...

—¿Pero qué era lo que estabas pensando, por el Trono?—riñó Gabbe, mientras pasaba por mi labio inferior un algodón con alcohol. Inmediatamente me eché para atrás cuando el escozor se hizo presente.

—¡Me sacó de mis casillas!—respondí mirándola.

—¡No debiste responder, Erick!—protestó tomándome de la barbilla para levantar más mi rostro y continuar desinfectando la pequeña cortada que tenía encima de una ceja.

—Lo siento, ¿sí? Además, Nish está furiosa conmigo y me dijo que no me quería volver a ver—presionó con fuerza el algodón empapado de alcohol en mi ceja y la miré de mala gana.—¡Me duele!

—Lo lamento, es sólo que... ¿Ella te dijo eso?—asentí rápidamente.

—Bueno, en realidad, nos los dijo a ambos—suspiró.

—Y no la culpo—declaró.—Lo que hicieron; fue la peor cosa que pudieron haber hecho en frente de Nish, solamente quedaron como el par de salvajes que son—suspiré.

—No quiero perderla, Gabbe. Pero ella no quiere verme ni hablar conmigo. No responde mis llamadas y tampoco me abre la puerta. Ya toqué el timbre alrededor de veinte veces—rio un poco.

¿Qué era tan gracioso? ¡Por el Trono!

—Dale tiempo, Dan. No la presiones. Deja que su enfado se le pase—me aconsejó.

...

Así que eso fue lo que hice. Dejé que su enfado pasara, me presenté dos días después en la universidad; cuando las heridas tenían un mejor aspecto, lo que no tenía un buen aspecto era mi rostro. Tenía moratones por toda la cara y un enorme hematoma en el abdomen, justo sobre mis costillas.

—Pelea con Zabdiel De Jesús—respondí finalmente. Los ojos de Noah se abrieron de la sorpresa y negó un poco.

Me dejé caer en mi asiento y un segundo después, me arrepentí. Me llevé las manos a la parte dañada de mi abdomen y mentalmente me maldije por dejarme caer en la silla de madera.

—Oh por Dios, por lo visto estuvo peor de lo que pensé—lo miré con una ceja enarcada y negué un poco.—Y también por lo visto tú fuiste quién se llevó la peor parte...

—¿De casualidad sabes si Nish viene hoy?—cuestioné.

Noah me lanzó una mirada de compasión.—Abs pasó por ella, por eso yo vine directo—asentí un poco. Por lo menos podría verla aquí y ella no tendría manera de evitarme. —¿Las cosas están muy mal entre ustedes, verdad?—suspiré.

—Eso parece.

El resto del tiempo libre: me dediqué a copiar los apuntes de Noah en mi libreta. Y cuando finalmente el timbre de la escuela resonó en todo el lugar y yo levanté mi cabeza; la figura de Nish quedó a mi vista. Ella estaba entrando en el salón en compañía de Abby, quién al verme, abrió sus verdes ojos llenos de sorpresa. Me ofreció una sonrisa comprensiva pero Nish ni siquiera volvió a mirar en mi dirección.

EL ÁNGEL GUARDIÁN|Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora