IX

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(N)

Estaba nervioso.

Estaba nervioso cuando escuché a Lilia gritar y llorar después de su pesadilla.

Estaba nervioso cuando mis pies pensaron antes que mi cabeza y me dirigieron hacia si habitación esa noche.

Estaba nervioso cuando sus ojos se encontraron con los míos y me contó su sueño.

Estaba nervioso por esta misión.

Y estaba nervioso...por estar nervioso.

No era propio de mi. Nada de esto era propio de mi. Me desconocía desde que Lilia había llegado.

No lo podía explicar pero era un sentimiento... raro.

No lo había experimentado nunca, salvo esa vez rondando por 1926 en que una niña había pasado por el frente de mi casa y, me había sentido extraño.

¿Enamorado? Esas palabras se me hacía difíciles de pronunciar.

Se suponía que era un solitario, un marginado, un hijo de Hades, de la muerte.
Debían de temerme, y con razón.

Flores, chocolates, corazones...se lo dejaba a Afrodita y Eros.

¿Caer a ese nivel? Yo era el rey de los fantasmas, habia mandado a Minos de vuelta al inframundo, con un chasquido de dedos podía mandar a cualquiera al Hades, tenía a un ejército de esqueletos zombis a mi mando.

Además, que podía yo saber del...amor. Tenía 14 años y literalmente había perdido mi vida entera atrapado en un hotel mágico.

Lo único que conocía era el dolor, la tristeza y la soledad. Y no quería cambiarlo.

- Buenos días campistas- nos saludó Quirón al vernos llegar hasta la fogata en el centro de las cabañas.

Percy, Annabeth, Rachel, Will, Lilia y yo estábamos con las mochilas a los hombros listos para partir a la misión.

Todos parecían bien descansados, excepto Lilia. Estaba pálida y con las mejillas sonrosadas y tenía ojeras debajo de sus ojos.
Intentaba sonreír, pero lo hacía fatal.

Sabía que estaba preocupada. Hasta su sueño me preocupaba a mi.

Y más todavía debido a...

No, no. Nico concéntrate en la misión.

- Ya es hora de partir- anunció Quirón- ¿Ya saben por donde comenzar?

Annabeth dió un paso al frente.

- Estuve pensando sobre la profecía y los supuestos lugares conocidos- dijo buscando entre un block de notas- Hice una lista, de los lugares a los que fuí. Pero creo que será mejor comenzar por Manhattan, visitar el Central Park. Podría hablar con algunas estatuas y averiguar un poco más. Los autómatas a veces son muy chismosos.

Tenía sentido, que mejor lugar para comenzar que Nueva York. Pero a Annabeth se le olvidaba algo, los autómatas son impredecibles. No quería mencionarlo y parecer un pesimista, pero las probabilidades de que alguno de ellos nos proporcione alguna información era de un cincuenta por ciento.

- En serio quisiera ayudarlos- dijo Quirón apenado- Pero ni yo sé a qué se debe está profecía. Mi deber es entrenarlos e inculcarles el valor y las fuerzas necesarias. Pero hasta a veces yo necesito un hombro en el cual consolarme y eliminar mis miedos.

Parado ahí, al frente de nosotros Quirón parecia un niño pequeño. Sus ojos estaban cristalizados y su mirada perdida.
Había vivido por eones y había visto todo: guerras, victorias, nacimientos, muertes. Ser inmortal era tanto un don como una maldición. Ahora entendía porque Percy la había rechazado.

Annabeth abrazó a Quirón y le dijo algo al oído. Aún me sorprendía el vínculo entre ellos dos.

Quirón se aclaró la garganta

- Ahora sí- nos dijo- Ya es hora de que partan. Que los dioses los acompañen y puedan tener éxito en su misión.

Y así fue como partimos a esa misión, a esa extraña misión.

No sabíamos nada. Absolutamente nada.

¿Algo robado? Percy me contó que hace algunos años él, Annabeth y Grover habían ido a buscar el rayo maestro de Zeus, y habían rescatado también el yelmo de mi padre.

No creo que nuevamente lo hayan robado, supongo que el Olimpo hubiera estallado. Además Annabeth había estado yendo cinco veces a la semana a reconstruirlo y no había avisado sobre ningún indicio de que algo importante hubiera sido "removido" de su lugar.

Clarisse tenía razón, esta misión era tan estúpida como peligrosa.

Argos nos llevó hasta el Central Park en una de las camionetas del campamento, camufladas con el nombre de "Servicio de Fresas Delphi".

Nadie habló en el camino, todos estaban sumidos en sus pensamientos.

Yo también lo estaba. Ignoraba lo que fuese que fuera a pasar, tampoco quería imaginarlo.

Pero algo tenía claro, yo no iba esa misión para ayudar a los dioses. Ni siquiera iba para buscar lo perdido.

Algo estaba pasando, lo sentía. El inframundo estaba inquieto, el Olimpo escondía algo. Y yo lo iba a descubrir.

Tres meses

Había pasado tres meses exactos desde la caída de Cronos, y un mes desde el silencio de los dioses.

Le había preguntado a mi padre que sucedía, pero no quería decírmelo, y no le rogaría.

Annabeth también lo ocultaba, no quería expandir el pánico. Yo sabía que ella no había estado yendo al Olimpo las últimas semanas. No la dejaban pasar.

Había estado escuchando algunos rumores de los fantasmas. Algo sobre unas puertas abiertas. Al principio había pensado que era algún programa televisivo, de esos que se ganan premios o dinero, pero algo más grave, y peor de lo que pensaba.

Nos bajamos de la camioneta y nos despedimos de Argos.

Annabeth llevaba la computadora debajo del brazo, heredada del mismísimo Dédalo.

Nos guío hacia una estatua de Hans Christian Andersen, la cual estaba sentada en un banco con un libro en su mano izquierda y un "patito feo" postrado a sus pies.

Annabeth se paró al frente de él

- Secuencia de comando: Dédalo veintitrés. Proporcionar información. Inicio activación.

La cosa no se movió.

- Esto, Annabeth¿estás segura...?- comenzó a decir Will. Pero al mismo tiempo se quedó callado.

El Hans/estatua parpadeó medio perdido, miró sus pies e intentó moverlos.
Al ver que le correspondían se paró medio tambaleante.

Enfocó sus ojos hacia nosotros y con una gélida sonrisa tomó el libro que tenía en la mano, se lo puso en la cabeza y lo revoleo a modo de saludo, aparentando que era una galera.

A continuación expresó una voz tan corroída como el bronce.

- Hans Christian Andersen- dijo guiñandonos un ojo- A su servicio.






Los Reyes del Inframundo ━♛ (ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora