Era en esos momentos, sumergiendose en un callejón más oscuro que el cielo nocturno, con la única iluminación que la luz de luna, era donde me preguntaba si haber seguido a Nico hace unos días hasta el campamento había sido buena idea.
Podría estar en mí cama, seguramente durmiendo a estas horas de la madrugada, bajo mis mantas y un techo, con la tranquilidad de sabes que mí padre estaba en la habitación de al lado y que a cualquier peligro el se levantaría a protegerme.Pero no estaba en mí casa, ni mí padre podría protegerme de lo que fuera que hubiese dentro de ese taller.
Y tal vez yo no estaría tan a salvo, ya que la profecía se refería a mí, y la guerra comenzaría sin que yo o mis amigos pudiéramos impedirla.Así que tragué el nudo de mi garganta, fallando olímpicamente en el intento, y junte el poco valor que me quedaba para caminar detrás de Annabeth hacia el final del callejón.
La penumbra ocultaba la suciedad del suelo y de las paredes, llena de basura y a saber que otras cosas más que desprendían un olor nauseabundo y putrido. Y para colmo, se mezclaba con el olor a humo que mientras caminábamos hacia el gran paredón del final, se volvía más espeso.
De no ser por que las palabras se negaban rotundamente dejar mis cuerdas vocales, le habría pedido a Percy por favor que haga saltar alguna tubería para limpiar un poco el ambiente tan pegajoso.
Y a decir verdad, no era la única que lo pensaba. Bastaba con ver la cara de los demás para saber que deseaban terminar con esta absurda mision lo antes posible.
Cuando por fin nuestros cuerpos chocaron con el paredón, me permiti hablar.
- ¿Ahora que?Annabeth palpó la pared con las dos manos, y cuando llegó al medio, se paró en seco.
Nos hizo una seña con la cabeza para que nos acercaramos.
- Ésta es la cerradura de la que les hablé- nos dijo. Más que una cerradura parecía un candado. La tenía entre sus dedos. Se desprendían de la pared, atada a lo que parecia ser un tipo de ganchillo clavado en el paredón. Tal como nos había dicho, no tenía ninguna abertura para meter alguna llave.
Percy le preguntó si había visto la manera en la que los ciclopes habían entrado, pero ella negó contándonos que cuando había doblado la esquina, los ciclopes habían desaparecido.
- Caminé hasta aquí y me encontré solo la cerradura- dijo. Se había quitado la gorra y tenía una expresión de pura concentración.
Desde que la conocía, me di cuenta que Annabeth tenía una solución inmediata a casi todos los problemas, y no saber cómo entrar al taller le molestaba.Nico la agarró para inspeccionarla más de cerca.
Deseé con todas mis fuerzas que Nico me mirara para un poco de tranquilidad, pero fuera de lo que acabábamos de hablar sobre los defectos fatídicos, pareciera que se negaba rotundamente a dirigirse a mí.
Solo anhelaba que no fuera por saber el suyo. Le venía ocultando cosas desde mucho, pero no quería que se derrumbara en esta situación clave.
Lo deje pasar, no era momento para pensar en él.Unos segundos y Nico también se dio por vencido.
Percy imitó a sus dos amigos, pero por más que la golpeara contra la pared, la mordiera y de haberle pegado una tajada con contracorriente, la cerradura seguía intacta.Resoplando por el esfuerzo, Percy se dirigió a mí
- Solo quedas tu, flor de lirio.Con un poco más de seguridad (el saber que ellos no habían podido abrirla, hacia que me sintiera mejor. Si no la abría yo no tendría de que avergonzarme) tomé la cerradura entre mis manos.
Le di vuelta unas cuatro veces, acerque mí cara a ella para poder verla mejor y le limpie el hollín de su superficie. Todo en vano.Al parecer no había forma de que se abriera.
Estaba a punto de darme la vuelta y decirles que me parecía mejor idea volver al campamento a llorar por la misión fallida cuando ocurrió algo.
El ganchillo de la cerradura se estiró como un resorte haciendo caer el candado/cerradura con un ruido seco en el suelo.
Luego de ellos, el paredón empezó a temblar.
Lo primero que se me vino a la cabeza fue "terremoto" o "los ciclopes están saliendo para comernos".Tras los escombros que caían de lo alto, con mucha dificultad vi como desde el lugar donde estaba clavado el ganchillo, una grieta se iba formando a lo largo.
Esta vez no me importó cuan rehuidizo se encontraba Nico, lo agarré del brazo y me pegué a él. Cerré los ojos con fuerza, y por más que todo a mí al rededor temblaba, percibí que Nico se tensó.
Luego de los segundos más interminables de mí vida en los que pensé que iba a ser mí final, un ridículo final: murió enterrada bajo una columna de ladrillos; la tierra dejó de moverse.
Abrí los ojos y me arrepentí al instante de hacerlo. Todo el polvillo cayó en ellos dejándome cegada por unos instantes. Me obligué a desprenderme de Nico para tapar mí cara con las manos.
Un ataque de tos colectivo nos sucumbió a todos.
En vano Percy trataba de disipar la gran oleada, que no nos dejaba respirar correctamente, con los brazos.
Cuando pude adaptarme un poco más, me acerque a tientas al candado que había caído a unos centímetros de dónde estaba parada.
Lo levanté y con mí manga lo frote para limpiarlo un poco.
Los demás vinieron hacia mí para poder verlo mejor.La sorpresa en mí rostro se hizo presente. Solté una bocanada de aire y me quedé viendolo estática.
Nico se asomó por mí hombro, podía sentir su respiración igual de pesada que la mía.- Es asombroso- suspiró Percy.
El frío y aburrido candado que antes habíamos visto, lleno de polvillo había dejado entrever un tallado tan fino que de no haber sido por un ojo bien crítico habria pasado por alto.
Lo gire para verlo mejor. Tenía una forma de cruz invertida cuyo extremo de arriba se doblaba formando un gancho. Una medialuna lo traspasaba por el medio.
- Es el símbolo de Perséfone- dijo Annabeth- Se la representa de esta manera, pero no es muy común.
- El símbolo de Perséfone es una flor- dijo Percy- A Lilia la reconocieron así.
- Si, lo sé- se quedó mirando a la nada unos segundos- Pero este símbolo... Se lo utiliza para cuando se refieren a ella como soberana del reino de Hades.
- Osea que estamos hablando de Perséfone del inframundo- concluyó Nico con el tono molesto característico de cuando se dirigía a ella, a su madre.
Era extraño que Nico no la quisiera. Si, se que las madrastras tienen mala reputación casi siempre, pero no todas son así. Mí madre no podría ser así ¿O si?- Por eso se abrió a tu tacto Lilia- dijo Annabeth girandose hacia mí- Tal vez solo algún descendiente de Perséfone debía abrirlo.
- Pero ¿que tiene que ver mi madre en todo esto?
Nos miramos entre nosotros.
Un sabor amargo de instaló en mí boca, si era lo que estaba pensando...
Sacudí mí cabeza tratando de alejar esas ideas.- La única manera de averiguarlo es entrando- señaló Nico.
A paso seguro, se acercó a la grieta, la cual se había abierto monumentalmente dejando así es espacio suficiente para que una persona de tres metros de alto y casi dos de ancho pasarán por él. En conclusión la entrada perfecta para un cíclope.
La entrada perfecta para una muerte segura.
Se dio la vuelta antes de poner un pié dentro. Y lo que hizo creo que dejó a todos pasmados.
Estiró su mano en mí dirección invitandome a tomarla. Me sonrio, lo suficiente como para que solo yo lo notará.
No dude en aceptarsela. Si iba a morir, entonces que sea con él.
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Los Reyes del Inframundo ━♛ (ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ)
Genç Kurgu(𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐜𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞 𝐞𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧) 𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐃𝐈 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐎 ha estado pasando sus días en el Campamento Mestizo, tendrá que ir a buscar a una nueva semidiosa, que tal vez ponga todos sus sentidos alerta y su mundo de sombras patas arriba...