XXXIX

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(N)

El olor y el humo hacian picar mí nariz y ojos. También mí garganta ya que intercalaba la respiración nasal y bucal.
De no ser porque tenía a Lilia agarrada a mís manos, podría taparme los agujeros de mí cara para que el aroma a ciclopes no me revolvieran las entrañas.
Pero no me quejaría.

No lo admitiría en voz alta. Nunca. Pero el tacto de ella en mí piel me tranquilizaba de una manera alarmante.
Lo necesitaba, era mucha información que procesar en mí cerebro y no me creía capaz de aguantar con una expresión de indeferencia.
Aún seguía enojado. Enojado con Bianca, con mí padre, con los romanos, con los dioses. Con la vida en general.
Pero esa última cosa tenía un lado bueno, y es que en mí vida estaba Lilia para que no perdiera los estribos.

Me sentía más conectado a ella, un lazo invisible de confianza. Después de todo me había visto en un momento de debilidad enorme y estoy seguro de que no cualquiera habría reaccionado con el mismo tacto apaciguado de ella.

Bueno, volvamos a lo nuestro...

La abertura se volvía más ancha y alta a medida que avanzábamos.
Debería haberme sacado un poco de miedo, ya que no soportaba los espacios pequeños y angostos, pero la sensación de enormidad a tu alrededor te hace sentir más que indefenso.

- Esperen- dijo Annabeth.
Nos detuvimos de golpe, nerviosos y sudados.

- No es buen momento- le susurre- Si no se enteraron de que abrimos su guarida, pronto lo harán y será más difícil.

- Lo sé, pero necesitamos un plan- replicó

No sería Annabeth sin tener la necesidad de mantener todo controlado.
Me limité a contradecirla pero sería en vano. Ella siempre debía seguir un plan y no había nadie en el mundo que la hiciera cambiar de opinión... excepto tal vez Percy.
Pero Percy no estaba mejor que ninguno, así que se puso al márgen de escucha.

Annabeth empezó a explicarnos tácticas demasiado rebuscadas para mi gusto: Percy atacaría, yo me ocuparía de la distracción, ella daría las órdenes con su gorra puesta y siempre mantenía a Lilia a un lado, alejada del peligro.
Sentí un apretón en la mano y Lilia tensandose a mí lado. Luego ella tomó aire y reclamó:

- Yo también quiero luchar, Annie.

Annabeth la miró entre molesta (seguro porque había cuestionado su estrategia) y preocupada- Lilia a lo que nos enfrentamos, no son dioses amables, ni tampoco algún loco que te quiera meter en un frasquito. Tampoco pilas de chatarra ni estatuas que hablan... Es mucho peor.

Ignoré el hecho de que llamó a Hades "loco", porque estaba molesto con él. Y porque tenía razón...

- Lo sé, pero...- dijo Lilia

- No tienes experiencia, lo siento. Es por tu bien, podrías...

-¿Arruinar la misión?- pregunté.

Me parecía absurdo que en todo este tiempo Lilia había tenido poco protagonismo en cuanto a su propia misión.
¿Cómo esperaba Annabeth que adquiera experiencia si no la dejaba luchar contra el verdadero peligro?

- No, no es eso- dijo firme. Tomó aire- No quiero que le suceda algo.

Lilia me soltó de la mano. Se acercó a ella para no tener que alzar tanto la voz
- Annabeth, quiero luchar. ¿Cómo tendré experiencia si no me dejas enfrentarme a monstruos de verdad? Al verdadero peligro.

Está bien, pensamos igual. Que miedo.

Annabeth asintió, aún poco convencida.
Su plan primario pasó al olvido. Improvisaremos, de todas maneras en el campo de batalla no se puede pensar mucho y es difícil recordar tácticas cuando estás al borde de la muerte.

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2021 ⏰

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Los Reyes del Inframundo ━♛ (ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora