XXXV

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(N)

Me quedé sin palabras
Todo ahí abajo era tan sobrio, tan impoenente, tan noble.

Eso sí, no se sentía tan antiguo como cuando entrabas a la armería del campamento, pero esto parecía literalmente Roma.

Con razón lo había confundido.

Caí envuelto en sombras en un pabellón alejado de las construcciones que se asemejaban a bases militares de construidas en cuarzo y arenisca.
Las antorchas alumbraban un poco el lugar y hacían que no me sintiera tan aterrado de lo que ya estaba.

No debería estar aquí, y lo sabía. Pero la curiosidad me carcomía y cuanto antes terminara esto, más rápido volvería a la principal misión.

Caminé hasta toparme con una pared y me quedé allí hasta reunir el valor para seguir.

No se sentian ruidos, dudaba que hubiera personas allí, o monstruos, pero mi padre dijo que hablara con "ellos".

Dioses, preferiría un padre menos metiche.

Enojado y olvidando el temor salí y comencé a avanzar por una calle para llegar al templo principal.
Si quería comunicarme con alguien debería llamar la atención.

La noche se alzaba en su más grande apogeo. La luna a mi cabeza era enorme, estaba despejado y corría una suave brisa.
Nadie pensaría que dentro de poco todo nuestro mundo se pondría de cabeza. Y que todo lo que conocíamos podría sucumbir.

Hasta yo, en mi ignorancia, que golpee fuertemente las inmensas puertas iluminadas por antorchas y aguarde a que alguien saliera.

Si hubiera sabido lo que nos esperaba, si tan solo hubiera podido ver el futuro y todo lo que sufririamos, me hubiera dado la vuelta y me hubiera encerrado en mi habitación del inframundo para no salir de ahí en lo que restaba de mi vida.

Pero en el momento en el que el cerrojo se movió y frente a mis ojos apareció un chico que parecía una copia mal labrada de Will Solace, pálido y flaco en un pijama de ositos y con un tapaojos color rosita en su cabeza, dije:

-Esto tiene que ser una broma.

El chico se frotó los ojos y cuando entornó su vista hacia mí su seño se frunció y su boca adoptó una mueca para nada agradable.

- ¿Quien eres y porque interrumpes mis sueñ...digo mis visiones?

No podía mirarle a la cara porque estaba concentrandome en no reirme de su apariencia de una niña de cuatro años con un claro complejo obsesivo hacia peluches de felpa.

El "niño oso de peluche demacrado" escondió se escondió tras la puerta dejando solo su cabeza a la vista al notar que lo miraba.

-Dime quien eres extraño o daré la alarma a la legión que te ataquen.

Levanté mis mano en son de paz. No sabía quienes eran la legión o si en verdad me atacarían pero no querría que ocurriese de alguna forma.

- Soy Nico di Angelo- y dudando dije a continuación- Embajador de Plutón.

Su rostro pasó del enojo, al temor y luego a la confusión.

Cerró la puerta en mis narices tan rápido que podría haber pasado inadvertido.

Luego de unos segundos de trance, la indignación brotó en mí y aporree la puerta aún con más fuerza que la primera vez.

Esta volvió a abrirse y el chico rubio salió cerrandola tras él.

- Escucha niño...

- Te dije que me llamo Nico.

- Nico- dijo con un extraño y preocupante tic en su ojo- ¿Que es lo que quieres?

Los Reyes del Inframundo ━♛ (ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora