(N)
Seguir lamentandome no iba a servir de nada.
¿Ya mencioné que no había tiempo?
No lo había. No estaba en mis planes que mi padre en su "infinita bondad" me trajera hasta aquí.
Si, en el fondo se lo agradezco, porque de no haber sido así yo seguramente estaría aquí también, pero en el papel de muerto.Me levanté del suelo y emprendí el camino de regreso al palacio. Para eso debía cruzar los Campos de Asfodelos.
No era muy lindo que digamos, aunque cuando ya llevas un tiempo aquí abajo te acostumbras a los gritos de lamento y desesperación.
Intentaba abrirme paso entre las almas que vagaban sin rumbo. Como era un hijo de Hades, yo si podía tocarlas, y no simplemente traspasarlas como el resto de los semidioses.
Tardé lo que pareció una eternidad, pero no estaba seguro ya que en el inframundo lo que te parecen siglos solo pueden haber pasado segundos.
Esa incertidumbre poco me importaba, pero no hoy.Hubiera utilizado el viaje sombra de nuevo, pero no tenía fuerzas. Debí haber previsto eso antes de salir encaprichado. El ser compulsivo a veces me costaba mucho.
Al poner un pie en el palacio me largué a correr hacia la sala del trono nuevamente en un mismo día.
Choqué con unos cuantos criados de mi padre antes de volver a tener las grandes puertas frente mío.
Los guardias las abrieron y me adentré lo más rápido que pude.
Me lleve una gran decepción al no encontrar a mi padre ni a Demeter dentro (Vaya, jamás creí que diría eso)Corrí a toda velocidad hacia mi cuarto. Si mi padre no iba a ayudarme, tendría que irme solo.
Del pequeño ropero que pusieron en mi oscura habitación saque una remera y pantalones limpios, y los metí en una bolsa que encontré por ahí. Al salir la aseguré con llave, muchas veces me había encontrado con restos de huesos dentro.
Rebusque en la cocina del palacio, aunque solo había frutas y cereales (cortesía de Demeter). Meti toda provision que pude y me decidí a abandonar ese lugar.
- ¿Te vas sin antes siquiera haberme saludado?
Me helé en el lugar. Ni siquiera había puesto un pie fuera de la cocina.
Maldecí por lo bajo.No era necesario darse vuelta para saber de quién provenía esa voz. Cargada de odio y resentimiento hacia mí. Me cansé de escucharla una y otra vez despotricando hacia mi bendita madre y Bianca.
Efectivamente, mi madrastra estaba detrás mío.
Era tan distinta a como muchos la describían. Mortales, no tienen ni la menor idea.
Persefone era el claro ejemplo de una persona con "dos caras".Llevaba su vestido negro, largo y abundante en pedrerías. Amatistas, rubíes, cuarzos y cualquier otra gema preciosa que se imaginen coronaban su cabeza. Su largo pelo negro como el azabache le llegaba hasta casi la cintura.
Su piel, no era tan pálida como la mía o la de mi padre, pero no se quedaba corta.
En sus dedos llevaba un montón de anillos de oro, y su mirada llena de oscuridad me observaba fijamente.Me dejaban en claro que ella era la reina ahí, y que yo solo era un intruso más. No era bienvenido en ess lugar.
Jamás la vi en su forma de diosa. Para mí cabeza era imposible imaginarla llena de flores y de luz, y música y pequeños animalitos saltando al rededor de ella. Simplemente en mi cabeza no podía caber la idea de que Lilia era hija de este monstruo.
Una pequeña sonrisa amenazaba con salir de sus labios, pero se notaba que estaba conteniendola.
Se acercó a paso lento hacia mí y me miró fijamente.
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Los Reyes del Inframundo ━♛ (ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ)
Teen Fiction(𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐜𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞 𝐞𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧) 𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐃𝐈 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐎 ha estado pasando sus días en el Campamento Mestizo, tendrá que ir a buscar a una nueva semidiosa, que tal vez ponga todos sus sentidos alerta y su mundo de sombras patas arriba...