XXXVII

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(L)

Toronto, Canadá.

Siempre había querido visitar esta parte de Canadá. Es tan hermosa.
Si tan solo estuviera en otras condiciones...

Bajamos del camión y nos escondimos detrás de unos arbustos al lado de la carretera. La ciudad no estaba lejos y la oscuridad nos ayudaba a resguardarnos de las miradas de las personas que viajaban en sus autos.

- Aún no sé como siempre salimos aireosos de estas situaciones- exclamó Percy.

Y vaya que si, no confiaba mucho en la suerte, pero sabía que no ser vistos por absolutamente nadie en la carretera estando encima del camión tenía que ser acto de la Niebla.

Caminamos un buen trecho por el costado de la carretera, no había peajes ni nada que  nos detuviera para enviarnos a alguna comisaría local ¿Cuatro menores con la cara manchada y ropa sucia? Nos meterían en algún hogar de refugio. Podía imaginarme la cara de mí padre cuando me fuera a buscar... Dejando de lado los pensamientos, entramos a la ciudad sin inconvenientes.

-¿Tienes la dirección?- me preguntó Percy.

Saqué rápidamente el pedazo de papel. Los demas me rodearon para verlo.

Taller de Fuego
Toronto, Canadá

Vaya decepción...

- ¿Eso es todo?

- Los dioses no nos la iban a dejar fácil.

Bajé la mirada.

-¿Fue un dios no es así? ¿El que te entregó eso?

Guarde el papel de nuevo sin levantar la vista.

-Si, eso creo- mentí mirando a Nico velozmente- No me dijo su nombre...

- Maldición- exclamó Percy.

- No maldigas- le reprochó Annabeth.

-No, mira.

Señaló sobre su hombro y giramos a mirar.

- Maldición- susurró Annabeth- Agachense.

Sin dudarlo nos apretujamos detrás de un árbol.

- ¿Que hacen esas cosas aquí?- pregunté.

- Shhh, pueden olernos. Si nos escuchan, será peor.

Aguante la respiración lo más que pude, cerré mis ojos y tome la mano de Nico.
El se tensó a mi lado pero no lo solté.

Los pesados pasos se fueron alejando lentamente y no fue hasta que casi no los sentí retumbar por todo mi cuerpo que pude volver a respirar tranquila. El miedo, verdaderamente es horrible.

Annabeth asomó la cabeza.

- Aún se los ve- dijo. Se colocó su gorra de los Yankees y desapareció bajo ella.

- Ey ¿que haces?- le detuvo Percy. Era extraño ya que parecía estar agarrando a la nada.

- Seguirlos.- contesto como algo obvio.

- ¿Estás loca?- Percy palpó hasta llegar a su cabeza y le quitó la gorra, Annabeth y su seño fruncido aparecieron al instante.

- Razona imbécil- dijo esta- Taller de Fuego. Bien. ¿Que monstruos son inmunes al fuego? ¿Y de qué estuvimos hablando en el camión?

Los Reyes del Inframundo ━♛ (ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora