Los Reyes del Inframundo ━♛ (ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ)

XIII

(N)

Verán, cuando eres un semidiós estás en constante peligro.

Tiene sus ventajas: aprendes a no confiarte de todo mundo, defensas básicas como uso de una cuchilla, tus sentidos se incrementan...

Pero a veces no es suficiente. El miedo siempre está presente y calmarlo no es fácil.

Ustedes dirán "pero Nico, eres un hijo de Hades".

Eso no les interesa a los monstruos.

No importa si eres un dios, una arpía, una planta, un hijo de Zeus o un hijo de Deméter. Ellos te atacarán siempre y cuando los provoques.

Era el último de la fila y cuando Rachel gritó desvaine mi espada listo para atacar.

-¡Ahhhhhhhhh!

Un segundo...esa no era la voz de Rachel.

Me abrí paso entre mis compañeros y Percy hizo lo mismo.

Había un gran bulto en medio de la basura.

Nos miramos con Percy y con un asentimiento de cabeza nos entendimos en seguida.

Rodee la basura hasta posicionarme atrás de ella y Percy tenía a contracorriente lista para defenderse en caso de que lo que sea que estuviera ahí saltara.

- Ya- me dijo Percy solo moviéndo los labios.

Tomé la bolsa que ocultaba a ese ser y la lancé lejos, rápidamente me lancé sobre la cosa y la inmovilice para que Percy pudiera matarla.

-No, no- gritaba. Parecía una voz humana cargada de temor- Por favor no me maten, soy inofensivo.

Pare de forcejear y me incorporé para ver qué o quién era el que había estado oculto.

La cosa prendió una pequeña lámpara de aceite e iluminó su cara.

Era un hombre de no más de treinta años con aspecto de vagabundo, cara barbuda cabellera ruluda que le llegaba a un poco más abajo de sus hombros.Llevaba unos ropajes extraños, una toga o túnica roja con una capa beige y sandalias de cuero.

Su cara denotaba verdadero terror por la escena antes efectuada.

-¿Quienes son y porqué quieren matarme?- dijo rápido y en un chillido el hombre.

Al ver que no había peligro en él les indiqué a los otros que bajarán sus espadas e improvisados palos.

- Eso no importa- dije- ¿Quién es usted?

El hombre me miró con una mezcla de indignación y exclamó:

- ¡Cómo osan decir no saber mi nombre!- se paró dificultosamente y tambaleante.

Lo miré tratando de descifrar si lo había visto alguna vez. Su cara me sonaba de algún lado...

- ¿En..en serio no saben quién soy?

Rachel negó con la cabeza apenada. Seguro pensaba que era algún loco de la calle, y parecía uno.

- ¡Yo soy Belerofonte! ¡Famoso héroe y príncipe griego! ¡Yo maté a la Quimera con mis propias manos! ¡Yo fui el que domó a Pegaso y montó sobre él hacia el Olimpo!

Touche.

De ahí me sonaba. El gran héroe griego que había podido vencer a la madre de todos los monstruos y al caballo alado más inquieto de toda la mitología. Pero el ego lo llevó a su final.

- Un momento- le cortó Will- ¿Belerofonte? ¿El verdadero Belerofonte? ¿No tendrias que estar muerto?

Annabeth parecía estar recalculando en su cabeza algo importante.

- Si, caíste de miles de metros, ¡te moriste! Y aunque no hubiera sido así, tu historia transcurrió hace muchísimos años. Deberías estar bajo tierra...sin ofender.

Que yo supiera, Belerofonte nunca alcanzó la inmortalidad. Por lo que sería imposible que aún estuviera vivo. Pero estaba aquí, al frente nuestro, en un basurero.

- Lo sé, muchas gracias- dijo dándose aires- Supongo que Pegaso aún anda por ahí mofándose de mí por haberme tirado de su lomo.

- Emm, tu te caíste. El no te tiró- le dije

Belerofonte me lanzo una mirada fulminante.

- Eso no interesa- dijo- Lo importante es que estoy de vuelta, y podré vengarme de esos dioses maleducados. A excepción de la bella Atenea, se merece el universo entero.

Belerofonte adoptó un aire ensoñador y se quedó así por unos segundos.

Les hice una seña a los otros para que nos apartaramos y pudiéramos hablar tranquilos.

- Esto no es normal- les dije- No pudo volver a la vida así como así, no es tan sencillo.

- Y tú cómo lo sabes chico zombi- dijo Will con una sonrisita.

- Solo lo sé- le respondí enojado.

- Ok, ok, esperen- dijo Lilia tratando de acomodar sus ideas- Ese que está ahí es Belerofonte. El semidiós hijo de Poseídon que quizo tentar a su suerte y subir al monte Olimpo y Zeus le lanzó un rayo y lo mató.

Asentimos con la cabeza.

- Entonces, ¿como es que está aquí?

No era buen momento para contarle mis sospechas, luego tendríamos tiempo.

Ahora lo importante era, aclararlas. Y lo haría con este vagabundo.

- Oye, tú- gritó Percy al hombre- Dices ser Belerofonte, y que mataste a Quimera ¿Cómo dices que lucía?

Belerofonte escarbó en lo más profundo de sus recuerdos. Estar fuera de circulación por unas cuantas décadas ya es difícil, no quiero imaginarme estar por miles.

- Era muy fea- dijo al final- cabeza de león, cola de serpiente venenosa...

Belerofonte se estremeció con solo describirla.

- Pero la vencí- dijo señalandose- y ya no existe.

Percy se volvió hacia nosotros

- Dice la verdad. No podría olvidarme de ese chihuahua ni aunque quisiera. Es Belerofonte.

Percy había luchado contra Quimera y Equidna, su madre, en su primera misión y también la había vencido. Belerofonte ya estaba demasiado tocado con su caída, decirle que una de sus enemigas aún podría estar rondando por estos parajes lo mataría nuevamente.

- Si de verdad eres Belerofonte- le pregunto Rachel- Que haces aquí en San Francisco

Belerofonte frunció el seño.

- ¿San Francisco? Pensaba que estabamos en Corinto...Bueno, ya fue. La cosa es que estaba paseando por lo Campos de Asfódelos hablando conmigo mismo y ¡pum! Una abertura en la pared. Siempre me metía en problemas, así que uno más no me haría daño...igual ya estaba muerto ¿verdad? Caí aquí en este basurero y ella me dijo que debía quedarme aquí hasta que seis semidioses llegarán a pedir mi ayuda. Me dijo que les contará lo que estaba pasando en el inframundo y podría volver a ser rey.

- ¿Ella? ¿Quién?.

Belerofonte se detuvo y apoyo una mano en su cabeza.

- No lo sé- dijo encojiendose de hombros- No me dijo su nombre. Pero si era una mujer muy hermosa, cabellera negra y larga y unos ojos rojos que te achicharrarían...

Nuevamente se quedó con la expresión de ensoñación. Debería controlará sus emociones. Chasquee los dedos al frente de él

-Dinos lo que sabes de la situación del Inframundo.

- Ya no está- me dijo mirándome significativamente- Se lo llevaron. ¡Y las puertas están abiertas! Pero tú misión, hijo de Hades, no es ésta. Más adelante caerás en una trampa por rescatar lo que es de tu hogar. Por ahora, concéntrate en recuperar el amado fuego de Hestia.

Belerofonte se volvió a tirar en la basura preparado para dormir

- Si no me necesitan más, los esperan en Arizona...Buenas noches, aún les quedan ocho días para encontrarlo. Buena suerte.