(L)
¿Hestia?
¿No era algo así como...la diosa de la comida casera?
Debería estar impactada, impresionada, al borde de un coma.
¿Estatuas que hablan y se mueven? Normal
¿Profecías que augurian cosas malas? Normal.
¿Que a una diosa se le robe su símbolo, la razón de ser lo que es? ¡Completamente normal!
Mi cabeza aún seguía dando vueltas, pero ya me estaba acostumbrando.
- Insinuas que a Hestia le robaron algo- dijo Will dirigiéndose a Nico- Qué entonces.
Nico dirigió su mirada hacia el árbol más cercano y frunció el seño
- El fuego.
-¿Quién sería tan atrevido para robar algo como un fuego?- dijo Rachel
Conocía un mito que se asemejaba a esta situación.
Prometeo, uno de los titanes más osados, había robado el fuego creado por Zeus y se lo había dado a los mortales para que pudieran utilizarlo y sacar buenos beneficios de el.
Zeus enojado, lo encadenó a una roca, con ayuda de Hefesto, y mandó a unos cuervos (¿o era un águila?) que le comieran el hígado.Si, siempre los dioses y sus venganzas extremas.
Hércules luego lo liberó en una de sus tantas hazañas, y...bueno supongo que ahora anda por aquí ya que todo esto es real.
- ¿Prometeo?- acoté.
La mirada de mis compañeros cayeron en mí.
Parecían un poco sorprendidos de que estuviera ahí. No había hablado mucho desde que salimos del campamento.
Me cohibian a tal punto de pensar en darme vuelta, tomar un autobús a Oregón y no volver jamás al campamento.
Ellos eran tan fuertes, y experimentados. Habían luchado codo a codo para vencer a monstruos, titanes, y otros peligros menores. ¡Hasta Rachel!
Y yo...solo era yo. Nadie especial, sin ningún destino heroico, comprometida con una misión importantísima pero sin saber que diablos hacer.
- No creo que Prometeo sea tan estúpido para hacer algo así de nuevo- dijo Annabeth y se volvió a los otros- Zeus le dejó muy claro que sería la última vez que haría algo como eso, y más ahora que se volvió contra los dioses al estar en el bando de Cronos. Además, se disculpó y parecía en serio muy apenado por lo que hizo. Estará escondido por un tiempo...
- Prometeo descartado- dijo Percy- Pero es una lastima, en serio quería darle su merecido en su arañada cara.
- Aún así, Prometeo no robó este tipo de fuego...- dijo Nico
Will lo miró alzando las cejas
- Es fuego, es lo mismo...
- No, no lo es. El fuego que robó Prometeo hace unos tres mil años no es el mismo que este. Hestia posee un fuego metafórico, la calidez del hogar, lo que mantiene unida a toda la civilización occidental. No es lo mismo. Si no lo recuperamos...
- Habrá otra guerta- terminó Annabeth- y no será nada bueno, los dioses se pelearán entre ellos.
-Entonces, quien querría hacer algo así.
Pensamos por un buen rato, sentados en los bancos del parque hasta que ya se hizo tarde.
- No podemos seguir perdiendo el tiempo- dijo Nico levantándose- Nos quedan tres días para hallar el fuego y devolvérselo a Hestia. Debemos ponernos en marcha.
- ¿Y a dónde iremos, chico zombi?- preguntó Will irónicamente- Lugares conocidos, ¡Hay millones de lugares conocidos!
Y cuánta razón.
Esta misión era literalmente imposible, no había oportunidad.
El solo hecho de pensar en todos los lugares que conocíamos nos llevaría una semana como mínimo.
- Por si ya se les olvidó- dijo Annabeth con una sonrisa de suficiencia- la arquitecta del Olimpo les hizo una pequeña lista.
Annabeth rebuscó en su mochila y de ella sacó el cuaderno con el que le había mostrado a Quirón que sería mejor empezar a buscar en el Central Park.
- Aquí era el primer y seguro lugar en el que encontraríamos aunque sea una pequeña pista. Y el segundo era el Olimpo, pero ya escucharon a Hans Christian Andersen, está cerrado. Y los dioses no nos ayudarán. Así que el tercer puesto lo tiene...San Francisco.
-¿San Francisco?- dijo Rachel alarmado- Pero si está lleno de monstruos.
- Si- acotó Will- Sería como tirarse de la punta del Empire State directo al mar, una muerte segura.
- No para mi- susurró Percy por lo bajo
Annabeth miró al cielo exasperada.
- ¡No hay otra opción! Podemos buscar a algunos monstruos, asustarlos y sonsacarles información. Será pan comido. Si alguien sabe de problemas y conspiraciones contra los dioses son ellos.
Hubiera dado mi opinión si no hubiera estado tan atónita.
Había ido un par de veces con mi padre a San Francisco y jamás vi a ningún monstruo por las calles, o intentando matarme.
La Niebla sí que era poderosa.
Pero eso no me calmaba, significaría que si había algún peligro tendría que pelear. Y ni siquiera tenía armas.
- Bien, entonces...en que vamos hasta San Francisco- preguntó Will.
-¿Avión?- acoté.
Percy abrió los ojos como platos.
- Oh, no, no, pasó de eso.
-¿Por qué?
- Zeus me odia- me susurró- el cielo es su reino, me mandará un rayo y saldré volando por la ventana. Un avión no es un buen lugar para un hijo de Poseídon.
- ¿Autobús entonces?.
- Tardaríamos demasiado- me cortó Nico- ustedes cuatro, vayan al aeropuerto y compren sus pasajes de avión hacia San Francisco. Con Percy iremos en otro transporte.
- O..otro transporte- Percy trago en seco- no estarás pensando en...
La mirada de Nico lo decía todo, sus ojos irradiban un brillo que te harían pensar o que era un psicópata o que era demasiado inteligente. Y las dos te daban miedo.
- No hay tiempo que perder,- dijo Nico- corran, los veremos allá.
Se paró y se alejó hasta cruzar la calle hacia un bar, Percy pareció entender la indirecta y, pálido, se despidió de nosotros.
Me preguntaba que transporte haría a Percy ponerse así.
- Pongámonos en marcha- nos incitó Annabeth.
Tomamos un taxi hacia el aeropuerto y cuando llegamos allí, compramos cuatro pasajes hacia San Francisco.
No sabía lo que verían los mortales, cuatro adolescentes sin pasaporte y casi sin dinero tomando un vuelo de siete horas sin supervisión adulta. Pero no parecía importarles.
Me senté junto a Annabeth e inmediatamente me quedé dormida, no había podido descansar bien en la noche.
Solo esperaba no soñar de nuevo
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Los Reyes del Inframundo ━♛ (ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ)
Teen Fiction(𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐜𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞 𝐞𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧) 𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐃𝐈 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐎 ha estado pasando sus días en el Campamento Mestizo, tendrá que ir a buscar a una nueva semidiosa, que tal vez ponga todos sus sentidos alerta y su mundo de sombras patas arriba...