XIV

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(N)

Mis sospechas eran ciertas. Esas aberturas que había visto no eran cosas a la ligera, como me había dicho mi padre.

La última vez que había bajado al inframundo (no más de una semana) me había fijado que faltaban muchas almas en los Campos de Asfódelos...y ellas no teníaa opción que renacer.

- Hay que ir a Arizona- dijo Annabeth- ¿Alguna idea?

- A pie no podemos ir- dijo Will- Hay un tren que sale dentro de una hora directo a Gila Claw, si nos apuramos podemos colarnos en los vagones de carga.

No dijimos más. Nos dirigimos corriendo hacia la estación que Will nos indicó y de suerte alcanzamos uno de los vagones que estaban casi al final, vacios, solo con unos cuantos bloques de heno a los costados.

Percy y Annabeth se dirigieron hacia una esquina donde abrieron sus bolsas de dormir y se echaron.

Rachel y Will hicieron lo mismo un poco más alejados de ellos y se durmieron al instante.

Estaba por hacer lo mismo cuando unos pequeños sollozos me detuvieron.

Me giré y me encontré a Lilia sentada con los pies afuera de las parcelas del vagón mirando los pastos verdes pasar sobre sus pies.

Tenía una mirada perdida y cargada de melancolía en sus ojos vidriosos. Sus mejillas casi siempre estaban sonrosadas, lo que la hacia verse tierna y muy linda. Y sus cabellos finos como pequeños hilos de oro le caían como una cortina dorada en sus hombros.

- ¿Estás bien?

Me acerqué a ella cuidadosamente tratando de no espantarlos.

Me senté junto a ella, hasta que volvió su vista hacia mí.

- Si- dijo sorbiendose la nariz- Es solo que...extraño mi hogar, y a mi padre. Nunca estuve separado tanto tiempo de él. ¿Entiendes?

Quería entenderla...pero no podía.

No sabía el significado de familia.

Zeus había matado a mi madre cuando tenía dos años, y mi padre nos había enviado a mi hermana y a mi a un hotel Casino mágico que te congelaba en el tiempo.

Y cuando salí, inmediatamente fui a un internado donde unos monstruos intentaron matarme.

Luego, Bianca murió. Pero aún seguía viéndola...a veces...en su forma de fantasma.

No conocía a mi madre y jamás la vi, solo en un recuerdo. Y mi padre raras veces hablaba conmigo, sin contar que me consideraba como un estorbo.

Así que...no, no entendía a Lilia.

- El está bien- dije tratando de calmarla- No le ocurrirá nada, los monstruos no van por ahí matando mortales...no, siempre.

- Si que sabes cómo consolar a las personas- dijo con una risa irónica.

Se quedó mirando las granjas pasar con aire pensativo, el sol se había puesto ya hace varias horas. Debían ser como las una de la madrugada. La luna brillaba casi en su punto más alto y las estrellas la acompañaban.

Habría sido una noche tranquila y hermosa, para disfrutar si no fuera que estábamos en medio de una misión para recuperar el fuego de Hestia de unos monstruos seguramente peligrosos.

-¿Cómo descubriste que eras un semidiós?

Quedé un poco desconcertado con esa pregunta. No me la esperaba, nadie me había preguntado cómo llegue al campamento mestizo.

- Em, yo...- ¿confiaba lo suficiente en Lilia para contarle toda la historia? No, apenas la conocia- Percy, me rescató junto con Annabeth y Thalía Grace, hija de Zeus y Grover el sátiro. Vivía en un internado junto con Bianca y ¿recuerdas ese monstruo del que te hablé cuando te busqué? Nos atacó... pero llegaron las Cazadoras de Artemisa como refuerzos. Luego Apolo nos llevó en su autobus hacia el campamento sanos y salvos.

Lilia se quedó mirandome sorprendida.

- Una gran historia- dijo- ¿Cuántos años tenías?

- Diez

Su rostro volvió a adoptar la expresión de sorpresas.

- ¡Pero si eras un bebé!- dijo riendo

Le lancé una mirada de odio.

- No era un bebé, ya era grande y sabía defenderme solo.

- Suenas como un bebé.

No pude evitar admitir que tenía razón. Le sonreí de medio lado.

De alguna forma está chica sacaba algo bueno de mí. Y era espeluznante.

Me había prometido que me mantendria alejado de ella. Era hija de Perséfone, y no me llevaba muy bien con ella.

Las madrastras muy pocas veces y con suerte son buenas y dulces.

Y la reina del Inframundo no lo era.

Pero no podía hacerlo, me atraía como un imán. Me preocupaba por ella y no sabía el porqué.

- ¿Quién es Bianca?- dijo poniéndose roja.

- Es mi...

-¡Ahhhhhhhh!

Me giré rápidamente y desenvainé mi espada listo para atacar.

Pero me lleve una sorpresa.

Annabeth había saltado de su saco de dormir y estaba parada encima de Percy, el cual parecía estar a punto de expulsar sus ojos y sus pulmones por su nariz.

- ¡¡Una araña!!¡Matala! ¡Matala! ¡¡Percy sácala de aqui!!

Will logro encontrar una linterna de su bolso y quitar a Annabeth de encima de Percy y colocarla encima del heno.

Rachel había agarrado una de sus zapatillas lista para darle a la araña en cuanto la encontrará.

Veran, cuando eres un hijo de Atenea, una araña te aterrara más que un cíclope o que algún monstruo horrible y peligroso.

Esos lindos bichitos de ocho patas y varios ojos, serían mortales para ti.

Venia por herencia, por el pequeño intrincado entre Atenea y Aracne.

La pobre joven había retado a la diosa a un concurso de hilado y habían empatado, pero por haber faltado el respeto de Atenea, esta la convirtió en una araña.

Y Aracne se las agarra con sus hijos. Los dioses, como siempre, lavándose las manos y dejándoles el trabajo duro a los semidioses.

Rachel logro encontrar la araña y aplastarla.

Tardamos un poco en hacer que Annabeth se calmara y que Percy volviera a respirar con normalidad.

Tire mi bolsa de dormir al espacio más apartado de todos.

Tenía que pensar y tranquilizarme sobre todo lo que estaba sucediendo.

Y mis sueños no me ayudaron en lo absoluto

Los Reyes del Inframundo ━♛ (ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora