Capítulo 30

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Sentí un tirón en mi pelo y me desperté de golpe

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Sentí un tirón en mi pelo y me desperté de golpe. Mire al susodicho quien me había tirado el pelo y vi que Tomás se estaba haciendo el inocente mirando al profesor de matemática. Volví apoyar mi cabeza en la mesa e intente volver a quedarme dormida. Pero Tomás, volvió a darme un apretón en la pierna.

Lo fulmine con la mirada y en este momento quería matarlo. Joder porque no me deja dormir durante la clase.

—Déjame dormir—chille.

Tomás me miro de reojo y sonrió de lado.

—Despierta floja—él se acercó y me dio un rápido beso—te quiero despierta "butterfly".

—Jódete—dije volviendo apoyase en la mesa y cerrar los ojos.

Tomás soltó un gruñido y me tiro un papel en la cara. Me senté bien e intenté poner atención a la clase, pero simplemente mis ojos cerraban y ahora en lo único que podía pensar es en mi cama y nada más. Ni siquiera tenía ánimo de hablar con Tomás, solo quería dormir, ya no tenía energía en mi cuerpo.

—Eres una floja—me susurro Tomás.

—Y...tu un sabiondo—puse los ojos en blanco.

—Ya, me estas insultando de nuevo "butterfly". —Él se llevó la mano al corazón e hizo una mueca—quiero que sepas que me duelen mucho tus insultos.

Después de las dos horas más largas de mi vida, por fin se acabó el maldito lunes. Caminaba tranquilamente de la mano con Tomás a su jeep. Tomás, me abrió la puerta e hizo una reverencia y no pude no reírme de él, era tan tierno y romántico.

—Bueno pequeña, ¿Qué quieres hacer? —preguntó él.

—¿Y si vamos a tu departamento a ver una película? —propuse.

Tomás levanto una ceja.

—Aja, solo a ver una película—dijo travieso y coqueto. Puso una mano en mi muslo y tragué duro.

—Tomás—sofoqué un grito y me puse roja como un tomate.

— ¡Que yo no he dicho nada! —Exclamo haciéndose el ofendido—tú eres la de la mente sucia.

—Imbécil.

— ¡Oye escuche eso!

Lo fulminé con la mirada y él me regalo una sonrisa. Tomás, puso su jeep en marcha y salimos de estacionamiento de la universidad. Después de una hora llegamos, por fin a su departamento.

—Adelante mi lady—dijo Tomás dejándome entrar primero a su departamento. Dejé mi mochila en el sillón y me acerqué a la enorme ventana. Tomás puso sus manos en mi cintura y me pego a su pecho. — ¿Quién era el chico con el que estabas hablando en la universidad? —soltó de repente.

Me di la vuelta. Tomás estaba serio y estaba esperando una respuesta. Pero sabía que si le decía quién era se enojaría e incluso le iría a pegar a Javier y no quiero que Tomás se meta en mi pasado.

—Un viejo amigo, se trasladó hace poco a la universidad—la mentira salió de mi boca, sin remordimiento—no tienes por qué preocuparte.

Tomás me mira fijamente a los ojos.

— ¿Segura? —insistió de nuevo.

—Claro. No tengo porque ocultarte algo, no te pongas celoso.

Tomás me soltó y se cruzó de brazo.

—No estoy celoso...solo hay algo que...—me miro de nuevo por un largo rato—nada olvídalo.

Solté el aire que me estaba aguantando. Tomás camino al sillón y le dio unas palmaditas para que me sentara con él. Camine a donde estaba él.

—No quiero que es te cerca de él, Samantha—suelta de repente Tomás.

—Tomás, ¿es en serio? —pregunto frustrada

—Muy en serio.

Pongo los ojos en blanco y me levanto del asiento.

—Tú no puedes decidir con quien puedo juntarme y punto—digo molesta. Tomás se para y camina así a mí.

—Es verdad...pero Samantha, hay algo de ese chico que no me gusta—Tomás me acaricia la mejilla.

—Sabes que te quiero a ti, guapo—le digo con una sonrisa.

—Demuéstramelo—dice el con una sonrisa radiante—bésame.

Intento ponerme de puntitas para poder besarlo pero Tomás es demasiado alto y que aun así no llego ni a su barbilla. Lo miro y tiene una sonrisa burlona.

—Si no te agachas no podré... —comienzo a decir tímidamente.

Al entender adónde quiero llegar, Tomás se echa a reír y me alza a sin esfuerzo alguno. Por instinto, paso mis piernas a su alrededor y atrapo su rostro entre mis manos dejándome guiar por una pasión salvaje que no creía tener dentro de mí. Succiono sus labios hambrienta de su sabor y los mordisqueo hasta que logro que se abra a mí con deseo, pero él se me adelanta penetrándome impaciente con su lengua hasta el fondo, y yo, como si antes no hubiera tenido la capacidad para disfrutarlo, restregándose diestramente contra mi cavidad, enloqueciéndome mientras él aprieta y pellizca suavemente mi trasero. Tiemblo violentamente frotándome contra el cuerpo de Tomás, y apenas me doy cuenta cuando me apoya contra el sillón, me separa las piernas, se aparta permitiendo que ambos tomemos aire.

Estoy jadeando y él también. Me mira con expresión sedienta y pone una mano en la costura superior de mis pantalones.

—Aún podemos detenernos —me recuerda

Su expresión es sincera y agradezco su gesto, pero yo ya no puedo pensar en otra cosa que no sea continuar.

—Tomás, estoy segura...no pares, por favor—le suplico.

Hago un puchero insinuante, lo que es suficiente para que me prive de la prenda con un erótico tirón.

—Te quiero Samantha—me da un beso en la frente—me crees cuando te digo que te quiero ¿verdad?

Asiento con la cabeza y pongo un dedo en su boca para que se calle, y Tomás lo toma entre sus labios y lo lame haciendo fricción con su lengua en él. Siento un placenteros cosquilleo en mi vientre que aumenta deliciosamente con su caricia. De repente se detiene y baja una mano hasta mi sexo, deslizando dos dedos a través de mis bragas blancas

Mi cuerpo se arquea hacia arriba al primer contacto, haciéndome gemir.

— ¡Tomás! —gimo.

Él me acalla con un beso. No obstante, no tarda mucho en volver a atormentarme haciendo mover habilidosamente las yemas de sus dedos entre mis piernas, por lo que tengo que cerrar con fuerza los párpados para no gritar. Me agarro al cuello de Tomás y hundo mis dientes en su hombro con fuerza.

— ¡Oh por dios! —gruño.

Tomás acelera el ritmo, sacándolos y volviéndolos a meter descaradamente, sensibilizando el punto de mi deseo con cada arremetida.

—Estás húmeda solo para mí—murmura con un tono tan sensual.

La sangre parece agolparse en mis oídos, mientras de mi interior surge un temblor que crece y avanza cada vez con más intensidad, como una ola de fuego que va llevándose todas mis fuerzas a su paso. De pronto, mi estómago se curva y hace que se alce gran parte de mi cuerpo, a la vez que una poderosa onda expansiva me recorre y me sacude entera una y otra vez.

—Tomás —grito.

Él pasa un brazo por debajo de mí y me estrecha contra su pecho duro y fuerte.

—Eres perfecta—me susurra al oído—me tienes loco Samantha, te lo juro, pierdo la cordura por ti.

Solté una carcajada. Al escuchar sus palabras.

—Te quiero Tomás.


Hola gupuras y guapos ¿Como están? espero que este bien, lo prometido es deuda y aquí le dejo el capitulo que les debía....

Espero que le guste no se le olvide votar y comentar, si le gusto el capitulo... Comparta esta historia con sus amigo y familiares si le gusta... Y este viernes publicare una nueva historia, espero verlo por allá

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