Media hora después llegamos a su departamento con una pizza en la mano, a la mitad del camino me doy un hambre horrible. Decidimos para por una pizza. Entro a su departamento y pequeño pero simple, todo esta nuevo es de color crema con sillones negro muy elegante y masculino.
—Siente como en tu casa—me dice Tomás—voy a calentar la pizza.
Me acerco a la enorme ventana y tiene una vista increíble hacia Madrid. Los brazos de Tomás me rodean.
—Me parece que estoy soñando, que no eres real—lo miro de reojo y le sonrió.
—Soy real Tomás, estamos juntos de nuevo ¿Quién lo diría?
Tomás me observa fijamente de arriba y abajo. Se relame el labio y vuelve a mirarme a los ojos. Sus pupilas están dilatadas por deseo. Me acerco a el y le quito la chaqueta dejándolo solo con su camisa.
—Te ves jodidamente bellísima Samantha—el me acerca su pecho y me da un beso fugaz—eres la chica de mi sueño.
En ese momento el honor suena avisando que la pizza esta lista, Tomás entrelaza mi mano con la suya y me lleva a su pequeño comedor en donde saca dos platos, deja la pizza en la mesa. Empezamos a comer tranquilamente, lo miro de reojo, pero veo que él ha comido poco.
—No tienes hambre.
—No mucho, nena tu come, que fue tu idea—me sonríe.
Cuando terminamos de comer nos trasladamos de nuevo al salón, donde trae unas copas y un vino. No soy mucho de beber, pero voy a acompañar a Tomás. El se pasa la mano por el pelo alborotando aún más haciendo que mechones caigan en su frente.
Él se endereza y procede abrir la botella de vino. Lo hace tan elegantemente y sexy que creo que lo está haciendo apropósito. Miro ensimismada como se pone de pie. Con su gran estatura de dios griego. Lo observo como sirve el vino, toma mi vaso y me lo entrega.
Doy un sorbo a mi copa y el vino es realmente bueno, pero un escalofrió recorre mi cuerpo y me hace estornuda. Tomás se ríe con una sonrisa contagiosa que me hace estremecer.
El se desabrocha algunos botones de su camisa y se sienta con su copa. Lo miro fascinada, me muerdo el labio inferior, para asegúrame que no tengo la boca abierta.
El choca su copa contra la mía y después, con una naturalidad y una sensualidad innatas, se lleva el líquido a los labios sin dejar de escrutarme con la mirada, trago duro.
Vuelvo a toser.
—Te has manchado—dice Tomás acercándose a mí, antes de que pueda preguntarle en que parte—aquí—sube el pulgar deslizándome lentamente hasta mi barbilla y secando un resto húmedo casi inexistente.
Contengo la respira <<Joder lo esta haciendo apropósito, me quiere provocar>> pienso.
—¿Ya está? —le pregunto nerviosa.
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Un Magnífico Error
Teen Fiction-Te creo Tomás, pero aun asi necesito un tiempo de ti y de toda esta mierda he tenido, ya suficiente, quiero ser feliz y siento que contigo jamás podre ser feliz. -No digas esa mierdas, Sam-dice con la voz rota-me estás rompiendo de nuevo el corazón...