-Te creo Tomás, pero aun asi necesito un tiempo de ti y de toda esta mierda he tenido, ya suficiente, quiero ser feliz y siento que contigo jamás podre ser feliz.
-No digas esa mierdas, Sam-dice con la voz rota-me estás rompiendo de nuevo el corazón...
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Estoy acostada con Tomás, sobre mi pecho. Miro a Tomás, que está concentrado leyendo el libro de Adiós a las armas de Hemingway. Dios, se ve tan guapo leyendo, definitivamente es un chico lleno de sorpresas, jamás pensé que él fuera de los chicos que leen libros.
Tomás, me mira y se acerca a mí y me da un corto beso.
—"Sabes muy bien que solo te quiero a ti ¿Qué importa que alguien me haya amado antes?" —levanto una ceja y Tomás, se acerca más a mí.
Me acaricia la mejilla.
—Una de mis frases favoritas de libro, probablemente una de las tuyas también—yo solo asiento, porque si es una de mis frases favoritas del libro.
Le acaricio su pelo y me muerdo el labio inferior.
—"La gente se quiere, pero insistente en no comprenderse, y se pelean, y entonces, de repente, dejan sé ser una sola y misma persona".
Tomás, me sonríe con dulzura.
—Bueno nena, a nosotros nos va a pasar eso, nosotros hablaremos siempre y nos comprenderemos siempre y aunque sí, lo admito, tengo carácter un poco difícil, sé que lo podemos lograr.
Pestañeo varias veces, para poder asimilar lo que me acaba decir Tomás, y aún no me lo creo que sea lo que seamos con Tomás, él quiere intentarlo.
—Tú realmente estás loco—él pone sus mano en mi cintura y me apega más a su torso.
—Lo que pasa, es que cuando estoy contigo, me vuelves loco. "Butterfly", eres mi droga, de la cual creo que nunca tendré suficiente y jamás me aburriré de besar tus hermosos labios—Tomás, pasa su dedo por mi labio inferior.
Me sonrojo y Tomás se acerca a mí y nuestra nariz choca. Bajo mí vista a sus labios y aún puedo recordar el beso que nos dimos hace casi una hora. La pasión y deseo que sentí por él, jamás pensé que uno pudiera sentir algo tan fuerte, como se describe en los libros.
—Mi "butterfly", ¿escuchaste lo que te acabo de decir? —pestañeo varias veces y veo que Tomás me mira fijamente y está esperando una repuesta, pero no recuerdo que fue lo que me preguntó—¿hay vida ahí dentro? —me da unos golpecitos con un dedo a mi frente.
—Yo...—susurre, aclarándome la garganta—Tomás, no tengo ni idea de lo que me preguntaste.
Él suelta un risa y me acerca más a él.
— ¿En que estabas pensando, Samantha? —pregunta con curiosidad.
—Yo...en nada, Tomás—me muerdo el labio y levanta una ceja.
—Venga ya, te quedaste como media hora pagada, mirándome fijamente—me toma un mechón de pelo y se acerca a mi oído—claro, al menos que estés pesando en hacer cosas sucias conmigo mi "butterfly", por cierto, a mí no me molestaría si tienes esos pensamientos.
Suelto un grito ahogado y suelta una carcajada.
—Eres un imbécil—le doy un empujón y él me atrae más contra su cuerpo. Siento sus musculos debajo de la camiseta. Tomás, se echó reír y se acercó a mí, cogiéndome la nuca con una mano y besándome con delicadeza. Tenía la sensación de que estaba yendo muy despacio, Tomás se estaba tomando su tiempo con el beso, esta vez no tenía apuro.
—Si fuera un imbécil, no me besarías como acabas de hacerlo—me dice con una sonrisa.
Ruedo los ojos. De repente empieza a sonar mi celular, miro la pantalla y frunzo el ceño al ver que me está llamando Rebeca.
—Hola Rebeca, ¿pasó algo? —pregunto con curiosidad, Tomás, empieza a ser círculos en mi pierna, mandando pequeños escalofríos a todo mi cuerpo.
—No. Tranquila hermana, solo quería decirte que me quedaré en la casa de Javiera, ¿no te molesta, verdad?
—No, claro que no. Pásalo bien, nos vemos—cuelgo la llamada.
Me paro de la cama y camino a la estantería de mis libros y escojo uno de mis favoritos Cumbres Borrascosas, siento como Tomás me abraza por atrás y me besa en cuello.
—Samantha, tengo que irme—me vuelvo y no quiero que se valla, no me gusta quedarme sola. Trago saliva y me aclaro la garganta.
—No, aún no—hago un puchero y él me mira—por favor, no me gusta estar sola.
—Vale pequeña, tengo una propuesta—él se frota las mano, antes de hablar—me quedare contigo todo el fin de semana, pero necesito que me acompañes un momento a ver mi hermanita pequeña.
Abro los ojos y no tenía ni idea de que Tomás tuviera una hermana menor. Y ahora me siento culpable por a verlo distraído tanto tiempo y no entiendo como lo va a hacer con su hermana, si quiere estar conmigo todo el fin de semana conmigo.
—Tomás, yo.... —niego con la cabeza.
—No digas nada pequeña, te falta muchas cosas por saber sobre mí, pero eso lo irás descubriendo con el tiempo—me da un fugaz beso en los labios—ahora vamos, mi hermana se muere por conocerte.
Espera un momento, Tomás ¿ya le hablado de mi a su hermana? Me toma de la mano y empieza a caminar conmigo a la salida. Me suelto de su agarre, se para y me mira.
—Tomás, espera un poco—suelto un suspiro—oye si tienes que cuidar tu hermana, yo no...quiero...estovar—empiezo a tartamudear.
—Tu jamás vas a estovar—suelta un suspiro—enserio, mi hermana te va a amar y le hará bien ver una cara nueva—él me toma nuevamente la mano—pero, hay una cosa mi hermana no habla con nadie, solo conmigo, espero que contigo pueda hablar.
Nos subimos a su jeep y cierro los ojos. Abro la página de libro y me fijo quede en la parte en donde Heathcliff, se entera de que su amada Catherine, acaba de morir. Cierro el libro y me concentro en Tomás, va sumido en sus pensamientos. Lo miro y sé que está tenso, por la forma en que están sus hombros. Miro por la ventana y me percato que estamos saliendo de la ciudad.
Tomás, dobla a la derecha en donde al fondo se puede ver una enorme mansión de color blanco. Miro a Tomás, y está hablando con el de la portería y luego de uno momento, la puerta se comienza a abrir. Tomás, pone de nuevo el coche en marcha y se acerca lentamente a la entrada de la misión.
—Hagamos esto—Tomás, se baja y rodea rápidamente el coche y me abre la puerta, pero yo me quedo quieta. Me paso la mano por el pantalón—Tranquila.
Me bajo de su jeep y Tomás, me toma la mano. Él abre la puerta de su casa y es enorme su salón es más grande que todo mi departamento y todo está decorado con un estilo de blanco y negro. No puedo fijarme en los detalle, porque Tomás, me lleva directamente a la escalera. Caminamos por un pasillo, en donde hay muchas puertas. Hasta que Tomás, se detiene en la última puerta y la abre. La pieza está pintada de un color rosa y hay mucha muñeca por el piso y veo una enorme cama de color rosa, también un plasma y clóset de color blanco. Me fijo una pequeña niña de pelo rubio, que está jugando con una muñeca.
—Tomás—grita la niña, ella corre y Tomás, la levanta y empieza a dar vueltas por lo aire, es una escena tan linda. Tomás, empieza a susurrar cosas al oído la niña, solo se ríe y asiente con su cabeza.
—Mira Camila, ella es mi mariposa, la chica de la que te hablé, ¿te acuerdas?—ella me mira y me sonríe—ella puede pintarte como una princesa.
Ella salta de alegría y corre así a mí y me toma de la mano.
—Hola Camila, ¿quiere jugar a la princesa? —le pregunto, ella solo asiente y me lleva a mueble en donde tiene maquillaje infantil. Ella empieza a sacarlo todo y yo empiezo a ayudarla. Cuando tenemos todo el maquillaje afuera, nos sentamos en el suelo.
—Bueno Camila, dime cual princesa te gustaría ser—ella corre y trae un papel, observo el papel y veo que es la princesa Elsa. —muy bien, empezaremos, por hacerte una trenza.
Ella aplaude emocionada y se acerca a mí. Miro a Tomás, me doy cuenta de que está sacándome fotos, le muestro la lengua y el me guiña el ojo. Empiezo con cuidado a trenzar el pelo de Camila.
—Ya tenemos la trenza lista—ella solo asiente y tiene las mismas facciones que Tomás, pero sus ojos son color verde—ahora vamos con el maquillaje.
Después de estar tres horas con Camila, caminamos a la pieza de Tomás, en donde él va a sacar la ropa, para llevarse a mi departamento. Entro a su cuarto y es de un color azul, con una enorme cama, tiene dos clóset negro y una enorme estantería de libros. En la mesita de noche veo un libro de orgullo y prejuicio. Lo tomo y empiezo a hojearlo.
—Últimamente me recuerda mucho a ti—me dice Tomás, lo miro y yo solo asiento, porque a mí me pasa lo mismo. Tomás, empieza a meter ropa en un bolso y yo camino a su enorme biblioteca, miro y tiene la colección completa de Hemingway, Thomas Hardy y muchos otros autores. Un libro capta mi atención y es libro Tess la de los D'Urberville.
Tomás, me abraza por detrás y me besa en la mejilla. Dejo el libro en donde estaba y me vuelvo para míralo.
—Sí, quieres puede llevártelo.
—Eh, no Tomás—frunzo el ceño—¿y tu hermana con quien se queda?
Él mira el reloj, toma su bolso y me toma de la mano. Él ignora mi pregunta y veo como una mujer, de unos 40 años de pelo negro sube y las escaleras y saluda a Tomás. Me imagino que debe ser la nana de Camila.
Justo cuando Tomás, iba a abrir la puerta escuchamos una voz femenina, me doy la vuelta y veo a una mujer rubia, va vestida con un hermoso vestido azul que hace resaltar su hermosa figura.
—Tomás, cariño no sabía que tenías compañía—ella me mira de arriba y abajo y de repente me sentí incomoda con la ropa que lleva.
—No, te importa—dijo Tomás, enojado—no te ha importado una mierda mi vida y tampoco mi hermana, así que ahórrate este teatro que estás montando—miro las manos de Tomás, tiene los puños blancos de la fuerza.
—Tomás....hijo—ella empezó a tartamudear.
—Cállate—grito Tomás, me hizo dar un salto por el grito y es que nunca lo había visto así, sus venas se marca en su cuello. —no te quiero escuchar, tú estás muerta para mí.
Ella agacha la cabeza y se retira lentamente. Tomás abre la puerta y yo lo sigo hacia fuera. Llamo a Tomás, pero él me ignora. Lo tomo de la camiseta y él se da vuelta.
—Suéltame Samantha, ahora no—me grita.
—Tomás, no tenías ningún derecho de hablarle así, es tu madre—digo en voz baja. Él se acerca a mí; levanto la vista y sé que esta enfado y no entiendo cual es problema.
— ¡Qué coño! Escúchame, Samantha, tú no sabes nada ¡joder! —chilla y se estremece de rabia, empiezo a encogerme— ¡No te metas en donde no te llaman y mete en tu puta vida y déjame en paz! —él me toma de los brazos y cierro los ojos. Y los recuerdos vienen a mi mente, cuando él empezó a tironearme y a pegarme. Me suelto de su agarre de Tomás, y empiezo a correr hacia la salida. Los recuerdo vuelven de nuevo <<si tan solo fueras una buena novia, no tendría que pegarte>> << ¿crees que te podrás librar de mi pequeña? eres mía y si no eres mía, no eres de nadie. >>
Me paro en la puerta y la abro. Siento los gritos detrás de mí, pero los ignoro. Intento parar un taxi y me seco las lágrimas que caen. Tomás, llega y me abraza fuertemente. Me suelto de él rápidamente, como si ese abrazo me quemara.
—Perdóname, pequeña—me seco las lágrimas y niego con la cabeza.
—Tienes que poner tus mierdas en orden y déjame en paz—digo furiosa. Un taxi para a mi lado, pero Tomás lo amenaza y se va. —¿Porque hiciste eso? —digo cabreada.
— "Butterfly", perdonadme pero no te voy a dejar en paz. Mira que te parece si nos tranquilizamos un poco y hablamos—me dice.
—Vete a la mierda—le doy la espalda. Tomás, me toma y me pone en sus hombros y empieza a caminar de nuevo adentro, empiezo a gritar para que me baje y él simplemente me ignora. Me baja solo cuando estamos a lado de su jeep, me abre la puerta y me cruzo de brazos.
—Samantha—me grita enojado, obviamente estoy acabando con su paciencia—o te mete por las buenas o yo te meteré por las malas—me dice cabreado.
—Ni si te ocurra hablarme así imbécil, no quiero irme contigo—grito también cabrada, ya no quiero verle la cara a Tomás.
Él suelta un suspiro y veo que respira muchas veces, antes de hablarme de nuevo.
—Samantha, por favor sube al coche y ya hablaremos con más calma—me dice el, manteniendo la falsa calma, sé que se está aguantado.
Me subo al coche y azoto la puerta. El me mira, furioso, pero lo ignoro. Nos quedamos callados, cuando salimos a la carretera de vuelta a la ciudad de Santiago.
—Pequeña—me dice en voz baja, lo ignoro y sigo mirando por la ventana—no te quiero perder, pero recuerda que siempre íbamos a hablarlo.
Levanto una ceja y suelto un suspiro.
—Por favor, háblame Samantha—lo miro y veo que mira un momento, antes de poner de nuevo la vista en la carretera.
—Está bien, es tu vida Tomás, no me meteré en ella—digo seria—pero, escúchame—el me mira y en sus ojo hay arrepentimiento—yo no te voy a aguantar que me hables así ¿me escuchaste?
—Perdóname mi "butterfly", yo...nunca quise hablarte así y ver a esa mujer...—él suelta un gruñido, sé que no me lo va a contar pero, no quiero presionarlo así que me quedo callada y miro por la ventana.
El viaje transcurrió en un absoluto silencio, ninguno de los dos habló, justo cuando íbamos a llegando a mi edificio, veo la moto estacionada de Daniel, Me bajo del coche y camino a la entrada de edificio en donde esta Daniel, sentado en la escalera. Tomás, entrelaza nuestras manos.
—Daniel ¿qué pasa? —él se levanta y me abraza y yo me suelto de Tomás y escondo mi cabeza en su pecho. —Daniel, me estás preocupando.
Él separa de mí y mira fijamente a Tomás.
—No, pasa nada hermosa, solo quería a verte un momento—Daniel me acaricia la mejilla—voy este fin de semana a la casa de mis padres y quería despedirme de ti.
Yo solo asiento. Tomás, pone su mano en mi cintura y Daniel, frunce el ceño. Me aclaro la garganta.
—Te quiero mucho Daniel, avísame cuando llegue.
—Yo también hermosa, te llamo cuando llegue—Daniel, me da un beso en la mejilla y lo veo alejarse.
Tomás, suelto un gruñido y lo fulmino con la mirada.
—No empieces Tomás—lo apunto con un dedo.
—Supongo que tengo mucha competencia—yo levanto una ceja—vamos a ver mi "butterfly", primer esta Daniel y luego con ese chico que se llamaba Cameron ¿tú crees que él no te mira en la universidad?
—Tomás, estas exagerando.
Él niega con la cabeza, se acerca a mí y me toma de la cintura.
—Claro que no, tú no te das cuenta de cómo los hombres te comen con la mirada y no los culpo, eres hermosa, mi "butterfly".
Tomás me sonríe de una forma picara.
—Tendré que es forzarme, para ser el único hombre tu vida—antes de que pueda decir algo, Tomás, estampa sus labios contra los míos, me besa con desesperación y deseo, me siento perdida y no entiendo los cambio de humor de Tomás, definitivamente este chico va a hacer que me vuelva loca.
Tomás suelta un gemido y yo lo atraigo más a mí, mis dientes rozan su labio inferior y tiro de su pelo, eso lo hace gruñir y me aprieta más contra él. Me separo de él, y Tomás, me abraza.
—Eres mi "butterfly", solo mía—me die en voz baja.
Hola a todos este es mi primera espero que le guste mucho y le agradezco si votan también. Por ella espero que le guste y se ven errores en tienda me es mi primera novela que escribo. Besos 😘😍🤗❤