Capitulo 11

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Tomás

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Tomás

Aquella mañana, tumbado junto a la chica de mis sueños, me hice una promesa en silencio. Que iba a luchar por el amor que sentía por Sam, y que trataría de ser el mejor hombre por ella, alguien que ella se merecía. Trataría de no perder el control de nuevo en frente de ella.

Baje la mira a mi pecho y vi a Sam, durmiendo tranquilamente. Mire mi celular y vi que tenía varios mensajes de mujeres, los elimine todos. Me acerque a ella y empecé a darle pequeños besos en su piel esperando que despertara. Sam, se removió y me abrazo más fuerte. De repente empieza a sonar el teléfono de Sam, lo tomo de la mesita de noche y veo que le llego un mensaje de Daniel.

<Daniel a las 10:21>

"Hola hermosa, ya te extraño mucho y solo quería decirte que ere la mejor chica del mundo y recuerda pensarte lo nuestro. Nos vemos."

Lo sabía, Joder. Sabía que Daniel, solo quiere volver a enamorar a Sam, mis sentimientos de sobreprotección y de celos, salen a la luz. Quiero despertar de un grito a Sam, y que me explique qué es lo que tiene que pensar tanto. Releo una y otra vez el mensaje. Y mezclar mi furia con estos nuevos sentimientos de celos es más difícil de controlar. Me paso la mano por la cara y trato de tranquilizarme. Dejo el teléfono en la mesita de noche y trato de olvidar el mensaje que le mando Daniel, y pienso que es mejor que Sam, me lo cuente ella. <<Tengo que confiar en ella y ella tiene que confiar en mí >> me digo mentalmente.

Empiezo a darle pequeños besos en su cuello y Sam, empieza a moverse. Hasta que dos enormes ojos de color verde me devuelven la mirada. Ella me sonríe.

—Buenos días, flojita—le digo con una sonrisa encantadora.

Ella pone los ojos en blanco y me da la espalda y se vuele a tapar con cubrecama. Suelto una risa.

—Creo que alguien quedo agota por lo de anoche—digo un tono burlón, ella se tapa más con su cubrecama—vamos "butterfly", no te tapes tanto.

Ella suelta un gruñido.

—Oh, no me digas que andas en tus días —ella se da vuelta y veo como sus mejillas están sonrojada y ella niega con la cabeza—o tal vez, quieres que te dé un buen beso y tal vez así te pongas más feliz.

Ella me fulmina con la mirada y no puede aguantarme más, me acerque a ella y estampé mis labios contra los de ella. Sam, empezó a seguirme el beso y mi corazón se aceleró y trate de relajarme y llevar todo con calma. Jamás pensé que en mi vida iba a estar con una chica así, y de cualquier modo, parecía que desde el momento en que la conocí mi vida había dado un vuelco, tardé en darme cuenta de lo que sentía por Sam, tuve que fingir ser su amigo y tratar de entender de porque siempre regresaba a ella, pero no cambaría nada de lo que hemos pasado y tampoco quiero que fuese de otra forma.

Pasamos un buen rato besándonos hasta que ella se separó de mí. Abrí mis ojos y ella estaba sonriendo.

—Samantha—dije con una sonrisa—te estas volviendo más atrevida y traviesa, creo que tu hermosa mente está teniendo pensamientos oscuros, digo por los besos—no termine la frase, cuando me pego con la almohada, se la quite y vi que estaba roja. No me puede aguantar y me empecé a reír.

Sam, se abalanzó arriba mío y ella también empezó a reírse conmigo. Levante una ceja.

—Como ya dije, estás empezando a tener pensamientos oscuros y no tengo problema en cumplir tus fantasías—sus mejillas vuelven a ponerse roja—me tienes aquí, muñeca—le digo guiñándole un ojo.

—Imbécil—ella pone los ojos en blanco. Yo la atraigo más a mí.

—Que no té de pena, mi amorcito—le muestro mi mejor sonrisa.

Ella se sienta en la cama y empieza a pasar sus dedos por su largo y sedoso pelo, no puede evitar quedarme embobado mientras lo hacía.

Ella se da cuenta que la estoy mirando y se sonroja.

—Estas muy guapa—Lleva una sudadera más grande que ella, pienso que incluso podría caer yo ahí dentro, debajo lleva un corto pijama. ¿Cómo podía seguir pareciéndome atractiva incluso así vestida? Con las chicas con las que me acostaba, siempre llevan sus mejores atuendos y siempre arregladas, en cambio Sam, ella es hermosa con su naturalidad.

— ¿Por qué me miras tanto? —Samantha levanto una ceja.

Me acosté de nuevo en la cama y volví a echarle una hojeada.

—¿Y porque mierda no iba mírate? si te ves increíblemente sexy por las mañanas, mi "butterfly"—sonrío descaradamente.

La mire y ahí está de nuevo empezando a ruborizarse.

—Serás imbécil—dice un susurro.

Pongo los ojos en blanco.

Me paro de la cama y ella recorre mi cuerpo con su mirada y veo como cada vez se va poniendo más roja. Sonrió y le guiño un ojo, ella aparta rápidamente su vista de mí.

— "Butterfly"—digo, ella me mira—salgamos a comer algo por ahí, ya tendremos tiempo después practicar las mejores poses en tu cama—le guiño un ojo.

Se echó a reír y me quedé como un tonto observándola.

—Vamos pequeña—ella se levanta y camina a su clóset en donde toma una ropa y se va al cuarto del baño. Ella me grita desde a dentro del baño, que puedo ir al de su hermana.

Vuelvo a la pieza de Sam, veo que aún no ha salido del cuarto de baño, me paso la mano por mi pelo mojado y tomo mi celular. Veo un mensaje de Sofía.

<Sofía a las 10:00>

"Tomás, estoy sola en mi casa y podrías pasarte por aquí"

Frunzo el ceño y elimino el mensaje. Esa chica es todo un dolor de cabeza, solo porque me acosté una vez con ella piensa que quiero tener una relación y no sé en qué estaba pensando cuando me acosté con ella, pero claro, eso fue ante de conocer a Sam. Camino a la librería y tomo el libro Todo Todo, lo abro y veo que en esta página esta subrayada una frase.

"Una cosa la tengo clara: querer más solo lleva a querer mucho más. El deseo no tiene fin"

La puerta se abre y dejo el libro de nuevo en la estantería, me vuelvo y me topo con la mirada de Sam. Mi vista recorre su cuerpo y anda con unos pantalones blancos y una chaqueta de cuero negra y su largo pelo suelto.

— ¡Madre mía! —suelto un silbido—te ves ardiente con chaqueta de cuero mi "butterfly".

Ella se ruboriza.

—Tú tampoco estás mal—su comentario, me hace reír.

Camino a donde esta ella y la tomo de la cintura. Sonreí, dándole un beso rápido.

—Será mejor que salgamos luego o si no jamás saldremos de tu habitación—le guiño el ojo. Sam, entrelaza su mano con la mía y salimos de su habitación.

Me detuve y entramos en una pequeña cafetería, las mesas estaban esparcidas sobre una moqueta café, con una pequeña barra al fondo. Camine con Sam, me senté en una mesa que tenía la vista de la ventana.

—¿Ya habías venido antes? —pregunta con curiosidad.

Me encogí de hombros, la verdad es que en este lugar hacen una muy buena hamburguesa.

—Un par de veces—mi teléfono vibro y lo saque y me doy cuenta de que era otro mensaje de Sofía. Frunzo el ceño.

<Sofía a las 11:00>

"Tomás, porque me ignoras de seguro ya estas con otra tipa y tú eres mío. Solo mío"

Suelto un gruñido y esta chica está acabando con mi paciencia.

<Tomás a las 11:01>

"Déjame de mandarme mensajes, solo fuiste un pasatiempo para mí y por favor ten algo de dignidad y déjame en paz"

—¿Te encuentras bien Tomás?—levanto la vista de mi celular y veo que Sam, me está mirando fijamente.

—Si—digo cortante.

Ella rueda los ojo y empieza a mira por la ventana. Mi teléfono vuelve a vibrar y sé que es otro mensaje de Sofía.

<Sofía a las 11:01>

"No te vas a libra tan fácil de mí, siempre tengo lo que quiero"

Elimino el mensaje y guardo mi teléfono. Miro a Sam, y tiene la cabeza apoyada en puño, mirando a la ventana. Suelto un suspiro.

—Samantha—digo en un susurro, ella me ignora—Samantha, por favor.

— ¡Que quieres! —suelta enojada.

Justo cuando iba a hablar se nos acerca el camarero, para pedir nuestros pedidos. El camarero puso toda la atención en Sam, y la miró de arriba abajo, prácticamente se la estaba comiendo con los ojos. Me aclare la garganta y lo fulmine con la mirada.

—Bienvenido al Pedro, Juan y Diego ¿que desean ordenar? —dice el chico de pelo castaño.

—Yo quiero una hamburguesa con queso ¿y tú amorcito? —le digo Sam, ella abre los ojos y aprieta sus labios en una fina línea—ella también quiere lo mismo y dos café.

El chico anota todo y se queda mirando fijamente de nuevo a Sam.

—Disculpa, pero ¿te puedes largar? quiero hablar con mi novia—digo enojado.

El chico asiente y se va. Miro a Sam, y ella me está fulminado con la mirada.

—No tenías que porque tratarlo así—murmura enojada.

Pongo los ojos en blanco.

—Mira Samantha—suelto un suspiro —ese chico está prácticamente babeando por ti y yo cuido lo que es mío.

Ella suelta una risa fingida.

— ¿Quién te crees tú, para decir que eres mi dueño? —Ella sigue mirándome—yo no soy un puto objeto para que digas que soy de tu propiedad, ¿me escuchaste?

Levanto las manos y ella vuelve a mirar por la ventana.

—Vale, podemos tratar de relajarnos, mi idea no era pelear Samantha—ella me mira por un momento y vuelve a mirar por la ventana— ¿puedes hablarme por lo menos?

Ella suelta un suspiro.

—Mira Tomás, tú fuiste el que se enojó conmigo, pensé que estábamos bien, pero cambiaste de un momento a otro, ¿quién era la que te mandaba mensajes?—me dice enojada.

Ruedo los ojos.

—Nadie—digo—podemos dejar el tema de una buena vez, no quiero pelear contigo.

Ella niega con la cabeza y empezó a jugar con el salero. El camarero se acerca y deja nuestra dos hamburguesas y los cafés y mira por última vez a Sam, antes de irse.

—Estúpido—digo en voz baja.

—No tienes por qué ponerte celoso Tomás—replico—estas exagerando como siempre.

Me lleve una mano al corazón.

— ¿Qué yo exagero las cosas? —Sonreí— sabes eso me ha llegado aquí, quiero que lo sepas—me señale el corazón, vi como ella está intentando aguantarse la risa.

—Dios, pareces una chica Tomás—ella se ríe de su propio chiste.

Después de eso, comimos la hamburguesa en un tiempo récord, Pague la cuenta y aunque casi empezamos de nuevo a pelear por que yo quería pagar la cuenta y claro Sam, también quería pagar la cuenta, solo para llevarme la contraria. Al final gane yo.

Caminamos por el parque y nos sentamos debajo de un árbol. Sam, se apoya en mi hombro y yo empiezo a trazar círculos en su pierna. Ella me mira de reojo y yo le sonrió.

—No hagas eso Tomás—murmura.

— ¿Qué se supone que estoy haciendo? —pregunto inocentemente—acaso te pongo nerviosa, palomita.

Me acerco a ella y le doy un beso fugaz. Ella sonríe y me quieta el aliento con su sonrisa. De repente empieza a sonar su teléfono, ella separa de mí y frunce ceño.

—Hola Daniel—ella me mira por un momento—eh, estoy con Tomás—ella se queda en silencio por un momento y se empieza a morder la uña—eh, no se Daniel, esta semana tengo muchos exámenes y tengo quedarme en departamento—ella suelta un suspiro—vale yo te aviso, te quiero Daniel.

Ella corta la llamada y trato de sonreír.

—Tienes muchos chicos que quieren contigo ¿no crees?—yo sonrío, me acerco a ella—pero tú solo me deseas a mí.

—Serás imbécil, Tomás—murmura.

—Sí, todo lo que tu quiera muñeca, pero es la verdad—sonrió de lado—lo nuestro era inevitable y lo sabes "butterfly", tarde o temprano caíste.

Ella niega con la cabeza y se acerca a mí.

—Oh, mira que es esto—ella apunta a mis orejas—creo que se te está saliendo tu gran ego.

Yo niego con la cabeza y la tomo de la cintura para que se siente en mi regazo.

—Tienes que admitir que soy perfecto—sonríe pícaramente—y que soy el hombre de tu vida.

Ella se echó a reír y me acaricia la cara.

—Sigue soñando, guapo.


Que tenga un lindo fin de semana los adoro❤

Ya tiene planes para este fin de semana 😰

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