Un Magnífico Error

Capitulo 49

—Tomás—digo en un susurro. El se acerca a mí, antes de que pueda reaccionar sus labios se presionan al tiempo que agarra mi cintura y me trae mas con su pecho. Siento su aliento caliente contra mis labios cuando separan los suyos y atrapa mi labio inferior y lo muerde con fuerza haciendo que suelte un pequeño gemido.

Mis labios se abren y su lengua no pierde tiempo y se adentra en mi boca. Mi mano se aferra a su cuello mientras mi cuerpo se pega mas al suyo. Sus labios son suaves y delicioso, extrañaba tanto a Tomás.

Nuestra legua se roza, mi mundo da vuelta y cada parte de mi ser me dice que le quite toda su ropa. Le sigo el ritmo al movimiento de sus labios. Nos separamos ambos por la falta de aire. Los miro tiene sus labios inflamados.

—Te ves hermosa Samantha, joder, me encantas—Tomás empieza a dar besos en cuello, mis piernas se vuelve gelatinas y Tomás me aprieta con mas fuerza, su mano empieza a subir a bajar por mi espalda al descubierto—te ves tan sexy—me dice con voz ronca.

—Tomás yo...tengo que irme, Nicolas me está esperando—le digo.

El deja de besarme y las caricias se detiene. El me mira fijamente.

—Si sabes que tu amigo, esta enamorado de ti ¿verdad?

—Pues lo sospechaba, pero es mi acompañante—le digo con una mueca.

—y ¿Qué hay de mí? —me suelto de su agarre y camino hacia una esquina de la terraza.

—Que hay de ti, es enserio Tomás, no he sabido nada de ti y te llamado muchas veces y mandado mensaje y ninguna puta respuesta y...luego te veo aquí con otra chica—digo molesta.

—No podía contestarte Samantha—se pone la defensiva—ella no es nada para mí, mi padre organizó esa cita.

—Vale, porque no podías contestarme, ni si quiera sonaba tono, me bloqueaste o que, no entiendo nada Tomas.

—No claro que no te bloque, no podía llamarte por que mi teléfono se echo a perder Samantha, jamás te dejaría de hablar, pero tampoco quería agobiarte, te recuerdo que tu quería este espacio entre nosotros dos.

—Por los menos debiste haberme avisado Tomás, estuve preocupada por ti, tu ultima llamada me preocupo—le digo enojada.

—Samantha te quiero, solo intente hacer lo que tu querías.

Tomás se acerca a mí, me levanta mi barbilla y me da un pequeño beso.

—Te necesito Samantha, siempre te necesito y ahora que estás conmigo aquí, como un puto ángel, no puedo dejarte ir nunca más.

—Tomás—digo en un susurro. El apoya su frente contra la mía.

—Eres bellísima—Sonrió, ante su halago—escapémonos de aquí Samantha.

Abro los ojos y lo veo mas guapo, mi mano pica de curiosidad extiendo la mano y toco su barba.

—Te ves realmente bien con barba—le digo con una sonrisa.

—Yo quiero quitarse ese vestido Samantha—abro los ojos y él me sonríe pícaramente—necesito sentir Samantha, ambos lo necesitamos, vámonos de aquí.

Niego con la cabeza, aunque me encantaría escaparme con el no puedo.

—No puedo irme así, como así, que le digo a Nicolás él me va a llevar—Tomás me aprieta más contra su cuerpo, me besa el hombro.

—Samantha necesitamos hablar sobre nosotros—el vuelve a besarme tiernamente se tomo su tiempo, fue un beso delicado y lleno de amor. Mi corazón da pequeños saltos de alegría, pero el beso duro poco—Te amo Samantha, enserio que lo hago con mi corazón dañado.