Capítulo 32

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Tomás

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Tomás.

—Samantha, mírame por favor—puse mi mano en su barbilla—¿de verdad piensas que estuve con otra chica, cuando sabes que estoy enamorado de ti?

Ella negó con la cabeza.

— ¿Sabes cómo sé que estoy enamorado de ti? —le pregunte. Ella se quedó callada mirándome—porque tú me rompes el corazón una y otra vez, y solo tú puedes sanarlo de nuevo.

—Tomás yo... te creo—ella me miró por un momento y luego miro a la puerta. Sé lo que estaba pensando, puse mi mano en su barbilla para que mire.

—Te quiero solo a ti—le recordé. Sus ojos brillaron y una pequeña sonrisa se asomó en su labio.

—¿Podemos hacer que esto no paso? por favor—suelto de repente.

—Claro nena, pero prométeme que antes de hacer algo o sientas dudas, siempre me lo vas a preguntar y lo hablaremos como personas adultas—le digo.

Ella suelta una risa.

— ¡Dios! Ahora te pareces a mi madre o mi hermana dándome ese consejo, Tomás—ella se encogió de hombros—pero estoy de acuerdo.

Entrelace mi mano con la suya y camine de nuevo a mi cuarto. Entramos a la oscuridad de mi cuarto y Sam se queda quieta mirándome fijamente.

—Te quiero—dice tan bajito que apenas logro escucharlo. Me acerco a ella y su pelo largo suelto le cubre su cara, algunos rayos se filtran a través de la venta lo que me permite ver a mi hermoso ángel.

—Eres mi perdición—la miro y una parte ilumina su cara y otra mitad está oscura—tú puedes salvarme o puedes hacerme la vida miserable—digo serio.

Ella abre los ojos y una lágrima recorre su mejilla.

—No digas esas tonterías—bufa Sam.

—Te estoy hablando con la verdad—Nos miramos fijamente, desafiándonos con nuestras miradas. Me acerco a ella y le tomo sus dos manos.

¿Acaso no es consciente de que siempre le digo la verdad? ¿Tiene la menor idea de que solo la deseo a ella y que la deseo de todas las formas posibles? Esta mujer va a hacer que yo pierda mi cordura por ella, es tan pura, joder, me hace sentir tan bien y su piel, joder, es tan suave que solo quiero perderme en ella en esto momentos.

Joder estoy perdiendo, ya la puta cabeza por esta chica. La miro y tiene los labios entreabiertos, Mierda necesitó tocarla, ya pongo mi mano en su mejilla y ella cierra los ojos.

Me inclino sobre ella y presiono los labios contra su suave piel de su mandíbula, cerca de su barbilla. Sam, suelta un suspiro de alivio y deslizo los labios por su mentón, recorriendo su piel con afecto y tratando de memorizar cada detalle. Cuando mi boca continua con su recorrido y alcanzo ese punto del cuello que está justo debajo de la oreja, suelta una gemido que me pilla sorpresa.

—Tomás...yo.

Me separo de ella y sé que está nerviosa, que hoy día ha sido, un día de mierda. Me acerco a ella y le doy un beso en su frente.

—Creo que es mejor que durmamos— le digo.

Ella asiente, recoge la polera del suelo y se quita su polera y sofoco un grito de sorpresa. Mi vista recorre su cuerpo y tiene unas tetas perfectas, no son ni tan grandes, ni tan pequeñas, perfectas para su delgado físico. Sam pasa rápidamente la polera por su cabeza y mi polera le queda prácticamente, como un vestido. Ella se baja los pantalones y le da una pequeña patada.

— ¿Te encuentras bien? —pregunta ella mirándome.

¿Que si me encuentro bien? Si, me encuentro bien cachondo pienso para mí mismo. La miro y no puedo evitar recorrer todo su cuerpo, joder esta tan sexy. No se cuento tiempo más pueda seguir aguantándome, me muero por estar dentro de Sam y hundirme una y otra vez en ella, escucharla como grita mi nombre. Pero ella quiere ir despacio y jamás la presionaría para hacer algo que no esté segura o no esta cómoda.

—Tomás—escucho la voz de Sam y me obligo a salir de mis pensamientos— ¿te sientes bien? —pregunta de nuevo.

—Eh, si—me rasco la nunca—será mejor...acostarnos...a...dormir —empiezo a tartamudear.

Ella empieza a reírse y la miro atónito. Me paso la mano por la barbilla.

— ¿De qué te ríes, muñeca?

—De tu cara de estúpido—dice ella muerta de la risa e intenta mantenerse seria.

—Muy graciosa—replico molesto.

Ella se acerca a mi segura y sexy, ella sabe que me tiene a su control y con chasquido de sus dedos caigo rendido a sus pies. Se pone en puntitas y me da pequeños besos en el cuello, que hace que cada vez se ponga más dura, ¡mierda!, ¿podré correrme con un solo par de caricias? ha pasado tan tiempo que no tengo sexo.

—Quiero hacer algo por ti—dice Sam con voz tan sensual e inocente a la vez, que a cada momento se me va poniendo más y más dura en mi bóxer. —Voy a hacer que disfrutes muchachote.

Ella pone su mano en mi pecho y me da un empujón para que me acueste en la cama. La miro y se monta ahorcajada sobre mí. La miro y tiene una mirada de deseo, ella sabe que en esto momento estoy bajo su sumisión.

Pongo mis manos en su cadera y la atraigo más a mí. Joder necesito tenerla más cerca. Me incorporo un poco y tiro del ovulo de su oreja.

—Sabes lo que tienes que hacer—le susurro en su oído. Ella niega con la cabeza. —¿quieres que te explique cómo tienes que hacerlo?

Ella asiente y se muerde su labio inferior. Noto con mi chica sexy se va poniendo más nerviosa con cada segundo que pasa y que vuelve hacer la chica inocente que me desarma con su Inocencia.

— ¿Estas segura que quieres hacerlo? —le pregunto.

Ella traga duro, pero asiente. Ella pone sus manos en mi torso desnudo. La miro por un momento y el modo en que mi camiseta se le levanta hasta las caderas es tremendamente sexy.

—Te queda espectacular mi camiseta—le digo. Ella se acerca y me da un beso fugaz y yo me relamo los labios, para que sepa que jamás tendré suficiente de ella, siempre quiero más y más.

Sam desliza su dedo índice lentamente por mi vientre hasta la goma de mi bóxer. Ella se acerca a mí, pega sus labios en mi cuello y empieza a darme pequeños besos. Desciende su mano hasta mi entrepierna, levanta un poco el bóxer y mete su mano para tocar mi creciente erección. Desliza los dedos con mucha suavidad hacia arriba y hacías abajo por mi polla, que aumenta de tamaño con cada caricia.

— ¿Quier...es que te enseñe como tienes que hacerlo, nena? —le sugiero

—Por favor—dice con timidez.

Coloco con cuidado mi mano sobre la suya. Como mi mano es mucho más grande que su mano, sus dedos solo pasan un poco mis nudillos. La ayudo agarrarme la polla. Le aprieta con suavidad y no puedo evitar soltar un gemido. Ya lo tiene. La miro y ella sabe que tiene el control de mí, tiene las pupilas dilatadas y las mejillas sonrojadas.

—Joder—gimo.

Sam empieza a subir y a bajar su mano. La miro y se está mordiendo el labio y su pelo largo le tapa la mitad de la cara dándole un aire aún más sexy si es que se puede. Sus lentas caricias me hacen gemir su nombre una y otra vez. Mierda, si pudiera escoger uno de mis mejores momentos, sin duda pondría este como mis favoritos.

—Eres increíble, me encanta sentir tu mano alrededor de mi polla—gimo.

La aliento con mis palabras, quiero que ella vea como yo la veo, quiero que se entere lo jodidamente sexy y buena que esta y que vea lo que ella provoca en mí.

—Mírame, pequeña— ella me besa fugazmente y continúa con sus caricias.

Sam cambia de rumbo y desliza su lengua hasta la base de mi oreja <<Miiiiierrdaa>> que placer. Necesito tocar su suave piel; no creo que dure mucho más.

Cuelo mis manos debajo de la camiseta y noto sus hermosos senos. Me tiemblan las manos mientras intento desenganchar los corchetes del sostén y libera sus pechos. Los masajeo sus pechos al tiempo en que cubro su boca con la mía. Pellizco un poco sus duro pezones y Sam gime en boca. Envuelve con más fuerza mi sexo y empieza a deslizar su más rápido y sin parar. Me está proporcionado mucho placer.

—Mierda, nena, voy a correrme—le digo extasiado.

¡Dios mío! Ya no tengo control sobre mi cuerpo, lo tiene Sam. Ella sabe que me tiene bajo su poder y su hechizo. Siento como todo mi cuerpo está ardiendo por el placer. Me está costando demasiado controlarme para detenerla, poseerla y hacerla de una vez mía. Respiro y me concentro en besarla y masajear su lengua con la mía. En ese momento me corro y aparto mis manos de su pecho y las dejo caer. El calor de mi semen expandiéndose por el interior de mi bóxer me alivia.

Cierro los ojos e intento recupera el aliento. Sam permanece callada sentada sobre mí. Abro los ojos y la miro, ella me sonríe pícaramente y le guiño el ojo.

—Eres una diosa—digo coquetamente—jamás en mi vida me había corrido así, eres tan pura.

—Vale, Tomás—ella levanta la mano.

—Eres mi diosa, creo que he muerto y luego he subido al cielo—Sam pone los ojos en blanco.

—Estúpido—dice burlona.

— ¡¿Crees que soy estúpido?! —Exclamo ofendido, me acerco más a ella y tiro del ovulo de su oreja y ella como respuesta suelta un gemido—tu cuerpo dice lo contrario—sonrío coquetamente.

Ella se baja de mi regazo y se acuesta en mi cama. Yo me paro y saco de mi cómoda un bóxer limpio y me meto en el baño. Una vez vuelvo a la mi habitación veo a Sam con los ojos cerrado. Me acuesto a su lado y la abrazo. Ella por instinto pone su cabeza en mi pecho.

—Eres mi salvación Samantha.

 —Eres mi salvación Samantha

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Hola gupuras y guapos, feliz día de san valentin, espero que la pasen super bien con sus parejas y amigos....

Aquí les traigo un nuevo capitulo, espero que les guste y se es así no se les votar y comentar... si les gusta esta historia compartan la con sus amigos y familia... Los quiero mucho... adiós por hoy y que tenga un buen día <3

No se les olvide seguirme en wattpad que aviso siempre cuando no pueda subir capitulo y también mi intagram que ahí siempre estoy conectada, para que charlemos y nos conozcamos:

Instagram: Vanesa Osorio Gurrero

Un Magnífico ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora