Brett.
—¡Vamos! ¡No te hará daño un besito!
Pongo los ojos en blanco por quinta vez en la noche.
—Max... —digo a modo de advertencia.
Él me mira con ojos de cachorro y yo me mantengo firme con mis brazos cruzados.
Cinco segundos después cedo ante su petición. No puedo contra él.
—Está bien —comienzo a quitarme la camiseta—. Pero si no me gusta no lo haré.
El pelirrojo aplaude y da saltitos feliz.
Me coloco una camisa y lo observo subirse el cierre de su jean oscuro.
Era noche de bar y fiesta.
Mañana intervendríamos a Dante Reineck. Mañana ejecutaríamos por fin la venganza.
Y habíamos decidido salir a festejar una victoria incluso antes de que esta suceda.Max llevaba insistiendo durante toda la noche que tenía que besarme a alguien para empezar a olvidarme de Jackson.
Empezar a dejar de esperarlo.
A pesar que de estaba con un corazón resquebrajado, sentía una rabia dentro que me impulsaba a hacer cosas que probablemente me arrepienta luego.
Íbamos a ser solo él y yo esta noche, a pesar de que habíamos invitado a los demás todos fueron cancelando la salida por diversos motivos.
Y quedamos solo Max y yo. Como en los viejos tiempos.
—¿Has hablado con Chester desde aquella noche? —pregunto con cuidado a no arruinarle la noche trayendo de vuelta a su mente al pequeño Reineck.
Se queda quieto y suspira, me mira como si quisiera llorar. Está jodidisímo por este chico.
—No... —lo miro fijo—. Todas las noches.
Me acerco a él y le coloco la mano en el hombro.
—Quizás tú también deberías distraerte esta noche.
Él se ríe y se frota los ojos.
—No podría.
Es lo último que dice antes de dar por finalizada nuestra charla.
Salimos a las doce de mi casa. En todo el camino Max me contó el encuentro caótico con su hermano.
Cada historia que Max me contaba de Milán y él, me sacaban las ganas de tener un hermano.
Llegamos al club, y como de costumbre la música se oía desde fuera y algunos ya estaban alcoholizados incluso antes de entrar.
La fila siempre era extensa en The Hell Hole, el frío de la noche no paraba a los borrachos y danzantes de ir al club más famoso de la ciudad. Y tampoco a nosotros, desesperados por olvidar nuestros corazones rotos y festejar la venganza no llevada a cabo aún.
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Red.
Lãng mạn¿Y si te enamorases sin querer del chico del bando enemigo? ¿Qué harías? Porque Max Gallant no tiene la más mínima idea. 《4to libro de la saga Rainbow》