Capítulo 9: Hogar, dulce hogar.

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Jackson

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Jackson.

Coloco mi maleta en el compartimento superior.

The Smiths no deja de sonar en mis audífonos mientras me siento al lado de una señora mayor que tiene cara de que va a hablarme todo el viaje.

Me siento y espero a que el avión despegue.

—Sabes —escucho hablar a la señora a mi lado. Lo sabía—, tengo un nieto muy parecido a ti.

Le sonrió y trato de no hacer contacto visual. Será un viaje largo.

Y yo lo único que tengo en mente es al chico de cabellos verdes que me esperaba en la habitación de un hospital. O al menos eso esperaba encontrarme. 

Realmente no sabía qué esperar.

La voz del piloto resuena por todo el avión, la ignoro y cierro los ojos, concentrándome en Asleep reproduciéndose en mis oídos.

Extrañar a Brett se había vuelto una parte de mí. No sabía si estaba preparado para enfrentar lo que sea que le haya pasado. Y sí, soy un maldito cobarde; el doctor Brown ya se encarga de recordármelo todas las veces que nos encontramos. De hecho, solo estoy montado en este avión gracias a él, sino, no sería lo suficientemente valiente para hacerlo por mi cuenta. 

No vuelvo a abrir los ojos hasta que una azafata me despierta una vez que aterrizamos. Me paro, con el cuerpo más cansado que antes y tomo mi maleta.

Hago todo a velocidad ultra lenta y parece una eternidad cuando ya estoy fuera del aeropuerto. Respiro hondo y, mientras espero un taxi, tomo mi móvil y busco su número entre mis contactos.

Me trago el nudo de la garganta y antes de que presione el botón de llamar, llega el taxi dispuesto a llevarme a casa.

—¡Jackson! —los brazos de mi madrastra me reciben con calidez

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—¡Jackson! —los brazos de mi madrastra me reciben con calidez.

Le devuelvo el abrazo descubriendo que la extrañaba más de lo que creía. Si así se sentía su abrazo, ¿cómo serían los de Brett?

Quizás no fue buena idea irme.

Sin el quizás.

—Tu padre se pondrá tan contento cuando te vea.

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