¿Y si te enamorases sin querer del chico del bando enemigo?
¿Qué harías?
Porque Max Gallant no tiene la más mínima idea.
《4to libro de la saga Rainbow》
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Max.
Todo se descontrola cuando Dante lanza su puño al rostro de Brett y lo derriba.
Por supuesto que nadie se queda quieto ante tal acción y corremos contra los enemigos como si de la mismísima guerra se tratase.
Los puñetazos van y vienen, los intentos de apuñalar a alguien con las navajas, los insultos y gritos. Todo es borroso, yo solo busco a una persona con la mirada mientras esquivo los golpes del chico que tengo delante.
Dudo que alguien lastime a Chester, mis amigos saben que luego tendrían que vérselas conmigo.
El ajetreo dura poco. Todo termina cuando se oye un solo disparo por encima de todos los gritos.
Me agacho y observo a mi alrededor. Todos están igual que yo. ¿A quién...
Se me hiela la sangre de solo imaginarlo. No veo a Chester por ningún lado.
Todos empiezan a dispersarse, entre exclamaciones y pisotadas, los Dark Blood dejan la entrada de El Galpón despejada.
Cuando me quiero dar cuenta ya nos encontramos solos. Estoy observando los daños cuando de reojo veo a alguien en el suelo.
Sus quejidos se oyen incluso desde la distancia a la que estamos. Corro para ponerme arrodillado su lado.
La sangre no deja de brotar en la pierna de Brett. Este se queja y revuelca en el suelo.
—Mierda... —dice cuando llego a su lado dispuesto a ayudarlo.
Lo ayudo a levantarse y a apoyarse sobre mí.
Observo a los demás, todos están bien. Brett es el más afectado. Algunos tienen pequeños cortes y golpes, y otros están intactos.
Todos nos dirigimos al interior de nuestra base.
Bretr está apoyado en mí y camina con dificultad, con la respiración jadeante y murmurando insultos.
Lo siento en una silla y me agacho para evaluar su herida. Los demás se reúnen con nosotros. Brett no deja de maldecir, más enojado que por dolor.
Jackson se agacha a mi lado y le toma la mano al de pelo verde.
—Hey, tranquilo, vas a estar bien. —le susurra Jackson.
—La bala salió, Brett. Solo te vendaremos. —le informo y me levanto para ir a buscar vendas.
—¡¿Alguien vio quién fue?! ¿Quién tenía un arma? —exclama Brett—. Mataré al que lo haya hecho.
Todos se ponen a hablar entre ellos de lo sucedido y, para cuando vuelvo con el botiquín en mis manos, Brett está mirándome con ganas de asesinarme.
—Tú sabes algo que nosotros no. —dice de repente y todos paran de hablar para mirarme.
Miro hacia el suelo, esquivando las miradas curiosas y juzgadoras.
