¿Y si te enamorases sin querer del chico del bando enemigo?
¿Qué harías?
Porque Max Gallant no tiene la más mínima idea.
《4to libro de la saga Rainbow》
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Max.
En cuanto Chester salió de casa supe que no había marcha atrás.
Me quedo parado viendo la puerta cerrada, la habitación vacía.
¿Qué esperaba?
Es mi culpa.
Necesito eliminar este sentimiento que me está matando lentamente. Esta agonía de no tenerlo conmigo. Nunca más.
¿Y si no vuelvo a besarlo?
¿Y si no vuelvo a tocarlo?
¿A verlo sonreír?
Sé que no debería, pero las ansias me hacen temblar las manos y la necesidad apretar las uñas contra las palmas.
Con la respiracion agitada y las lagrimas aún en mis ojos, marco el numero de mi antiguo amigo. Aquel que me prometí no volver a llamar. Aquel que solo me trajo problemas con mi familia y amigos. Aquel numero que debería haber eliminado de mis contactos.
Sé que está despierto a pesar de la hora. Sé que tiene lo que necesito.
"—¿Max? ¡Hombre, ya te extrañaba!"
Sin siquiera saludarlo respondo.
—Necesito verte. Ahora.
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Brett.
Dejo la moto en frente del hospital.
El edificio se alza ante mí, imponente e impoluto. Los recuerdos de estar allí me estremecen cuando paso por la puerta mecánica delantera.
Me acerco a recepción y solo ruego porque se hayan equivocado, que el hombre que está en una de estas habitaciones no sea él. Por favor, que no sea él. El señor tras el mostrador me indica el numero de habitación y yo camino lentamente, no queriendo que el momento de enfrentar a mi padre llegue.
Toco el botón 3 del ascensor y espero, con la musiquilla de fondo que me ponía de los nervios.
Mis pasos resuenan en la cerámica blanca del suelo, mi mano toma el picaporte de la habitación 445.
