Max.
Emma lleva el cabello rizado y un perfecto vestido negro suelto y cubierto de glitter.
Me aparto de la puerta y la dejo pasar. El interior de mi casa es un caos: todos corriendo de aquí para allá verificando llevar todo.
—¿Cómo estás? —pregunto.
—Bien... —responde sin mirarme.
Vamos hacia la sala y nos sentamos en el sillón. Lejos el uno del otro y en silencio. Juego con mis dedos intentando disminuir mis nervios.
—Le has dicho a George. —es todo lo que dice.
Yo volteo a mirarla, tiene la vista fija en sus rodillas desnudas.
—Lo siento, se me ha escapado.
—¿Al igual que se te escapó el puño? —responde con rapidez.
Yo suspiro y la culpa se hace presente.
—Hablaré con él... sin golpes.
Ella no responde.
—¿Cómo estás tú? Con aquel chico... —dice de repente. Tiene una sonrisa leve en sus labios carmesí.
Me sorprende un poco su pregunta. Que se interese por mi relación con el chico con el que la engañé.
Sonrío un poco y siento alivio al ver el esfuerzo que hace porque todo vuelva a la normalidad lo más pronto posible.
—Pues... no lo sé... Nunca antes me había sentido así con alguien. Y ahora... estoy esperando a saber algo de él. Digamos que peleamos... —miro mis zapatos negros brillosos, incapaz de levantar la mirada. Me da vergüenza hablar de estas cosas. Con ella y con cualquiera.
—No me digas que también lo engañas.
Ella suelta una carcajada pero yo me espanto de la sola idea.
—¡No, no! Solo que... la he cagado.
—Como siempre. —murmura.
Yo golpeo su hombro amistosamente. Nos sonreímos, no del todo cómodos con el otro, pero sin duda más que antes.
—¿George te trata bien? —desvío la conversación de Chester—. Porque si no lo hace...
—Tranquilo, él es genial.
—¿Es mejor que yo en la cama? —bromeo.
Ella se sonroja y me golpea en el brazo. Después de un silencio llenado de nuestras risas, vuelvo a hablar.
—¿Cómo se tomó lo del bebé?
Ella suspira y casi inconscientemente se lleva la mano a su abdomen, por ahora, plano.
—No lo sé. No sé ni cómo me lo estoy tomando yo. Supongo que iremos viendo con el tiempo...
—Sabes que cualquier cosa que necesiten...
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Red.
Dragoste¿Y si te enamorases sin querer del chico del bando enemigo? ¿Qué harías? Porque Max Gallant no tiene la más mínima idea. 《4to libro de la saga Rainbow》