- ̗̀➽◦̥̥̥04; Enmascarando al corazón.

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Luego de que el omega rubio se retirara de la mesa excusándose con un simple malestar estomacal, a su gemela no le había quedado más remedio que poner su mejor cara ante la incómoda situación: juntó toda su fuerza de voluntad para mantener sus buenos modales al margen y continuar con la poca paciencia que le iba quedando.

El ambiente estaba tenso desde que Dina y su hijo cruzaron el umbral. Se percibía una vibra pesada y caladora, proveniente de la beta particularmente.

Historia sabía de sobra que Armin no se sentía mal en lo más mínimo. Aquello era un simple pretexto para salir de aquel lugar lo más rápido posible, y lo sabía a la perfección no sólo por el simple hecho de ser hermanos y conocer con exactitud las mañas del otro; era porque ella también sentía esos fuertes impulsos, y estaba demasiado tentada en seguirlos.

Escuchar a Dina parlotear en vagos intentos por hacer cambiar la mentalidad de Uri y convencerlo en tener otro hijo con sangre completamente real y deshacerse de los mestizos no era algo que a la joven omega le gustara escuchar, claramente. Detestaba con todo su ser a aquella mujer; no sólo por las obvias insinuaciones y miradas despectivas que lanzaba hacia su persona, era también por contradecir la ideología que en algún momento llegó a ser suya, ¿cómo era posible que pudiera odiar tanto algo que en una parte de su vida, por más mínima que fuera, defendió a capa y espada? El mismo pensamiento de que se casarían y engendrarían con alguien que realmente amaran y no por la obligación de mantener la dinastía era lo que unió a ambos gobernantes cuando eran jóvenes, mismo que los separó durante casi tres lustros.

Aquella conversación estaba colmando la escasa tolerancia de Historia. La beta ni siquiera se tomaba la molestia en ser menos directa: decía las cosas de frente, con descaro y sin tapujos.

La omega tenía unas tremendas ganas de replicar en protesta, pero se limitaba a morderse el labio con una fuerza moderada mientras ojeaba sigilosamente a su padre, quien se mantenía en silencio, mostrando poco interés en el tema. Quizás era por la emoción de la reconciliación que Uri se mantenía indiferente ante los comentarios de su familiar, o quizás porque sabía que "otorgar" momentáneamente no causaría ningún efecto. Sea como fuese, su padre era sabio, no por nada se había convertido en el primer omega en gobernar Paradis.

—Aún no es tarde para enmendar tus faltas, Uri —susurró Dina, deslizando su mano lentamente hasta tocar la del contrario—. ¿Recuerdas a Angelo? —los ojos del rey se tornaron diferentes, su mirada se veía totalmente dichosa, por lo que una leve sonrisa se dibujó en el rostro de Dina. Era la reacción que esperaba—. Así es, el primogénito de Teodosio, hermano mayor de Alessandro, el rey de Ouránio, el segundo gran reino después de Marley, por supuesto —alardeó lo último de forma petulante.

Uri recordaba al nombrado lúcidamente. Era un consanguíneo relativamente cercano; había compartido una gran parte de su infancia con él. Era un alfa serio, competitivo, ambicioso y sobre todo, intimidante, o al menos así memoraba las descripciones que los demás daban sobre él, puesto que con Uri siempre se comportó de buena manera.

Durante su adolescencia llegaron a enamorarse, lo cual le convenía altamente a la familia real, pues en ese tiempo el rey Karl tenía la idea de que Rod gobernaría Eldia mientras que Uri se casaría con Angelo y todos vivirían envueltos en felicidad eterna.

No es necesario mencionar que aquellos planes se vieron abruptamente estropeados por la imprevista desaparición de Rod, junto con la intrusión de Kenny en la vida del joven omega, quien se descuidó y olvidó por completo de su primer amor al conocer al verdadero, al único, el indicado: su predestinado.

—Bueno, él aún no ha perdido el interés en ti —prosiguió la beta al ver que no obtenía respuesta alguna. Tragó saliva, buscaba las palabras adecuadas para persuadirlo—, y por la manera en la que me miraste, tengo la osadía de admitir que tú también le guardas ciertos sentimientos. Sé que comprendes perfectamente a lo que me refiero, no trates de convencerme de lo contrario.

Seamos malos juntos || Yumihisu y EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora