Pocas horas para las reuniones

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(Cancer)

Hoy es viernes y me dirijo de camino al instituto, no sin antes pasar por unas tiendas para matar mi antojo de chocolate. Al entrar mi tienda favorita, la cual es la que vende las mejores cosas y al precio mas accesible, pude ver a la chica mas linda que existe.

Hola Sagi -dije al acercarme.

A-ah, hola Cancer -dijo Sagi sorprendida -¿que haces por aquí?

Vengó por unos chocolates, este lugar es muy bueno -dije mientras pensaba que chocolate comprar, había mucha variedades.

Ya veo -dijo.

¿Y tu Sagi? -pregunte curioso.

Ya que las chicas nos reuniremos, decidí comprar algunos dulces -dijo mientras tomaba unas gomitas -no me gusta llegar con las manos vacías.

Que linda -dije suspirando. Había pensado en voz alta.

¿Que dijiste? -dijo dirigiendo su mirada fija en mi.

E-eh, nada -dije nervioso.

Bueno.

Tomo un par de galletas y se fue al mostrador, mientras para no quedarme atrás tome un chocolate rápido para ir detrás de ella.

Solo esto -dijo Sagi.

Son 50 -dijo el señor del mostrador.

Aquí tiene -dijo Sagi dando un billete de 50 exacto.

Yo sólo quiero esto -dije mientras le mostraba el chocolate con maní.

Serian 3,50.

Saque un billete de 5 de mi cartera -tome, conserve el cambio.

Muchas gracias por su compra, feliz día -dijo el señor.

Feliz día -dijimos Sagi y yo a la vez.

Mientras nos dirigimos al instituto note que Sagi me observaba mucho, no paso mucho tiempo cuando empecé a estar nervioso.

¿Que sucede? -dije mientras dirigía la mirada a ella.

Nada, solo te veo -contestó.

Pero, ¿por qué? -dije empezando a sudar.

¿Estas nervioso por eso?

Un poco -conteste secando mi frente- no es muy frecuente que me miren.

Eso no lo puedo creer -dijo Sagi.

¿No?

Nop.

Me acerque un poco mas a ella.

¿Te gusta alguien? -pregunte.

Tal vez si, tal vez no -dijo con una sonrisa.

Eso no se vale -dije.

Como era el refrán -pensó por un momento- en el amor y la guerra todo se vale.

Sabes que estas justificando las trampas -dije levantando una de mis cejas.

Yo soy una de las primeras en eso -dijo mientras guiñaba su ojo.

Me recuerdas un poco a un familiar -dije conteniendo mi sonrisa.

¿A quién? -preguntó.

A una prima, siempre jugábamos juntos y ella tenía una actitud parecida a la tuya -suspire y dirigí mi mirada a sus ojos - aunque tu personalidad es mas agradablemente.

Se sonrojó al oír esas palabras, pero me dedico una bella sonrisa.

Al llegar al instituto nos dirigimos a nuestro salón, a veces pienso que deberíamos estudiar en la planta baja, pero desgraciadamente nos toco el salón del tercer piso. Al entrar al salón, visualice que todos ya habían llegado y conversaban sobre las reuniones.

Un Zodiaco EnredadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora