Capítulo VI
Anhelo
El enorme salón estaba atestado de gente, como ya era costumbre cada quince días en una de esas repetitivas fiestas que la alta sociedad organizaba para darse palmaditas en la espalda y recordarse lo ricos y poderosos que eran. Sin embargo, aquella fiesta era "especial".
Las paredes construidas al puro estilo victoriano, estaban decoradas contrastantemente, con enormes pantallas que mostraban lo último de los más grandes artistas visuales. Por supuesto, no había ser humano que entendiera sus obras, pero definitivamente encerraban un significado más allá de la cultura de la persona promedio, (al menos así defendían los artistas, sus obras). Había también, pequeñas mesas que estaban uniformemente distribuidas, en las cuales, bandejas de plata ofrecían bocadillos del más alto gourmet.
Hombres y mujeres, vestían de manera impecable y actuaban de la manera más educada, justo como la etiqueta lo requería. Había viejos, jóvenes, gente famosa, gente muy adinerada; la crema de la sociedad. Se paseaban personas de una hermosura física deslumbrante, aquellas que era poco menos que imposible no observar cuando pasaban al lado de uno, otros no tan agraciados que se hacían acompañar por las primeras, y claro, fotógrafos contratados que retrataban a los presentes, para diarios que sólo esa gente leía.
Tessa observaba todo desde el interior de un balcón. Es verdad, había mujeres deslumbrantes en aquel recinto de ostentosidad, pero era difícil que alguien, siquiera, se acercara a la hermosura de la susodicha. Sus ojos de color gris y de forma alargada (casi felina), se movían pasivos y aburridos. Su cabello rubio y largo, se escondía tras sus hombros hasta la parte alta de la espalda descubierta por el delicado vestido de cóctel color plata que la envolvía. Sus labios delgados y finos sucumbieron ante un pequeño bostezo y su piel blanca y tersa brillaba gracias a un maquillaje creado del mismo Lumen que su familia había, hace mucho tiempo, aprendido a controlar. Tenía veinte años de edad.
Una joven de tez caoba se acercó a ella. Vestía de manera acorde al resto de las personas. Carraspeó su garganta para llamar la atención de su adormecida amiga.
-William está ahí, ¿ya le saludaste? -preguntó la recién llegada, haciendo un claro intento por crear una emoción en Tessa.
-No, Trish, aún no- despreció Tessa, apenas mirando a su amiga-. ¿Es hora?
-Sí. ¿Está todo bien? -preguntó Trish, a sabiendas de que la respuesta sería la misma de siempre.
-Claro que sí, fantásticamente -respondió Tessa, con su acostumbrada sonrisa de protocolo.
-No soy uno de tus clientes, puedes hablar conmigo -recriminó Trish, un tanto abatida.
Tessa miró un poco sorprendida a su compañera. Esta vez, una sonrisa plena y sincera invadió su rostro. A veces era difícil separarla de todo aquél mundo que le era apenas soportable. Las dos habían crecido juntas. Sus padres habían trabajado hombro con hombro, en aquella empresa que les había dado pase exclusivo a un mundo sin restricciones. Trish era, quizá, su único nexo sincero, puro y honesto con la vida real. Como respuesta a su amiga, asintió con alegría y le abrazó por unos instantes.
Las barras de lumen que brillaban enérgicamente en el techo del salón y que iluminaban hasta el espacio más recóndito, se apagaron de pronto. Los monitores que antes mostraban la representación artística, se unieron con gracia para crear una sola y enorme pantalla. En ella, se dibujó un signo en forma de llama azul rodeada por un círculo y atravesada por una estrella fugaz. Las palabras "Focus Lumen" aparecieron a los pies del símbolo.
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Focus Lumen 1: Factor Cero
Fantasy"Voy a encontrarte" Son las palabras que encierran la más épica de las batallas, esa que definirá el resto de la existencia humana. Después de un evento catastrófico que merma la vida en la tierra, bautizado como: "El colapso", la humanidad trata de...