Capítulo XV: Sueños, miedos y realidades.

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Capítulo XV

Sueños, miedos y realidades.

 

         Gabriel decidió poner a prueba por un tiempo, las habilidades recién adquiridas de sus discípulos. Las pruebas consistían en detectar formas de vida, alrededor del desierto que rodeaba al panal. Era complicado, pues en general se trataba de pequeños insectos, aves y uno que otro mamífero; los pocos seres que podían sobrevivir esas condiciones de clima. En conclusión, individuos que no atraían mucha energía, y eran más difíciles de localizar. Como fuera, resultaba refrescante entrenar en el mundo real.

         David se esforzaba el doble de los otros para no quedarse atrás. En cada ocasión que lograba concentrarse, esa extraña sensación que emanaba de su interior, parecía quererle recordar que estaba ahí. Era como tener sed y no poder saciarla. Cuando perdía su objetivo, Gabriel lo notaba, tomando como displicencia aquello, y torcía la boca en señal de decepción. David sólo atinaba a mirar el abrasador sol que caía sobre ellos y a patear la seca arena bajo sus pies. Intentó hablar con el obelisco al respecto en una ocasión, pero éste parecía tan emocionado por los avances del grupo, que decidió guardárselo por el momento.

         El humor del sello se veía cruelmente afectado por la situación sin nombre por la que pasaba y trataba de darle una explicación lógica, enumerando cada causa probable para el extraño malestar. Quizá sólo se trataba de aquel odio que no parecía poder borrar del subconsciente; pensándolo bien, eso fue siempre lo que le causó problemas, sólo tenía que ganar un poco más de autocontrol. Era eso, un odio que no había encontrado final, y por fin hacía meya en su persona. Además, era sólo algo esporádico, algo que parecía agudizarse mientras entrenaban. El resto del día transcurría con total normalidad y tomaba esto como una nueva anomalía causada por sus habilidades recién adquiridas. Quizá todos pasaban por lo mismo y él simplemente se alarmaba sin necesidad. Pensó en hablarlo cuando se diera la apropiada situación; plática que inconscientemente fue retrasando hasta anularla por completo.

         Poco a poco, le fue restando importancia.

         Llegó el mes de octubre, y con él, un cumpleaños. El primero que se vivía en el panal. El 24 de ese mes, Razi cumplía veintidós años de existencia, y Equímides se había esforzado para hacer de ello, todo un acontecimiento. Después del entrenamiento del día, sorprendió a todos con un enorme pastel de tres pisos, con cubierta de vainilla, interior de delicioso chocolate y apariencia de ser demasiado para seis personas, tomando en cuenta que dos de ellas no comían. El panal estaba fallidamente decorado con algunos de los detalles que los humanos solían utilizar para alegrar ese tipo de eventos. Pero su intento había resultado cómico para Kira, quien logró detectar algunos arreglos de noche de brujas. Equímides había adquirido también bebidas que le parecieron suficientemente festivas, por lo cual los chicos terminaron bebiendo desde cerveza hasta jugo de tomate. Las botanas, era mejor no tocarlas.

         El día resulto ser agradable. Razi, a pesar de no acostumbrar festejar sus aniversarios de esa manera, agradeció el gesto y disfrutó plenamente del detalle. Kira utilizó a Pi para tocar algo de música, a lo que el robot respondía con improvisados bailes que arrancaron sonrisas. Incluso David dejó atrás sus preocupaciones atrás. Las fiestas que había tenido antes, constaban de la mitad de la población actual lo cual volvía al evento, algo de proporciones majestuosas en su estado personal de ánimo.

         Aquel nuevo y acogedor hogar, nunca había lucido tan bien. Papeles de colores por todos lados, platos embarrados con betún y salsas de color extraño, abarrotaban la sala de estar. Para otros ojos, aquello era un simple remedo de fiesta infantil muy excéntrica, para todos en el panal, era calidez de hogar.

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