Capítulo XXII: Reminiscencias

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Capítulo XXII

Reminiscencias

 

         Joel caminó por entre los cadáveres de sus hombres enviados en la primera nave que salió de Focus Lumen. Regados a lo largo y ancho de Tulum, tanto soldados como científicos, habían caído fulminados por una fuerza desconocida. No había marcas en sus cuerpos o heridas de algún tipo; era como si la vida se les hubiera simplemente escapado.

         Sí había, en cambio, un tangible terror en sus rostros. Tuvieron tiempo suficiente para entender que estaban a punto de morir, y habían fallecido con ese horror labrado en su expresión.

         El improvisado centro de investigaciones (que era una carpa con la capacidad de crear atmósferas de todo tipo, para el desarrollo de los experimentos) había sido destruido, y ahora descansaba hecho pedazos en la tierra.

         El escuadrón de Nichols, exploró toda el área sin encontrar rastros del o los agresores; ni una sola huella dejaron atrás. Sin mostrar signos de estar afectado, Joel observaba las indagaciones que los soldados realizaban sin esperanza de encontrar una verdadera pista de lo ocurrido.

         Avanzó por su cuenta, ignorando las recomendaciones del capitán, hacia el punto que utilizó meses antes para engañar a los Trece, y su sorpresa no pudo ser mayor. Había cuerpos, rocas, ramas y polvo, flotando como si la gravedad no aplicara para ellos. Cuando uno de los soldados se acercó con un medidor de Lumen, éste se volvió loco. Los niveles rebasaban incluso los más altos parámetros existentes, y era obvio que la misma energía causaba el extraordinario fenómeno que ocurría frente a ellos.

         Ordenó entonces, que una de las naves se preparara para partir, mientras el resto de los soldados, reinstalarían el centro de investigaciones y esperarían su regreso. Su plan era volver a Oppidum Lux, relatar el hallazgo, conseguir más apoyo y volver con vastos recursos. Los hombres, aunque algo temerosos, obedecieron sin chistar, y sin perder tiempo, comenzaron a reinstalar la carpa.

         Joel subió a la nave y acompañado de un par de hombres, el piloto y por supuesto, Tessa, (inconsciente aún, dentro de la nave) partieron de regreso a la gran metrópoli. En la mente de Joel, apenas si cabía la excitación. Quizá había subestimado las posibilidades de ese lugar.

         Cuando cruzaban ya la mitad del atlántico, llamó a sus laboratorios. Se sentía en humor de escuchar más buenas noticias.

-Doctor –saludó a un decrépito pero eminente anciano que le miraba desde el otro lado de la línea- ¿Cuál es la situación del prototipo?

-Esperanzador, señor Nichols. El sujeto alfa ha respondido a todos los estímulos y ahora puede realizar tareas básicas con el Lumen –anunció el Viejo de bata blanca con una complacida sonrisa.

-Llegaré en un par de horas, si las cosas van de acuerdo a lo planeado, procederemos a la fase dos. ¿Está claro?

-Señor, sin tener un sujeto de pruebas adecuado, sería arriesgado forzar la fase 2; el sujeto alfa no está listo.

-No se preocupe. Tengo al perfecto sujeto de pruebas.

-¿Señor?

-Llegaré en un par de horas. Prepare todo.

-Sí, señor.

         Nichols sonrió como no lo había hecho en años. Miró de reojo a uno de los soldados, utilizar un sensor de Lumen en Tessa (quien había sido sujetada a uno de los asientos). La cara del hombre mostraba confusión.

Focus Lumen 1: Factor CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora