Capítulo XVI: Los ideales discordantes.

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Capítulo XVI

Los ideales discordantes.

 

         Equímides pasó los siguientes días, ayudando a los chicos a desarrollar sus habilidades. Era grandioso lo que cada uno descubría que podía hacer, día con día.

         David ganaba una fuerza descomunal, incluso para los mismos parámetros del grupo. Sus ataques comenzaron a tomar forma y lógica, aprendió a modular el lumen; atacar sólo con el necesario.

         Razi desarrolló la habilidad de prever sucesos muy próximos, lo cual hacía casi imposible tocarla en batalla. Era como leer el pensamiento de los demás, pero esto sólo funcionaba cuando las acciones estaban a punto de suceder. Una especie de sexto sentido. Ella no podía expulsar aun la energía como tal, sólo lograba crear grandes barreras y manipular todo alrededor por medio de su energía. Era capaz, también, de congelar los movimientos de los demás, por algunos segundos.

         Kira tenía muchos problemas para administrar sus habilidades; resultaban una amenaza hasta para él mismo. Con un movimiento de brazo, podía crear una línea de energía que cortaba todo a su paso. Era impresionante ver caer montañas enteras, partidas en pedazos. Su velocidad era casi insultante para el resto, parecía tele transportarse más que correr. Había tomado la irritante manía de tocar el hombro de David y desaparecer en el acto. Dejó de hacerlo cuando el afectado hubo golpeado el suelo, provocando que el inestable piso, derribara aparatosamente al bromista.

         No había, sin embargo, nadie más emocionada que la misma Tessa. Sus habilidades eran básicamente majestuosas.  Los ataques que realizaba, no causaban sólo explosiones, sino también algo semejante a un gran choque eléctrico, que para los fines y términos, resultaban devastadores. No tenían la fuerza de los de David, pero sí eran mucho más variados. Podía lanzar letales líneas de Lumen, majestuosos fuegos artificiales y coloridos destellos muy dolorosos. Mientras que David sólo lograba expulsarlos con violencia, Tessa podía modularlos con mayor facilidad.

         Sin embargo, lo más grandioso de sus poderes, floreció en un accidente. Mientras ella y David tenían una batalla de entrenamiento, la chica falló en su ataque y se estrelló a gran velocidad en una gran montaña, que aunque no dejaba de ser ficticia, el cuarto de las situaciones ya había demostrado con anterioridad, que podía ser tan doloroso como la realidad.

         Así, mientras la chica fritaba una de sus piernas para aminorar el dolor, descubrió que éste desparecía y el área afectada, parecía estar sanando. Con un poco de práctica y los sabios consejos de Equímides, la chica pronto pudo sanar cortes, golpes, fracturas y todo lo que resultaba de un día de duro entrenamiento. En poco tiempo, era ella quien sanaba a sus compañeros, supliendo casi de forma permanente a Equímides.

         Aunque Gabriel había asegurado, que sería él quien continuaría con el entrenamiento de combate en combinación con los nuevos poderes, había estado ausente los últimos días. No parecía tener intención de dar una explicación ni justificar su aparente desinterés.

         Equímides impartía las lecciones hasta donde su capacidad se lo permitía, pero pronto fue muy claro, que las batallas cuerpo a cuerpo (tópico que ya practicaban), no eran su especialidad.

         Gabriel, por su parte no pasaba mucho tiempo en el santuario, mucho menos en el panal. De vez en cuando, alguno de los chicos se cruzaba con él, pero el obelisco saludaba parcamente, y se retiraba con prontitud.

         El año entraba a su último mes. El frío y la sensación festiva, se sentían incluso en el pequeño nuevo mundo de los sellos. Gracias a Pi, habían estado al pendiente del mundo exterior, y los anuncios navideños y de fin de año, creaban una especial sensación de nostalgia en los chicos.

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