Capítulo XII: Razi

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Capítulo XII

Razi

Ava observaba desde una colina, cómo los mercenarios rodeaban la aldea. Los pobladores, quienes se habían percatado de esto, permanecían unidos todos en una pequeña plaza central.

Las casas del lugar, daban la impresión de hacer sido construidas a mano con métodos rudimentarios. Quizá adobe, lodo, madera y materiales provenientes del ingenio humano. La aldea estaba asentada en medio de una sabana, en lo que antes era el Noreste del continente africano. No había, algún dejo de tecnología, ni nada que se le pareciera. Una hermosa aldea construida con el sudor de sus habitantes, quienes vivían de lo que la tierra les proveía: una aldea exterior. De aquellas pocas poblaciones que se había negado a los alcances de la corporación Focus Lumen. Ellos respetaban la energía vital, como algo proveído por la madre naturaleza y eso, para ellos, era sagrado, inviolable.

En su totalidad, de raza negra. Los hombres y mujeres jóvenes, de gran fortaleza y altura, se preparaban para la batalla, mientras las madres, los niños y los ancianos, se protegían unos a otros, confundidos por lo que sucedía.

El capitán de los mercenarios se acercó a Ava, la cual, maravillada, seguía mirando la escena.

-Estamos en posición -anunció el soldado.

-Bien. Entremos, entonces -ordenó Ava, bajando de un salto la colina y dirigiéndose con gran velocidad a la aldea.

Los mercenarios entendieron esto como su señal para avanzar y siguieron a la despampanante pelirroja, que con zancadas firmes, se acercaba a los pobladores.

Un hombre de edad avanzada, y el aparente líder de la aldea, dio un par de pasos al frente. Vestía como el resto de los habitantes, con una manta que lo cubría por completo, con motivos tribales y colores vivos. El hombre saludó a Ava con un amable gesto, extendiendo la palma de su mano al frente. La chica ordenó a los mercenarios, mantener posición, mientras ella caminaba al encuentro del anciano.

-¿Entiende lo que digo? -preguntó Ava, clavando la mirada en el hombre.

-Zi, ezz un idioma que ya todoz hablan, bella dama -dijo el hombre con un extraño acento.

-Bien, eso nos ahorrará tiempo -aseguró Ava-. Estamos buscando a una persona. Fuentes muy confiables nos aseguran que se encuentra en este lugar. No sabemos cómo luce, pero sí sabemos que es alguien muy fuerte; seguramente sabe de quién hablo. Sólo queremos a ese individuo, nadie tiene que salir herido.

-Hay muchoz hombres y mujerez fuertez en esta aldea -respondió sin titubear el hombre.

-Entonces, supongo que tendrá que ser del modo difícil.

-No pienzo entregarle a nadie -aseveró en tono definitivo, el anciano.

-Bien, entonces, empecemos con esto.

Ava, de un golpe, atravesó el tórax del pobre hombre, quien sólo alcanzó a soltar un resoplido. Los guerreros de la aldea, quienes habían mirado en primera fila, la escena, gritaron furiosos y se abalanzaron en contra de la mujer. Los mercenarios comenzaron a disparar en contra de los aldeanos, quienes caían uno a uno, impactados por los rayos que salían de las armas de Lumen. Aquello era una masacre.

Ava sonreía ante la imagen. Parecía complacida con todo aquello, pues odiaba a los humanos, no soportaba su putrefacto hedor, ni su insoportable presencia. Qué mejor que verlos asesinarse los unos a los otros.

-¡Alto! -gritó una exasperada voz.

De entre los aldeanos, se abrió camino una hermosa chica de piel oscura y ropajes de guerrera. Llevaba en su mano izquierda una hermosa lanza. Sus ojos negros estaban llenos fiereza. Su cabello lacio y del mismo color que sus ojos, se movían al ritmo acelerado de sus pasos. Rápidamente se acercó al cuerpo del anciano caído, quien agonizaba.

Focus Lumen 1: Factor CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora