Capítulo 87

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Dando comienzo hacia la primavera, el aire se sentía cálido y refrescante. Era el inicio perfecto para unos relajantes días.

Pero, para el chico llamado Souta Kabuchi, eran días decisivos en cuanto a lo que la educación de refiere.

Este movía de manera inquieta su pierna y mordía el lápiz con nerviosismo. Estaba acabando el ciclo de ese año escolar y las ausencias a clases no le favorecían en ningún aspecto.

Souta observó con atención la hoja de su examen, si fallaba tendría que tomar clases extras.

"No tengo el tiempo para eso"

Ese era el mayor problema que recorría en su cabeza, pero sin educación tampoco se llega lejos.

Souta de manera repentina soltó el lápiz y miro en dirección a la ventana, una nueva idea se había forjado en su mente.

Este ante el entusiasmo de aquello, sonrió y nuevamente enfoco su concentración hacia el examen.

El tiempo desde eso tuvo altos y bajos, pero ya había llegado a su fin.

—Bajen sus lápices — Exclamó el profesor de turno.

— Pasen sus hojas hacia adelante.

El chico hizo lo solicitado al igual que sus otros compañeros y espero a que por fin los dejaran ir.

Souta mirando su celular camino unos metros y se detuvo frente a lo que parecía ser una escuela secundaria.

El chico volvió a ver su celular y no aparto la vista de este por un buen rato, finalmente miro nuevamente hacia el edificio y suspiro.

—Bueno, sabiendo esto no debería haber problema.

Un tanto dudoso, Souta se adentro hacia el terreno de la escuela, el chico miro de un lado a otro en busca de ayuda, pero este una vez resignado sintió como su hombro era tocado.

—¿Disculpa? — Un hombre en sus treinta miro extrañado al adolescente, quien dio unos pasos hacia atrás.

— ¿Que haces aquí?

Souta dio un pequeño sobresalto y se inclino levemente para saludar.

— Buenas tardes... Soy Souta Kabuchi y si es posible, me gustaría saber sobre las matrículas para el próximo semestre

El hombre levantó la ceja para más extrañeza.

El chico al sentir la presión, bajo la vista apenado o más bien eso quería aparentar

— Mis padres fallecieron y mi... hermanita dejó de asistir a clases... además...

El hombre al ver al devastado muchacho, solo fue capaz de acotar una simple frase :

—Dame un segundo.

Con un truco barato y sucio, el muchacho había llegado a su objetivo, hablar con un encargargado de la escuela.

Al cabo de unas horas, Souta salió del recinto con unos papeles y suspiro de agotamiento.

—Era obvio que no sería tan fácil —

Souta finalmente había llegado a su penúltimo destino, este se adentró a una pequeña plaza y se detuvo justo frente a una banca en la cual se encontraba sentada una chica con la mirada en blanco.

—Cómo siempre, ya estas aquí... ¿Vienes?

Hotaru al escuchar eso levantó la vista y sonrió . Era algo que se había vuelto rutina.

Pasar sus días en una desolada plaza, esperando que ese chico regresará como un dueño cuidando a un perro que no puede conservar.

Hotaru sabía eso, pero no era algo que se pudiera evitar como tal.  En su condición le es imposible hacer otra cosa.

Cuando ambos iban caminando hacia  como lo que se había vuelto una rutina

— Enserio te cambiaste de casa... — Hotaru observaba a su alrededor, era un barrio con pequeñas casas y unos cuantos departamentos pequeños.

— No quedaba de otra, aunque mejor ni lo recuerdo — Tocandose la nuca, el muchacho comentó y miro de reojo a su  amiga.

—¿ Y... como vas con eso? — Para intentar acabar con silencio, el muchacho se le ocurrió preguntar lo más obvio.

—Creo que bien... algo... —  Hotaru trato de sonreír y señaló en dirección a su cabeza.

—Igual que siempre— Diciendo eso de manera un tanto irónica, Souta comentó, cosa que la chica solo asintió.

— ¿Ya llegaron?

Tanto Hotaru como Souta, voltearon a ver a esa joven voz conocida, ambos conocían a la niña, sin embargo, había algo que llamó la atención del adolescente.

—Aoi ¿esa niña?

La niña miro a la pequeña de unos seis años, de cabello color cobre ondulado y le llegaba hasta las caderas, un peculiar color, sin duda y con unos ojos pistachos que la hacían aún más llamativa, esta se apegaba a su cuerpo y luego negó con la cabeza.

—La encontré en el parque

Souta se quedó callado, eso sí sonaba como que acabará de recoger a una especia de animalito.

Aunque el no era nadie para juzgar eso, total no es muy diferente a lo que este solía hacer.

—Akko... o al menos eso está escrito aquí— Aoi se agacho y tomó la tarjeta que la niña andaba trayendo junto a una cinta alrededor del cuello.

Souta observó extrañado a la pequeña y se acerco a revisar la supuesta identificación.

" Akko, si me encuentras llama a el siguiente número...
vivo en Refugio... — El chico detuvo sus palabras y devolvió su vista la infante a la que le pertenecía la identificación.

—¿Que sucede? — Preguntó Hotaru tratando de captar la idea del momento.

— Es un orfanato... —Souta con voz apagada mencionó eso y se levantó.

Hotaru observó a la niña y le sonrió de manera amigable. La pequeña se le quedó mirando unos segundos y luego le señaló con el dedo.

—Hota ~

— ¿La conoces? —Souta inmediatamente no dudo en preguntar, desviando su vista hacia la chica de que estaba a su lado.

Hotaru negó con la cabeza de manera consecutiva.

—Nunca antes la había visto.

Todos dirigieron su vista a la extraña niña quien se veía ciertamente confundía.

— No había dicho nada en todo el día... —Aoi finalmente confesó eso.

Mi Pequeña Hermana Mayor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora