Capítulo 91

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La pequeña niña al despertar, miro a su alrededor asustada, era un sitio desconocido, por no decir que se encontraba con su mayor miedo.

La soledad.

Chifuyu tomó la sabana que la cubría y se aferro a ella para finalmente echarse a llorar a grito vivo.

Por otro lado, la persona que si estaba con la infante en el extraño lugar dio un pequeño sobresalto, al escuchar el desconsolador llanto.

Souta rápidamente se levantó y corrió hacia la habitación en donde estaba su "invitada"

El chico se quedó mirando estupefacto como era que la pequeña lloraba de esa manera.

Era cierto que el no ha estado con ella en un tiempo, que él sólo la tenía que cuidar hoy por un tema urgente. Pero la pequeña que estaba llorando ahí era completamente diferente a la niña que el vio la última vez.

Souta camino hacia la cama y se sento a un costado de esta mientras le acariciaba el cabello.

Chifuyu dejó de llorar al sentir al chico, sin embargo, eso no duró mucho, cuando la pequeña vio al chico se levantó de la cama y aún sobre ella comenzó a alejarse del muchacho mientras aún sollozaba.

Souta trago saliva, consolar a la niña seria inútil y preguntarle también, ella no quiere nada con él.

—¿ Donde estoy? ... ¿donde estas...? —

Souta lentamente salió de la habitación y se quedó en el marco de la puerta mientras veía que la pequeña seguía llorando en el cuarto, mientras también solo daba vueltas en el.

El chico tomó el celular de su bolsillo para llamar al responsable de que él estuviera en nuevamente cuidando de su hermana.

— Hola... Hiroshi...

Souta había sido contactado por Hiroshi hace unos días, era un caso urgente donde él sabía que era el último en la lista para haberle pedido ese favor.

El chico tomó un respiro y se concentró en lo que escucharía por el otro lado del teléfono

—Souta, primero promete que no entrarás en pánico, no la obligaras a nada y sólo sigue tratandola como la niña que es.

El chico al escuchar eso trago saliva,el tono de y miro hacia atras levemente.

—Lo haré...

— Esa es Chifuyu.

Souta abrió los ojos producto de la sorpresa  y con voz temblorosa replicó :

—¿Que quieres decir?

Hubo un leve silencio al otro lado del sitofono, hasta que después de unos segundos, el joven adulto volvió a hablar.

— Que... esa niña tiene doble personalidad.

No había manera de que Souta pudiera contradecir eso, el no ha estado con su hermana por un buen tiempo.

—¿Sí esa Chifuyu...? no es demasiado....infantil...

Souta no logro terminar la oración, antes de que fuera interrumpido

—Está aterrada,  debo suponer que esta llorando ¿no?

Souta no dijo nada, era obvio lo que Hiroshi estaba diciendo, por no decir nada que él no sabe como reaccionar , después de todo lo primero había hecho su hermana desde que Hiroshi la dejo con él y al despertar fue echarse a llorar.

—Si sabias que iba a pasar... porque solo no dijiste antes de irte

Souta sintió como la voz en el sintofo suspiro.

—Es un juego de azar, además solo la tienes que cuidar un día.

El muchacho sabía eso, solo era hoy. Y ya había comenzado mal.

El chico tomo aire profundo, para su relajación y miro a la pequeña niña que aún continuaba llorando.

— ¿Que hago...?

—Del bolso que te di , busca el juguete de pingüino y llevala al sitio en donde estarás, sé que quizás te odie , pero le teme más a estar sola.

Souta hizo todo lo que le indico Hiroshi.
Contra su voluntad  cargo a la pequeña niña quien solo hasta la sala del pequeño apartamento y la dejo sobre el.

Obsevo a la pequeña niña que abrazaba con fuerza el pingüino y seguía sollozando.

—¿Hiroshi... donde..?

—Tenía trabajo que hacer, hoy estarás conmigo

Chifuyu al oír eso se encogió de hombros y hundió su rostro contra su muñeco de felpa.

— No quiero... estar contigo....

Souta no reacción ante eso, solo bajo la vista levemente y se encamino hacia la cocina.

Chifuyu se quedó sentada en el sillón mientras se volteba a ver al chico que parecía estar haciendo unos quehaceres hogañeros.

Así permaneció por un buen rato, cuando Souta se giraba para ver a la infante, esta se agachaba para quedar detrás del sillón hasta que el joven le quitaba los ojos de encima.

Souta hace mucho habia notado eso, este suspiro y dejó unos platos con la comida sobre la mesa.

— ¡No! — Chifuyu al notar la razón de todo, exclamó eso y se escondió detrás del sillón.

Souta solo se quedó viendo a la pequeña quien negaba con la cabeza mientras el chico se acercaba lentamente.

— ¡No quiero! ¡No tengo hambre!

Souta sabía que era mentira, ella había mirado con curiosidad y anhelo cuando el sirvió el almuerzo, ante eso el chico se hinco para quedar a la altura de la pequeña y le sonrió amablemente.

— Si comes, no te molesto más.

Chifuyu se quedo pensando por un momento y decidió obedecer.

—Bien.

Souta vio como después de comer, la pequeña jugaba con los escasos juguetes con los que habia traído, además de tener presente al oso de peluche apodado Kuma.

Algo curiosos de eso fue que Chifuyu no consideró mayormente al oso, más bien manipulaba al pingüino y fingía que este le hablaba a su viejo amigo.

Ella continuó haciendo eso mientras hacía una mueca de disgusto y finalmente empujó al oso mientras hacía un puchero.

Así se pasó su tarde Souta, analizando a la niña, y formulando cada vez más dudas con respecto a su comportamiento, además de que esta no quería que él se acercara. Pero tampoco lo dejaba irse de la habitación.

Algo difícil, hasta que finalmente Chifuyu se quedó dormida.

—Ya llegue.

Aoi se quedó mirando con sorpresa a la niña que dormía plácidamente en el tatami de la sala.

Está sonrió y se acerco cuidadosamente a la infante para comenzar a picarle suavemente una de sus mejillas.

–Aoi , no la despiertes... —Souta había llegado muy tarde a advertir, estaban las dos pequeñas frente a frente.

Chifuyu se frotó los ojos y se enfoco a la niña mayor que la veía con una sonrisa.

Ella la conocía, o eso podría decir. Su otra mitad era la que convivió por uno tiempo con la infante frente a ella.

Chifuyu levantó levemente la mano y me tocó el rostro a Aoi para devolverle una sonrisa.

Aoi se rio y alejo la mano de Chifuyu.

—Te extrañe, Yun

Chifuyu al escuchar eso bajo la vista y asintió levemente mientras inhablaba profundo y cerraba levemente los ojos.

—¿Yun?

— ¡Aoi! —  decir tal nombre, la menor de la niñas salto a los  brazos de la otra niña.






Mi Pequeña Hermana Mayor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora