Cap. 9

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Narra ______.

Me quedo mirando el móvil con incredulidad. Hace seis semanas que me marché de Brooklyn y, de repente, mi hermano Doyoung se acuerda de mí. Este mensaje es la primera muestra de comunicación desde que vine a Berkeley. Bueno, por lo menos es la primera vez que me dice algo. Yo le mandé un mensaje cuando llegué para que supiera que había llegado bien y eso fue todo. Hasta hoy. Vuelvo a mirar el teléfono. No sé por qué esperaba que actuara de forma diferente esta vez. Ya sabía que solo se pondría en contacto conmigo cuando necesitara algo. Y como siempre, lo que necesita es dinero. No quiero saber para qué lo quiere, pero teniendo en cuenta que me ha pedido ochocientos dólares, yo diría que lo quiere para pagar el alquiler. Y todo porque su arrogante y egoísta culo es incapaz de conservar un trabajo el tiempo suficiente para mantener al suicida de nuestro padre.

Me paso la mano por la frente intentando bloquear los recuerdos y le digo a Doyoung que llamaré al banco para transferir el dinero directamente a la cuenta de papá. Aunque eso da igual. Doyoung lo utilizará para lo que le dé la gana y dejará las necesidades de papá en un segundo plano.

Me asalta una oleada de culpabilidad por haber dejado solo a mi padre, pero me recuerdo que esto es lo que él quería y lo que ella habría querido para mí. Doyoung siempre ha estado demasiado abstraído como para hacer algo provechoso con su vida. Yo soy la que tiene cerebro, y por eso ella ahorró todo ese dinero con la intención de que pudiera pagarme la universidad cuando cumpliera los dieciocho años. Un día me dijo que era mi fondo de inversión universitario. Me explicó que empezó a ahorrar el mismo día que supo que estaba embarazada de mí porque quería que tuviera una buena vida. También ahorró para Doyoung, pero él utilizó el dinero para comprarse un coche y Dios sabe qué más. Si pudiera verle ahora, se avergonzaría de él. También se enfadaría mucho.

Cierro los ojos con fuerza para borrar esos pensamientos de mi cabeza. Ya han pasado tres años y la herida sigue demasiado fresca, demasiado abierta. El dolor sigue brotando como la sangre que emana cuando uno se corta con un papel, pero es soportable. Es parte de mi vida. Otra parte que debí dejar atrás cuando me marché de Brooklyn. Pero como ocurre con toda buena tragedia, me ha seguido hasta aquí.

Decido saltarme la sesión de biblioteca en mi hora libre y me pongo a trabajar metida en la segura burbuja de mi habitación. Además, ir a la biblioteca significa que me encontraré con Jaehyun. El equivalente californiano de mi hermano. 

Mis pensamientos escoran a nuestra cita de mañana por la noche. Debe de tener muchas ganas de acostarse conmigo si sigue esperando. Normalmente esperaría media hora. Si en ese tiempo consigue despertar tu interés bien, y si no pasaría a la siguiente. Sí, no se puede negar: al chico le gusta picotear de flor en flor. En cierto modo, hay una parte de mí que casi le respeta por perseguir lo que desea.

Una parte del tamaño de mi dedo pequeño del pie. El resto de mí sigue pensando que es un cerdo.

Me pregunto qué pensaría mamá si supiera que he aceptado este desafío. Como mujer fuerte e independiente probablemente se sentiría un poco orgullosa de que vaya a ponerlo en su sitio. Como madre me advertiría que tuviera cuidado de no perder mi corazón durante el proceso. Resoplo al pensarlo. ¿Perder mi corazón por Jung Jaehyun?

Imposible.

—Informal —grita Yoobs desde el baño.

—No, informal pero elegante —contrarresta Lisa negando con la cabeza.

—Lisa, van a la bolera. —Rosé resopla. —Necesita vestir informal y estar cómoda. Yo me decantaría por un vestido informal o algún top chulo con esos pantalones ajustados que tienes.

—¿Esos que le dan dimensión propia a mi culo? —Alzo una ceja.

—Sí. Tenemos que enseñarle lo que hay en el menú.

El Juego del Amor |Jaehyun NCT & Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora