Cap. 31

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Narra ______.

—Recuerdo que yo la encontré. Sus padres estaban en un viaje de negocios y su madre no sabía nada de ella, por eso me pidió que fuera a ver cómo estaba. Y yo fui. Mientras recuerdo la noche en que la encontré me tiemblan las manos, mi tono de voz se vuelve monótono y mi cuerpo lucha para hacerse insensible a las emociones.

—¿Yoohyeon? ¿Yoohyeon, estás en casa? —Llevaba un buen rato llamando a la puerta como una loca. —¡Si no me abres echaré la puerta abajo! Vamos,
Yoohyeon, tu madre está preocupada por ti.

Nada. No contestaba. Aporreé la puerta con más fuerza.

—¡Tienes cinco segundos para contestar antes de que entre por la fuerza!

Conté hasta cinco mentalmente. Uno… Dos… Tres… Llevábamos un mes sin hablar pero seguía siendo mi mejor amiga.

—¡Está bien, voy a entrar! —la avisé una última vez y di un paso atrás para patear la cerradura unas cuantas veces. La madera se astilló y empujé la puerta. Y cuando vi la imagen que tenía ante mis ojos me quedé de piedra. Yoohyeon estaba metida en la bañera completamente vestida y la bañera estaba medio llena de agua. Su brazo colgaba del exterior de la tina y la sangre goteaba de las heridas que se veían en él. Enseguida me llamó la atención un pequeño frasco marrón. Alargué una mano temblorosa para cogerlo: paracetamol. La manera más sencilla. Mi madre nos había explicado que, si nadie te encontraba, bastaba con dieciséis pastillas. Pero no sabía cuánto tiempo llevaba Yoohyeon encerrada en el baño.

—Oh, Yoohyeon. —sollocé y dejé caer el frasco. Aterrizó en el suelo y provocó un ensordecedor estrépito que rompió el silencio. Me agarré al marco de la puerta tratando de conseguir que no se me doblaran las piernas. Saqué el teléfono de mi bolsillo y marqué el número de emergencias con los dedos temblorosos. ¿Tenía pulso? No lo sabía. ¿Respiraba? No lo sabía. Me daba miedo tocarla. Tenía miedo de moverla. «Por favor, no te mueras», pensé. «Por favor, no te me mueras tú también». Ya había perdido a mi madre, no podía perder también a Yoohyeon. No podía perderlas a las dos. Por favor, no. Por favor, no. Por favor, no».

Colgué después de facilitar la información que me pidieron y me quedé mirando fijamente su cuerpo inmóvil. Entonces se le hinchó un poco el pecho y noté una punzada de alivio. Estaba viva. Tal vez. ¿Pero por qué? ¿Por qué? ¿Por qué haría algo así?

—Pero yo ya sabía por qué. —susurro—Doyoung la había llevado hasta el
límite. La había destruido hasta tal punto que cada pedazo de Yoohyeon  estaba hecho añicos. La había destrozado. Lo único que le quedaba en la vida era existir.

—Oh, cielo.

Jaehyun me abraza con fuerza.

—Está viva. Está internada en una institución para adolescentes con enfermedades mentales en las afueras de Brooklyn. Está viva, pero en realidad no vive. A veces me pregunto si no estaría mejor si no estuviera aquí y entonces me siento fatal. —Noto el calor de las lágrimas que me resbalan por las mejillas. —Aún desconozco todo lo que le hizo Doyoung y nunca lo averiguaré. No quiero saberlo. La mera idea de averiguarlo me aterroriza.

—¿Te sientes culpable?

—Sí. Si me hubiera quedado con ella, quizá la habría podido proteger más. No lo sé, Jae. Quizá si me hubiera quedado a su lado y no la hubiera dejado sola seguiría siendo, bueno, normal, supongo.

—No es culpa tuya. Tú no lo hiciste.

—Eso ya lo sé. Pero me fastidia que tuviera que ser yo quien la encontrara. Aunque me alegro de haberlo hecho, claro. Los médicos dijeron que si hubieran pasado solo algunas horas más, habría muerto. Había tomado muchas pastillas y se había hecho muchos cortes. No solo los tenía en los brazos. También tenía varios escondidos bajo la ropa, por los muslos y el estómago. Como iba de negro no los vi, pero el agua de la bañera evitó que se cerraran. Sabía muy bien lo que hacía. No fue una llamada de atención, fue un intento de suicidio en toda regla.

El Juego del Amor |Jaehyun NCT & Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora