Cap. 3

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Narra ______.

Me doy media vuelta y entrecierro los ojos al ver la luz que se cuela a través de las cortinas. ¿Cuánto bebí ayer por la noche? Está claro que demasiado.

—¡Buenos días, tesoro! —grita Yoobin. Luego cierra la puerta de la habitación de una patada.

—De eso nada. —Me vuelvo a enterrar bajo las sábanas.

—¡Tengo café y magdalenas! —Tira de las sábanas y yo rujo abriendo los ojos.

—¿Por qué? ¿Por qué?

—¿Por qué? ¿Qué?

—¿Por qué me siento como si me acabara de pasar por encima un rebaño de ñus?

—Uno, no tengo ni idea de lo que es un ñu. Y dos, se llama resaca. —Yoobin me ofrece un vaso de papel de Starbucks y mi magdalena de arándanos preferida.

Me siento y los acepto. —Gracias. ¿Cómo es que tú no te encuentras igual que yo?

—Soy una de las pocas afortunadas. —Se ríe y se deja caer sobre su cama. —Yo nunca tengo resaca. Pero al parecer tú sí. A Rosé le pasa lo mismo. Normalmente se queda todo el día en la cama.

—Me parece un buen plan. —Le doy un sorbo al café.

—No para hoy —canturrea. —Hoy tenemos que ponernos manos a la obra.

—¿Manos a la obra?

Me mira alzando las cejas. —¿Recuerdas el trato que hicimos ayer por la noche? ¿Te acuerdas de tu misión, señora Bond?

Ah, sí. Seducir al seductor. —Pensaba que estábamos de broma.

—¿Cuándo he bromeado yo con algo tan serio como el sexo?

—De acuerdo, está bien. —Me doy por vencida y suspiro—. ¿A qué te refieres con eso de ponernos manos a la obra?

—¡Tenemos que idear un plan de ataque! —Se cruza de piernas al estilo indio y rebota un par de veces sobre la cama.

—Un plan de ataque —repito como una tonta.

—¿Acaso crees que podemos meternos en este bosque a ciegas? De eso nada, querida. —Niega con la cabeza. —Jung Jaehyun tiene más encanto que los duendes irlandeses.

—Que no existen.

—Y eso significa que es peligroso. Tu meta es conseguir que se enamore de ti, pero si juega bien sus cartas, podrías ser tú la que acabara enamorándose de él.

—Y entonces no podría usarlo y dejarlo, cosa que arruinaría el objetivo de la maniobra de seducir al seductor.

Suspiro.

—¡Exacto! —Da una palmada. —Por eso tenemos que idear un plan completo que nos asegure que no vas a perder tu corazón mientras él pierde el suyo. Porque eso sería un desastre.

—Yoobs, no sé. —Suspiro de nuevo. —Jung Jaehyun no se enamora. Si tiene alguna norma es precisamente esa, y la tiene escrita justo debajo de otra que reza que las normas son para los perdedores. Tengo un mes para hacer esto, ¿no es así? Ni siquiera sé si es posible.

—Nada es imposible si crees lo bastante en ello.

—Pero no sé si creo en ello.

—Creerás —afirma con seguridad. —Ya lo verás.

—Espero que tengas razón —contesto. —Porque esto tiene pinta de fracaso absoluto incluso antes de empezar.

Toc, toc.

El Juego del Amor |Jaehyun NCT & Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora