El Juego del Amor |Jaehyun NCT & Tú|

Cap. 7

Narra ______.

Llamo a la puerta de Lisa y Rosé antes de abrir. Están las dos tumbadas en sus camas haciendo los deberes y yo me dejo caer en el suelo entre las dos mientras la puerta se cierra de golpe.

—¿Dónde está Yoobin? —pregunta Lisa mirándome.

—Está… tiene visita.

—Oh.

Se queda algo desconcertada. —Sí. Oh.

—¿Y quién es esta vez? —Rosé se da media vuelta.

—Una tal Saerom. —Me encojo de hombros. —No tengo ni idea, y si tengo que ser sincera preferiría no saberlo. Tampoco es que vaya a volver a verla.

Ella asiente. —Mmmm. ¿Has tenido noticias de Jae?

—¿Por qué iba a tenerlas? No tiene mi número de teléfono.

—¿Por qué no? —Lisa sonríe.

—Porque le estoy haciendo esperar.

—Porque metió la pata en la primera cita, le pidió una segunda y ella aún no le ha contestado —le aclara Rosé.

—¿No le has contestado? —exclama Lisa—. Muy buena, ______. Así seguro que sigue enganchado.

—No es por eso. —Me quito una pelusa de los tejanos. —Es que cuando veo cómo trata a las chicas me dan ganas de vomitar. Yo no pienso ser como esas tontas; no voy a caer rendida a sus pies solo porque el infame Jaehyun se digne decir mi nombre. Si tengo que ganar a este chico en su propio juego y conseguir que se enamore de mí, no voy a dejar que me pierda el respeto mientras lo hago.

Rosé sonríe. —Y ese es el motivo por el que eres la chica perfecta para esta misión, cariño.

Lisa asiente. —Exacto. Y precisamente por eso sé que va a salir bien. Sabes muy bien
lo que haces. Claro, soy una experta en capullos obstinados y arrogantes.

—Lo que ustedes digan. Yo solo quiero acabar de una vez con esto. La idea de fingir que me he enamorado de él me da náuseas.

El móvil de Rosé emite un pitido y lo coge. Sonríe a lo que ve en la pantalla y responde con rapidez.

—¿Algo interesante? —le pregunta Lisa.

—No. —contesta volviéndose a tumbar boca arriba. —Bueno, en qué fase estamos de nuestra OSAS.

—Hacerle esperar con la segunda cita. Hacerle sudar. —Me recuesto contra su cama y ella coge una libreta.

—¿Y cuándo le vas a dar una respuesta?

—Mmmm. —Aún no he pensado en eso. —Supongo que el miércoles.

Ellas asienten al unísono. —El miércoles está bien. Así le darás el tiempo suficiente para planear algo para este fin de semana.

—¿Pero no se supone que la semana que viene ya deberíamos estar saliendo en exclusiva? —Las miro confundida.

—Y lo harán. —Rosé cierra la libreta. —Tienen dos clases juntos, ¿verdad? Así que se verán en clase y una de sus horas libres coincide.

—¿Y?

A Lisa se le escapa un suspiro. —¿Es que nunca has salido con nadie?

—Una vez. —admito.

—¿Una vez? —Se incorpora
—¿Solo una vez?

—Sí. —¿Por qué? Porque todos los chicos de Brooklyn eran unos infelices.