Cap. 49

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Narra ______.

Por dentro estoy completamente acelerada. Tengo el corazón desbocado, la sangre ruge por mis venas y la adrenalina se está adueñando de hasta el último rincón. Estoy muy enfadada y, sin embargo, estoy destrozada. Y le
deseo. Pero por fuera estoy helada.

—No —digo apartando la mirada de sus ojos.

—Sí.

Su voz me suplica que le crea, que comprenda que aún me desea. Que me quiere.

—Hemos jugado los dos —dice con suavidad. —Los dos, ______. Los dos teníamos la misma meta y los dos la conseguimos. ¿Aún no lo comprendes Me enamoré de ti, cielo. De hecho, sigo enamorado de ti. ¿Qué creías qué pasaría? ¿Creías que te dejaría salir de mi vida como si no significaras nada?

Asiento.

—¡Maldición, _______! —Me suelta y se da media vuelta frotándose la cara. Se me escapa una lágrima. —¿De verdad pensaste eso? ¿Creías que dejaría que un día lo significaras todo y al día siguiente ya no fueras nada? Porque eso es lo que eres. Eso es lo que has sido. Todo. Lo eres todo.

Se acerca a mí y me vuelve a coger la cara. Me echa la cabeza hacia atrás hasta que mis ojos llenos de lágrimas se encuentran con su mirada café que de repente se vuelve extrañamente oscura. —Quizá esto es lo que tendría que haberte dicho el otro día. Ya sabes que no se me dan bien estas cosas. Tuve que buscar en Google adónde te podía llevar en nuestra segunda cita, por el amor de Dios. —Esbozo una débil sonrisa—. Esto no es lo mío, _______. He metido la pata a lo grande y es muy probable que no sea la última vez. Quizá gritarte lo horrenda que es mi vida sin ti no fue la mejor elección, pero la verdad es que sin ti me siento perdido. No puedo olvidarme de esto, ______, y no pienso hacerlo. Puedes correr todo lo que quieras, pero te alcanzaré todas las veces que haga falta, y cuando lo consiga intentaré demostrarte lo bien que estamos juntos.

Se me escapa otra lágrima y él agacha la cabeza para borrarla con un beso. Luego apoya la frente sobre la mía.

—Te quiero, cielo. No puedo quedarme ahí y verte con Mingyu como si todo fuera bien porque no es cierto. La única forma de que todo vaya bien es que estés a mi lado. Quizá suene retorcido, pero tú y yo somos perfectos el uno para el otro.

Yo me río y sollozo al mismo tiempo. —A mí no me gusta Mingyu de esa forma. Y él ya lo sabe.

Me deshago en lágrimas y Jaehyun me abraza. Le rodeo la cintura con los brazos y pego la cara a su duro pecho.

—Te quiero. —susurro entre lágrimas. —Pero tengo miedo, Jae. Tengo miedo de que todo lo que creo saber sobre nosotros sea falso. Tengo miedo de que salga mal.

—Yo no soy Doyoung. —me dice al oído. —No soy como él. Yo nunca te haré daño, no te controlaré ni te mentiré. Ya no lo haré más. —añade sobre lo de mentir.

—Lo hicimos los dos. Los dos mentimos. Los dos nos equivocamos. —admito con tristeza.

—Pero eso te trajo a mí, _______. Y algo que consigue eso no puede ser un error.

Lo miro y él me besa con suavidad. Yo me pongo de puntillas y le beso con un poco más de intensidad.

—Eres mía, ______. —Sus ojos café se están aclarando y el café que tan bien conozco empieza a volver. —Siempre serás mía. —Me limpia las lágrimas de las mejillas con suavidad.

—Tuya. —acepto sabiendo que no me queda otra salida. Subo las manos y le agarro del cuello de la camisa para atraerlo hacia mí. —Pero eso significa que tú eres mío.

—¿Te vas a poner como una cavernícola? —dice con una sonrisita en los labios. Sonrío. Es la primera sonrisa genuina que consigo esbozar desde que vi a papá.

—Yo, _______. Jaehyun, mío.

Le vuelvo a besar. Me rodea con los brazos y empezamos a desplazarnos de lado en dirección a la cama. Me giro agarrándolo y le empujo hasta que se deja caer sobre el colchón. Luego me tiro encima de él y me siento a horcajadas mientras el vestido me trepa por los muslos. Jaehyun me acaricia las piernas y desliza los pulgares por la cara interior de mis muslos. Entierro los dedos en su pelo y me agarro a él con fuerza besándolo como si me fuera la vida en ello. Mi pasado ya no importa. Puede que siga atormentándome y sé que siempre seguirá en mi cabeza y en mi corazón, pero no puedo dejar que siga controlándome. Si dejo que me controle, también gobernará mi relación.

Quizá nuestro amor no dure para siempre. Nuestro primer amor no siempre es el último. No puedo predecir dónde estaremos dentro de cinco, diez o incluso quince años, pero no puedo dejar que mi pasado dictamine mi futuro. Mi pasado me ha convertido en la persona que soy hoy y ser consciente de eso significa que puedo abandonar todas mis dudas y aferrarme a lo que tengo. Puedo desprenderme de los recuerdos de mi hermano y agarrarme a Jaehyun todo lo fuerte que él me deje. Porque a veces dejarse ir es la clave para resistir.

El Juego del Amor |Jaehyun NCT & Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora