El comienzo es histórico y acarrea para los que vienen después un conjunto creciente de supuestos sentados por el trabajo mental ya efectuado. Origen es, en cambio, la fuente de la que mana en todo tiempo el impulso que mueve a filosofar. Este origen es múltiple. Del asombro sale la pregunta y el conocimiento, de la duda acerca de lo conocido el examen crítico y la clara certeza, de la conmoción del hombre y de la conciencia de estar perdido la cuestión de si mismo. Se pueden representar en motivos:
1. Platón decía que el asombro es el origen de la filosofía. Nuestros ojos nos "hacen participes del espectáculo de las estrellas, del sol y de la bóveda celeste". Este espectáculo nos ha dado "el impulso de investigar el universo".
Aristóteles decía "pues la admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar, empezando por admiradores de lo que les sorprendió por extraño avanzaron poco a poco y se preguntaron por las virtudes de la luna y del sol, de los astros y por el origen del universo"
El admirarse impele a conocer. En la admiración cobro conciencia de no saber. Busco el saber, pero el saber mismo, no, "para satisfacer ninguna necesidad común".
El filosofar es como un despertar de la vinculación a las necesidades de la vida. Este despertar tiene lugar mirando desinteresadamente a las cosas.
2. Una vez que he satisfecho mi asombro y admiración con el conocimiento de lo que existe, pronto se anuncia la duda. Filosofando me apodero de la duda, intento hacerla radial, mas, o bien gozándome en la negación mediante ella, que ya no respeta nada.
La famosa frases de Descartes "pienso, luego existo" era para él indubitablemente cierta cuando dudaba de todo lo demás, pues ni siquiera el perfecto engaño en materia de todo lo demás, pues ni siquiera el perfecto engaño en materia de conocimiento, aquel que quizá ni percibió, puede engañarme acerca de mi existencia mientras me engaño al pensar. La duda se vuelve como duda metódica el fuete del examen.
3. Entregado al conocimiento de los objetos del mundo, prácticamente la duda como la vía de la certeza vivió entre y para las cosas, sin pensar en mí, en mis fines, mi dicha, mi salvación. El estoico epiciclo decía, "el origen de la filosofía es el percatarse de la propia debilidad e impotencia. La respuesta de Epicuro Decía, considerando todo lo que no está en mi poder como indiferente para mí en su necesidad y por el contrario, poniendo en claro y en libertad por medio del pensamiento lo que reside en mi.
Cerciorémonos de humana situación. Estamos siempre en situaciones. Las situaciones cambian, las ocasiones se suceden. Si estas no se aprovechan, no vuelven más.
Pongamos en claro nuestra humana situación de otro modo, como la desconfianza que merece todo ser mundanal. Nuestra ingenuidad toma el mundo por ser pura y simplemente. En el dolor, en la flaqueza, en la impotencia nos despertamos. Y una vez que hemos salido del trance y seguimos viviendo, nos dejamos deslizar de nuevo, olvidados de nosotros mismos, por la pendiente de la vida feliz.
Por el hombre se vuelve prudente con semejantes experiencia. Las amenazas le empujan a asegurarse. El hombre se apodera de la naturaleza para ponerla a su servicio, la ciencia y la técnica se encargan de hacerla digna de confianza.
Y el hombre se congrega en sociedad para poner límites y al cabo eliminar la lucha sin fin de todos contra todos. Las situaciones límites me enseñan lo que es fracasar. Pero lo que quiere el estoico es autentica filosofía. El origen de esta que hay en las situaciones límites da el impulso fundamental que mueve a encontrar en el fracaso el camino que lleva al ser.
Dicho de otra manera, el hombre busca la salvación. Esta es la brindan las grandes religiones universales de la salvación. La nota distintiva de estas es el dar una garantía objetiva de la verdad y realidad de la salvación. El origen del filosofar reside en la admiración en la duda, en la conciencia de estar perdido. En todo caso comienza el filosofar con una conmoción total del hombre y siempre de salir del estado de turbación. Hacia una meta.
Platón y Aristóteles partiendo de la comunicación en busca de la esencia del ser. Descartes buscaba en medio de la fase sin fin de lo incierto la certeza imperiosa. Lo estoico buscaba en medio de los dolores de la existencia la paz del alma.
Pero quizá no es ninguno de estos orígenes el más original o el incondicional para nosotros. La certeza imperiosa tiene sus únicos dominios allí donde nos orientamos en el mundo por el saber científico. La imperturbalidad del alma en el estoicismo solo tiene valor para nosotros como actitud transitoria en el aprieto, como actitud salvadora ante la inminencia de la caída completa, pero en si misma carece de contenido y de aliento.
Estos tres influyentes motivos, la admiración y el conocimiento, la duda y la certeza, el sentirse perdido y el encontrarse a sí mismo, no agotan lo que nos mueve a filosofar en la actualidad. El origen de la filosofía esta, pues, realmente en la admiración, la duda, en la experiencia de las situaciones límites, pero, en lo ultimo termino y encerrado en si todo esto, en la voluntad de la comunicación propiamente tal.
