Texto 11. La escuela debe enseñarnos a desear el saber.

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En la escuela el alumno adquiere conocimientos que tienen influencia sobre él. En el camino hacia la escuela encontrara en las paredes o en las vidrieras de los negocios, las tareas de su nombre, después comprender su sentido. También el adolecente, al recitar a Baudelaire, pondra palabras nuevas sobre sus efectos y como consecuencia las experimentara de otra manera. Su malestar eventual, revestido de la accion baudelairaena del espin, será sentido de otra manera, tal vez mejor.

Se hacia referencia al oficio futuro y a la vida activa, o es decir, la formación de trabajadores calificados. Pero a menudo constituye una solución. Ilusoria porque al alumno, al aprender un solo contesto profesional inestable, se prohíbe la formación de "hombres libres". La. Libertas sobre el mercado del empleo se encontrara reducida, y que la escuela tiene también vocación de enseñarnos.

Sin embargo los conocimientos tienen otra función que podria devolvernos pasivos o de prepararnos simplemente para la vida activa, activar la vida en nosotros. Los conocimientos no son neutros, tiene efectos sobre una vida, efectos que pueden ser positivos o negativos según la manera en que sean impartidos. Entonces la escuela le habrá enseñado que el saber puede ayudar a vivir mejor, que vivir y pensar no son cosas separadas.

Los epicureo, desarrollaron una fisica atomica centrada sobre la idea del azar. La consecuencia fue directamente existencial. Los conocimientos de los contemporáneos Nietzsche al contrario tienen como único efecto hundirlos en una vana veneración del pasado y una inmovilidad pequeño burguesa.

Aquí seguro que el papel de la escuela es decisivo. Un profesor de la filosofía que no proporciona más que un curso de historia de las idead, encadenadas de una manera no conectada con las expectativas de presente, los filósofos de las Luces francesas y los filósofos románticos del siglo XIX alemán, crea en el alumno un instinto, al hablarle de contenidos de pensamientos pero al sugerirle de hecho que esos contenidos, que parecen simplemente corresponder a diferentes periodos históricos, no cambiarían nada en su vida presente, extinguen en él la aspiración a vivir más o mejor. Habrá mostrado que los conocimientos tienen el poder de cambiar la vida.

Abrevaron en ellas la inspiración para vivir de otra manera, convertirse en esa civilizacion artista. Entonces inventaron la democracia y la filosofía. En la escuela aprende que los conocimientos sirven para vivir más intensamente y no para encontrar un trabajo. Entonces la escuela nos enseñara a prescindir de la escuela. Una educación lograda se reconoce bien así, ya no necesitamos a quelpo que nos han educado.

Continua privilegiando enseñanzas técnicas rápidamente obsoletas por definición, condena a sus ex alumnos a la necesidad de una formación profesional ulterior, en lugar de enseñarles que ya el riesgo de enseñarles que además de no haber sido sino formado en incluso formateados, necesitaran serlo de nuevo, en suma, de crear seres dependientes.

Los niños demuestran una curiosidad expresada a través de sus ¿porque? Repetidos, pero los hombres muy a menudo parecen preferir no saber nada. La escuela que enseñara al alumno la relación del saber con la vida sería entonces esa escuela capaz de desencadenar la transformación de ese instinto censurado en deseo de saber.

Una transformación es posible por:

1. La disciplina, sin ella la energia de las pulsiones agresivas, sexuales, seria provocando tal cual.

2. La escuela favorece el deseo de reconocimiento. Pero si el maestro es solo severo y justo, el alumno correrá el riesgo de querer obtener el reconocimiento fuera de ese marco austero.

3. Condiciones es que el maestro .sepa dar deseos al alumno, dar ganas de saber. El mismo debe ser el ejemplo de esa complicidad entre el saber y la vida, ser si complicidad hecha hombre, su prueba a un hombre a quien el saber ha cambiado haciéndolo mas viviente. Una persona tiene encanto nos da ganas de ser nosotros también encantadores. Simplemente por lo que muestra en su enseñanza de la manera en que su saber le permite vivir la intensidades su existencia, suscita un deseo, no de ser como él, sino de intentar, nosotros también, a nuestra manera, desarrollarnos al contacto del saber, de vivir su cultura, lejos de simplemente poseerla como un bagaje o una vestimenta burguesa.

A la autoridad del maestro, que impone la disciplina y el rechazo de las pulsiones hay que añadir entonces el encanto. Su encanto porque nos da las ganas, le propone expresarse de otra manera la del deseo de saber. Siempre deseamos lo que el otro desea. Desde entonces, el maestro transmite el saber y al mismo tiempo, la alegría que lo acompaña, para atraes hacia él la. Energia libidinal.

De modo que la escuela no nos enseña a dominar nuestra agresividad, a apagar nuestra libido o a ahogar al animal en nosotros sino a utilizarlos como la energía misma de nuestro interes nuevo por las cosas del pensamiento. El instinto sexual de un mamífero no humano puede ser satisfecho sexualmente. El instinto sexual agresivo de un humano puede ser satisfecho de otro modo que sexualmente o agresivamente, intelectualmente, estéticamente etc.

Educa, ex educare, conducir fuera, conduce el deseo fuera de su destino inicial, sexual, agresivo, etc; hacia un nuevo destino, el saber. Ir a la escuela, aprender a pensar, es aprender la posibilidad de esa metamorfosis de nuestra libido. Aprender a razonar es aprender que nuestra vida puede resonar de una manera nueva. Puede mejorar, se lee a menudo en los boletines. Ahora se debería entender puede mejorar su deseo.

La escuela debe enseñarnos a desear el saber. Alcanzamos cierto propósito solo persiguiendo ante otros. Basta con tomar un tren a gran velocidad, en agosto para medir la fragilidad de ese deseo. Todos esos contenidos a lo mejor los distraerán, pero no cambiaran nada en sus vidas, en sus ideas o en sus sentimientos. A escuela no nos enseña ante todo saberes, los manuales podrían bastar. No nos enseñan ante todo a revivir, la vida se encarga muy bien de ello. Pero debe enseñarnos la complicidad del saber y de la vida.

FilosofiaWhere stories live. Discover now