Capítulo 20.

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Así que lo hice. Me lancé a sus brazos.

Después de abrazarnos, el puso sus palmas sobre mis mejillas y me miraba con una gran sonrisa, sus ojos muy rojos y luchando contra sus fuerzas por no llorar. Era como si no quisiera dejarme escapar por la forma en que me agarraba. Yo le abrazaba por el cuello y sonreía como quien vuelve a casa después de todo un verano. Picos tras picos, no dejábamos de sonreír y una vez más, nos abrazamos. Esta vez me tomé mi tiempo. Cerré los ojos y respiré hondo en su cuello. Sentí su familiar aroma y mi estómago bailaba. Era una sensación muy notable pero no desagradable.

-¿A dónde ibas? -Pregunté al separarnos. Eran tantas cosas de las que hablar que no sabía por cual empezar.

-Iba a tomar aire, te echaba tanto de menos... ¿Y tú? ¿De dónde vienes?

-Del... -Mierda. Tenía que pensar algo rápido. -...médico, bueno ya sabes, un catarro, nada extraño. -Mis nervios aumentaron, pero bien pensado. Decidimos subir a su casa, yo dejé los papales en la mía, me lavé la cara y pude observar mi rostro en el espejo. Tenía el maquillaje corrido de llorar y de no lavarme la cara al dormir durante varios días. El suelo estaba lleno de sangre pero no hice nada ya que Rubén me estaba esperando. Me puse una camiseta de tirantes blanca, unos vaqueros cortos y ajustados y una chaqueta fina y suave, pero que quedaba muy, muy bien, para evitar que Rubén se percatase de los parches en mi brazo ya que eran muy grandes. En los pies me puse calcetines y unas pantuflas de ovejitas ya que no iba a estar lejos de casa, sino en frente.

Salí de mi casa sólo con la llaves y mi móvil, después cerré y la casa de Rubén estaba abierta y el estaba dentro acariciando a Raspy. Cerré y entré con cuidado, me daba mucha ternura verle con su gata.

-¡Dios! -Gritó al tiempo que la empujaba, esta hacía un ruido y el se levantó de golpe. -Que susto me has dado, coño. -Yo solo sonreí mientras me acercaba y me senté en el sofá, el detrás de mi, crucé mis piernas y apoyé mi cabeza en su hombro izquierdo. El buscó mis manos y las sujetó con las suyas.

-Lo siento... No quiero que volvamos a estar tanto tiempo sin vernos. Sé que es culpa mía pero quiero que lo sepas. -Mi voz era apagada y triste, el me levantó la cabeza sujetando mi barbilla y me besó, yo sonreí y el me repitió.

-Yo tampoco quiero pasar un día más sin ti Eli. Pero quiero saber... ¿por qué? -El tenía que saberlo y yo tenía que decírselo, así que lo hice. Una hora más tarde y muchas lágrimas después, se lo había explicado todo y el en respuesta me abrazó, yo me sentía muy aliviada. Nos quedamos hablando de chorradas y riéndonos cuando el propuso algo.

-¡Eh!

-¡Qué! -Exclamé asustada, aun recuperándome del ataque de risa que me había dado.

-¿Por qué no vamos a una feria? Hay un pueblo no muy lejos que está en fiestas, pasamos unos días con todos y lo pasamos bien, ¿quieres?

-¿No muy lejos...

-No...

-Muy lejos, ¿verdad?

-3 horas

-¡3 horas! ¿Cómo lo conoces?

-Me hablaron de el, pero seguro que lo pasaremos bien, ¡porfi, porfi!

-¡Claro! Tengo ganas de fiesta

-...

-Con supervisión de mi querido y precioso novio -El me dedicó una de sus mayores sonrisas antes de darme un beso en la mejilla derecha

-¡A qué esperas! ¡Avisemos a todos!

-¿Ya?

-¡Apuesto a que las fiestas allí no son eternas! ¡Vamos, vamos!

-Per... -Dijo el, su sonrisa crecía con diversión

-¿Pero qué?

-Tenemos que prepar maletas, echar gasolina, organizar el viaje, mirar donde dormiremos...

-Un pesado, eso es lo que eres, ¡me voy a hacer la maleta y vengo a ayudarte con la tuya! ¡LLÁMALES!

-¡Si! -Dijo, me dio un pico rápido ya que yo iba con prisa por hacer la maleta y le dejé riéndose por la situación.

-¿Mahe? -Hizo un pausa -¡Buenas noticias! -Es lo último que escuché antes de cerrar la puerta.

Realmente tenía ganas. Ganas de por fin pasarlo bien y despreocuparme de chorradas.

Ganas de pasar unos días junto a mis amigos y al chico al que más quiero en esta vida y en todas las que vengan por delante: Rubén Doblas.

El vecino de en frente - Rubius FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora