Capítulo 2

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Valentina se encontraba en el hospital, terminando su turno de ayudante. Todos los veranos se ofrecía como ayudante en unos de los hospitales de Lauren, no por gusto. Su madre la obligaba a integrarse, para que fuera viendo el ambiente y se fuera famirializando más con el lugar que un día iba a ser de ella.

No es que no le gustara del todo su carrera, con el tiempo había llegado a gustarle un poco. Sobre todo por lo de ayudar a las personas, ver como los niños sonreían, o los de mayor edad se ponían tercos. Pero sobre todo le encantaba trabajar con los niños, le ofrecía una tranquilidad plena. Se olvidaba de todo, por eso siempre estaba en el área de Pediatría. Pero ya terminó el verano y debía de regresar a clases, tenía una ventaja y es que sabía más que todos sus compañeros. Ya que tenía de donde adquirir práctica y más conocimientos.

_Jáuregui, necesito que sutures a un niño. Tiene una herida superficial en el brazo_le decía la doctora de turno, Valentina pidió que le trataran como una ayudante más. No quería tener privilegios_ y necesito que esa sutura quede perfecta, lo haría yo misma. Pero no tengo tiempo_

Valentina sólo se limitó a asentir, se dirigió hacia unas de las camillas. Donde se encontraba un niño rubio, con unos ojos azules hermosos, pero rojos de tanto llorar. A la rubia le daba pena ver llorar a los niños. Si pudiera tener un poder, sería el de quitarle cualquier tipo de sufrimiento a los infantes_Hola cariño_el pequeño de aproximadamente unos seis años, levantó su mirada triste_¿Sabías que los niños hermoso no lloran?_sólo negó con la cabeza_te daré un chocolate, si me dices tu nombre_

_Oscar_una pequeña sonrisa se escapó de los labios de Valentina. Siempre caían por el chocolate, entonces lo sacó del bolsillo de su bata blanca y se lo pasó. Los padres de Oscar sólo observaban sin decir una palabra. Entonces buscó una silla y se sentó frente a la cama.

_Necesito que te sientes cariño_ Oscar se sentó, y Valentina destapó la herida. No era muy profunda, tal vez ni necesitaba sutura, pero la doctora había dicho que lo hiciera. Así que se colocó los guantes, buscó todo lo que necesitaba; anestesia, bisturí del 10, algodón, hilo de seda 0,2. Y una tijera, colocó todo en una bandeja_Nene, necesito que mires para el otro lado_ pero el se negó, quería mirar y no le quedó más remedio que ponerle la anestesia con él mirando. Parece que a pesar de todo, era un niño fuerte.
Después de colocar la anestesia, terminó de suturar. Y colocó una pequeña bendita encima de las puntadas, para luego darle un beso_listo campeón, ¿Viste que no dolió nada?_

_Muchas gracias joven_se limitó a decir el padre de Oscar, Valentina
sólo asintió y se levantó de la silla. Para ir a registro. Debía llenar el informe con los datos del niño, antes de irse para la Universidad. A pesar de que iniciaba dos días después, debía dar la bienvenida a los nuevos ingresados. Es una tradición que ya había ocupado.

Luego de terminar el informe, se quitó la bata y se despidió de todos. Ahí la mayoría de las personas la amaban, aunque algunos sólo lo hacían porque era la hija de la dueña. Fue hasta el parqueo, y visualizó su auto; color negro con los aros plateados, su madre Lucy se lo había regalado por su cumpleaños pasado. Aún por encima de todas las quejas de Lauren, pues decía que era muy peligroso. Y eso que aún no había visto la moto, en el coche estaba más segura, aunque Valentina casi ni lo usaba, sólo de vez en cuando... Se adentró al coche, y se dejó caer en el asiento. Le dolían demasiado los pies, pasar todo el día en pie, no era para nada fácil. Sólo tenía ganas de llegar al dormitorio, y dormir una gran siesta. Pero primero tenía que ir a la universidad, y dar el dichoso discurso de bienvenida. Así que puso el auto en marcha y se dirigió a la universidad. No tenía de otra...

Buscó un parqueo disponible, pero habían muy pocos. Ya que estaban repletos de los nuevos estudiantes, Valentina presentía que este semestre sería una maravilla y que iba a descubrir cosas nuevas e innovadoras. Después de encontrar donde colocarse, se bajó del auto. No sin antes dar unas retocadas a su pelo, el cual estaba un poco alborotado. Normal como siempre, decía su madre.

Sintió unas cálidas manos rodeando sus ojos, y supuso ya de quien eran_Hola mi amor_ dijo con una gran sonrisa, a su novio Lucho. El cual había conocido alrededor de cinco años atrás y con el cual llevaba tres años de noviazgo. Lucho estudiaba derecho, y aunque no tuvieran muchas cosas en común. Se la pasaban muy bien juntos, no es que Valentina lo amara, pero si sentía un gran aprecio por él. ¿Quién no puede sentir aprecio en tres años?_Te extrañé mucho_se dio la vuelta y pasó sus brazos por el cuello del chico. Para darle un tierno beso en los labios.

_Y yo a ti cariño, sólo pasé a verte. Debo de ir a la facultad_

_¿No verás mi gran discurso?_dijo Valentina haciendo pucheros.

_Créeme amor, ya me se ese discurso completo_Val soltó las manos del cuello de su novio y se despidió de el. Ya que iba bastante tarde. Se dirigió al salón de oratoria, donde se daría la bienvenida a los nuevos estudiantes de distintas áreas. Valentina tenía el honor de hacerlo, ya que era una de las mejores estudiantes. Con el mejor índice, la mejor taza en ayuda. Siempre colaboraba en lo que se le propusiera. Cuando llegó al salón, se asombró. Ya que este estaba repleto, de pronto como que todo el mundo quería estudiar o eso pensó Val.

A lo lejos miró al decano, el cual le estaba haciendo señas desde lo que era una semi-tarima. Iba caminando por el pasillo y tenía todas las miradas puestas en ella, se había olvidado de que seguía con la pijama azul del hospital, por lo que se maldijo para sus adentros. Pero eso no la detuvo y continuó. Hasta llegar a donde estaba el decano Joshua, el cual no le dijo ni una sola palabra. Sólo le estrechó la mano y le pasó el micrófono. El cual ella tomó con una gran sonrisa, después se colocó a la altura y comenzó a hablar hacia el público o los estudiantes.

_Primero que todo buenas tardes_todos respondieron en unísono, como si se tratara de un coro_mi nombre es Valentina Jáuregui y quiero darles la bienvenida a todos a esta universidad, que desde hoy será más que un lugar para estudiar, este lugar será su segunda casa....

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Debo olvidarte pero no (Juliantina) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora