Capítulo 5

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Pov Juliana

_¿Me estás siguiendo?_ preguntó Valentina sosteniendo la pequeña toalla que traía alrededor de su cuerpo. Esto tenía que ser una broma, ¿Cómo es posible que el mundo fuera tan grande y pequeño a la vez?. ¿Por qué me tenía que tocar con esta chica? ¿Qué hice mal en la vida?, espero que nada y si; se que soy muy exagerada _Hey_ chasqueo sus dedos frente a mi rostro_ te estoy hablando niña_

Sacudo la cabeza con desconcierto_no, perdón. No quise, bueno si_ respire profundo  y dije_este será mi dormitorio y serás mi, mi compañera_ 

Escuché como maldecía entre susurros_bien, pasa. Por favor_

Gracias a Dios, pensé que no me iba a dejar pasar. Ya me había imaginado durmiendo en los pasillos de la Facultad...

Me adentré a la habitación y todo estaba organizado. Las camas estaban hechas, no había ni un gramo de polvo. Las paredes estaban pintadas de un color crema opaco, dando la intención de elegancia. En medio de las dos camas había una mesita de noche, con una lámpara; la cual estaba apagada. En la otra esquina, había un estante con muchos libros, los cuales no alcancé a ver el título. Pero seguro que eran de medicina... No se porque, pero algo me dece que este es el dormitorio más grande de todo el lugar. Y es demasiado impresionante, también tenía una pequeña nevera. Esto es como una casa, a excepción de que no tiene ni un cuadro, aunque si hay muchas  fotografías, demasiadas diría yo, para mi gusto. Que raro... Pero bueno, todo esto cambiará ahora que llegué, a esto le falta color. Le falta mi esencia.  Aunque a quien engaño, con ese carácter que se carga de seguro no me dejará tocar nada. A penas mi cama. En fin...

Terminé de entrar en la habitación y me quedé parada, sin saber que hacer. La chica había vuelto al baño, supongo que a continuar con lo que estaba haciendo y doy gracias a Dios,  ya que si me viera parada como una estúpida pensaría que estoy loca. Así que decidí sentarme en la cama, la cual creo que sería la mía. Busqué mi teléfono en el bolso y llamé a Jacobo.

-Jacobo necesito mis cosas- le dije de una forma seca y cortante, cuando por fin me atendió la llamada.

-Perdón señorita, no había escuchado. Estaba en su dormitorio pero me dijeron que no era el suyo-

Me sentí culpable, el no era responsable-Perdóname tu a mi, nos cambiaron de dormitorio. Estoy en el edificio A-105-

- En cinco minutos estoy allá señorita-

Pov Valentina

Estaba terminando de lavar mi pelo, con un rico shampoo de coco. La verdad es que me encanta, también debo decir que no me siento muy cómoda con mi nueva compañera temporal. No me da buena espina, además de que es medio rara. Pero bueno, tal vez la chica merezca una segunda oportunidad y solo la estoy juzgando mal sin conocerla.

Cuando terminé de bañarme, salí  de la ducha y me amaré el pelo con una goma. Se que debo dejar secarlo pero es incómodo tenerlo mojado sobre mi piel. Así que cojí la toalla que estaba encima del taburete, la coloqué  alrededor de mi cuerpo y decidí salir del baño. Cuando salí, me encuentro a la chica dormida sobre mi cama... En otras circunstancias hubiese sentido rabia, no dejo que nadie toque mi cama. Pero no se porque no me molestó, vi que se había dormido sin una cobija encima y el aire estaba demasiado alto. Así que busqué una cobija, se la coloqué encima; retiré un mechón de pelo que cubría su rostro y decidí bajar el aire un poco. Tenía mucho frío y de seguro la chica también.

Luego busqué mi pijama, se que no es hora de dormir. Pero lo necesito, luego de que me coloqué la pijama. Busqué otra cobija, ya que le había puesto la mía, apagué la luz y me acosté. Sentí una paz enorme, mi cuerpo se relajó; todos mis huesos se colocaron en su lugar, como si hubieran estado desubicados. ¡Dios! Esto se siente demasiado bien. Nada se compara con estar acostada. Espero que no sea la única que lo piensa...

Cuando cerré los ojos para comenzar a dormir, escuché dos toques en la puerta. ¿Acaso no puedo dormir en paz? ¿Quién rayos sería?... A regañadientes me levanté, con todo el dolor de mi alma, abrí la puerta y estaba de pie un señor alto, con esmoquin negro. Cruzado de brazos, con la mirada seria y cuatro maletas a su lado.

_Buenas tardes, busco a la señorita Juliana_ dijo con su mirada azul penetrante.

_La "Señorita" Juliana está dormida_ rodé los ojos, no podían dejar esas maletas para después...

_Entiendo joven, entonces permítame pasar con las maletas y dejarlas dentro. No quisiera volver con ellas, como ve son muchas_

La verdad si eran demasiadas, no puedo juzgar. Cuando llegué había traído seis maletas. Así que no tengo derecho de hacerlo_Si, claro perdón_ toqué mi frente con la palma de mi mano_ pasa por favor, que descortes_

Sólo sonrió de lado y agarró dos de ellas, le di espacio para que pudiera pasar. Las colocó en una esquina y luego fue por las demás. Le ayudaría, pero se nota que son un poco pesadas. Mejor no me ofrezco, con que le abra la puerta es más que suficiente...

_Muchas gracias joven_

_Puedes llamarme Valentina_ no se porque me inspira confianza.

_Un placer, soy Jacobo. Estaré al servicio de la señorita Juliana Cabello Méndez_así que la chica era una Méndez... _ cualquier cosa que necesite, por favor no dude en decirme_

_Muchas gracias Jacob, e igual para usted_ dicho esto se despidió y se retiró. Vi como se perdía entre los pasillos con elegancia. Cerré la puerta y volví a acostarme. Espero no tener ninguna interrupción, bueno si. La de Renata, pero llega en la madrugada. Había salido de Buenos Aires hace una hora, cuando le conté que el director había decido cambiarnos de compañeras. Lo se, es un poco exagerada. Y me hace pasar muchas vergüenzas, pero bueno.

Pero en lo que no dejaba de pensar es que la rarita era una Méndez y bueno, también una cabello. Mi madre siempre hablaba de los Méndez, sobre todo de Shawn. Había tenido la oportunidad de estar en sus cirugías, y debo admitir que es un Dios con el bisturí. Como se movía, ni pestañaba. Todo en silencio, no dejaba poner música en el quirófano. Sólo la música de las respiraciones del personal. Era un momento mágico, creo que si amara a la medicina, sería  como Shawn Méndez. El Dios de la Neurocirugía...

Cierro mis ojos y por fin me duermo. Cuando despierto, ya no entra la luz por la ventana. Parece que ya es de noche, termino de abrir por completo mis ojos y escaneo toda la habitación. Para terminar por encontrarme con ropa por todo el lugar, desde vestidos hasta un sostén encima de mi cámara fotográfica. ¡MI CÁMARA! ¿ Osea que le pasa a esta niña?. Esto es el colmo, ni Hitler se atrevió a tanto.

Cuando me levanto de la cama, ella está de espaldas con los auriculares puesto y para rematar está bailando en ropa interior. No tiene decencia, ni respeto.

Le toqué el hombro para que me prestara atención, ya que no había notado mi presencia. Se quitó los audífonos y me miró con desconcierto _¡¿Qué rayos sucede contigo niña?!_ le grité en la cara, había acabado con mi paciencia. Una cosa es que la deje dormir en mi cama y otra es que se atreva a hacer tal cosa como destruir mi dormitorio.

_ Hola_ fue lo único que supo decir, tenía toda su cara roja. Es lo único que sabe hacer, sonrojarse y balbucear.

_¿Cómo se te ocurre?_ tomé uno de sus sostenes y se lo tiré en la cara.

_No te pases Jáuregui_ cuando le iba a tirar otra prenda, me agarró de la mano y me tiró de nuevo el sostén. Así que si tiene carácter la niña.

Debo olvidarte pero no (Juliantina) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora