Capitulo 1: Sola

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Entré, cuidadosamente, evitando cualquier ruido posible, y camine silenciosa por el pasillo, alguien se encontraba en el interior, con mi pistola apunte al frente, esperando unos segundos, abrí la puerta rápidamente y apunté con miedo, intentando ser valiente.

Un hombre sentado en el suelo se sobresaltó, parecía herido, pero aún así desconfiaba, su mano dentro de su abrigo me inquietaba.

- No..no te muevas- titubeé- que tienes en tu mano.

- Tranquila- extendió su otra mano adelante.

- ¡No te muevas!- exclamé, más bien por miedo.

Comenzó a quitar su mano dentro de su abrigo en un movimiento brusco, aferré al agarre de mi pistola, con una cara amenazante.

Pero nuevamente hizo otro movimiento brusco, intentando sacar su mano, su cara parecía suplicante más que amenazante.

Me inquieté al ver que lo que tenía en su mano brillaba, y sin quererlo dispare el arma, y mi respiración se agitó.

Al ver que estaba muerto, ya que el disparo fue a parar directo a su pecho, haciendo que muriera al instante, quité su mano, y una tristeza me invadió, simplemente tenía un reloj de bolsillo con una imagen de una pequeña niña en su interior.

Me largué de inmediato de allí, no podía estar más, cerca de un cadáver, de un inocente que no quería causarme daño alguno.

Pero no quería dejar ese lugar, y tener que dormir en un árbol, pero era lo necesario, lo que debía hacer para sobrevivir.

Un sonido de algunas ramas resonó detrás de mí, y voltee rápidamente llevando mi mano a la pistola, pero era solo una ardilla.

¿Cuántas veces?¿Cuántas veces había realizado ese gesto?¿Por qué a estas alturas de la vida era normal hacerlo?

No era algo de todos los días, ver a una chica de 13 años armada, con el rostro sucio, y muchas veces con sangre, sangre que casi nunca era mía, que había sido por un maldito caminante, o por comerme un animal.

La luz comenzaba a carecer, el sol se ocultaba ya, la visibilidad se tornaba casi nula, así que opte por subirme a un árbol ya.

Los rasguños eran inevitable a la hora de hacerlo, pero a esto ya estaba acostumbrada, no sentía ningún tipo de dolor al rasguñarme.

Tomé una soga, y me amarre a el tronco de el árbol y me coloque la mochila mirando al frente, y posé mi cabeza en ella, esperando poder conciliar el sueño está noche al menos, el estómago se me estrujaba.

A cada rato, sentía el pasar de los caminantes, aveces uno solo, aveces dos, aveces manadas, tan grandes que podrían devorarme en lo que parpadeo.

(...)

"Despierta". Oí a mi padre.

Abrí los ojos, intentando verlo, creyendo real, aquel producto de mi imaginación, pero me retracte, era imposible que el me hablara, aveces creía que lo hacía, ya que la recordaba cuando debía decidir.

Solté la soga, y rápidamente me encontré en el suelo, otro día, en este mundo, tomé de mi mochila una libreta y anoté el día y la fecha "Martes 23 de Abril, 2013", mi cumpleaños.

Sonreí.

Aunque siendo sincera, no importaba, a cualquiera le valía poco.

No he comido en dos días, y el agua se me está acabando, por que no me dejó caer, me dejó llevar por la sombría muerte, la cual me libera de el dolor, y podré ver a mi padre.

Pero era el quien me lo impedía, el y la promesa que me obligó a hacerle, sobrevivir a todas costa, sin importar a quién tuviera que matar.

Sin más que objetar seguí caminando, de hecho nunca deje de hacerlo, era una costumbre ya, parecer más un caminante que una persona.

El sol me hacía arder el cuello, el estar caminando horas bajo el no era la mejor opción, pero era la única, si no me movía, me esperaba una muerte lenta y segura.

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Emi Díaz

Tú Me Encontraste |Carl Grimes| TWDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora