Tú Me Encontraste |Carl Grimes| TWD

Capitulo 10: Volveré a verte

Un presentimiento malo invadió en mi, algo que me incomodaba, que me hacía sentir insegura, lo que me extrañaba era la desaparición de Hershel y Michonne, habían salido a quemar los caminantes que matamos con Carl y jamás volvieron.

Ellos no harían eso, Rick dijo que esperemos una hora más, en cambio iríamos a buscarlos, tal vez se quedaron charlando, si, seguro era eso.

Por distracción fui a hablar con Beth, que también estaba preocupada, y la entendía, después de todo hablamos de su padre, no quería que estuviese mal, ni preocupada.

— Entiéndelo, no puedo perderlo— me dijo— debo ir a buscarlo.

— Beth, ya cálmate, Rick saldrá a buscarlo, solo esperemos un poco más, tal vez...

Un estruendo se escuchó, seguido de un suave temblor, ¿que rayos fue eso?, salí apresurada con Beth, corriendo por el pasillo al ver gente saliendo.

Nos encontramos al salir, con Carl, Daryl, y algunos más, apuntando con armas, hacia un punto en el que se encontraba Rick, hablando con un hombre que tenía un ejército detrás, y como si fuese poco había un tanque.

— Tengan— llegó Maggie con dos rifles y nos entrego uno a cada una.

La situación torno mucho peor, cuando de la parte de atrás de una camioneta, sacaron a Hershel y a Michonne, con las manos atadas a la espalda.

Mi corazón parecía un caballo desbocado, mi mente nublada, no conseguía pensar con claridad, no sabía qué hacer, simplemente me arrodillé junto a Carl, y apunté, rogando que no sucediera nada malo.

Todo se fue al demonio cuando ese maniático saco la katana de Michonne y la colocó en el cuello de Hershel, afirmé el agarre a mi arma, la piel se en erizó, toda esta situación parecía una pesadilla.

— Solo con un disparo acabaría con esto— dijo Carl.

— No hagas nada— advirtió Daryl.

Rick continuaba dialogando, negociando, se muy bien lo que querían, y Rick no quería dar su brazo a torcer, pero parecía estar convenciendolo, ya que alejaba la katana de el cuello de Hershel, poco a poco.

Pronunció algo por lo bajo, y luego hizo algo que no debió, mientras las lágrimas bajaban a mis mejillas comencé a disparar, mientras Hershel se desangraba por el corte que tenía en su yugular.

Oía diez mil y más estímulos, gritos, explociones, disparos, mi corazón que no podía contener, mis lágrimas que molestaban la visión.

La gente comenzaba a abandonar la prisión, subiéndose al autobús, busque otro ángulo, mientras el tanque avanzaba, destruyendo el alambrado, y disparando.

Uno de ellos llegó a unos cuántos metros de mi, que salí disparada.

Un golpe en mi cabeza, ardor en mis rodillas y mis hombros, un pitido en mis oídos, me encontraba desorientada, mirando hacia todos lados, viendo la nada, intenté pararme, pero volví a caer, sobre mis rodillas, no conseguía las fuerzas para ponerme de pie.

Un brazo sobre mi hombro, Tyreese, me levantó y puso mi brazo sobre sus hombros, ayudándome a caminar, me llevo detrás de una pared, y comenzó a disparar.

Comencé a incorporarme lentamente, con el cuidado de no caer, no podía distraer a Tyreese, así que me levanté, saqué mi pistola, y disparé cuántas balas tenía, apoyada en la pared cargue nuevamente, y me paré, no podía seguir con la duda, ¿Dónde estaba Carl?

— ¿Que haces?— me tomó de el brazo cuando me disponía a irme.

— Tengo que encontrar a Carl— me solté de su agarre.

Corrí desaforada, como nunca, buscándolo con la mirada, tal vez estuviese dentro, así que ahí me dirigí, chocando a las personas que salían corriendo, la escena era devastadora, todo lo que habíamos construido, la gente inocente, algunos cadáveres yacían en el suelo ya sin señal de vida.

Llegué a la celda, no estaba, comencé a empacar ropa, dentro de una mochila, ropa de ambos, encontré una foto, entre su ropa, estaba el con Rick, y Lori, su madre, la guarde en la mochila, y corrí, no había nadie ya.

Así que salí por un agujero del alambrado enganchando mi suéter en el, y rasguñandome el brazo, y corrí al bosque, mirando atrás, tal vez quede alguien, pero no, solo humo, caminantes y muerte, cuerpos por doquier.

Paré detrás de un árbol, cubriendo mi rostro con las manos, y comencé a llorar desconsoladamente, no me importó si algún caminante venía, si me escuchaba, si me mordía, no tenía que más perder.

Seguramente Carl estaba muerto, Judith también, Rick, Michonne, Maggie, Glenn, todos sus rostros pasaban por mi mente, atormentandome, sin dar trégua, Hershel desangrandose, su cabeza en el suelo, no podía soportarlo, todo mi hogar, todo por lo que Rick y el grupo habían luchado, había sido arrebatado de nuestras manos, la vida quita más de lo que da, y en estos tiempos, la vida nos da poco y nada.

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Emi Díaz