Tú Me Encontraste |Carl Grimes| TWD

Capítulo 32: Ay, Los Grimes

— No me siento seguro si te vas— dijo Carl tomando mi mano.

— Tu no puedes ir, los chicos deben quedarse a cuidar Alexandria, y Rick necesita gente, tengo que hacerlo— miré su mano tomando la mía y luego a sus ojos.

— Está bien, pero tengan cuidado— dijo sonriendo está vez.

— ¿Sabes que?— solté su agarre y tomé el collarín que traía, me lo había regalado Deanna, pocos días después que llegué, Carl sabía cuánto significaba para mi, así que se lo tendí— volveré por el, ¿si?

El lo tomó, también agarrando mi mano, mientras me miraba sonriendo, con la suficiente incomodidad solté su agarré, y me despedí con la mano al subirme a la casa rodante.

Me senté junto al sujeto, que según el, tenía una comunidad llamada Hilltop, similar a Alexandria, así que Rick decidió visitarla, y tal vez establecer lazos de confianza y fraternidad, podríamos tener un aliado.

— Así que, saliendo con el hijo del líder— se rió abiertamente, mientras me miraba de reojo.

— No— solté un suspiro y miré mis manos— no estamos saliendo, somos solo amigos— ni siquiera lo miré al hablarle.

— Eso no es lo que el quisiera— soltó está vez sin mirarme.

— ¿Y a ti que te importa?— pregunté molestándome un poco— ni siquiera me conoces.

— Cierto, lamento no haberme presentado, olvidé que no estabas en mi pequeña charla con algunos de tus amigos— señaló abiertamente— mi nombre es Paul, pero todos me dicen Jesús— dijo sacándose su gorra.

Y diablos que si era parecido, me quedé viéndole unos segundos, hasta que volví a la realidad, le extendí mi mano.

— Yo soy Blake— dije, y pensé rápidamente en un apodo— pero todos mi amigos me dicen Megan.

— ¿Por que Megan?— preguntó sin haber entendido.

— Por que soy tan linda como Megan Fox— respondí poniendo cara inocente.

El soltó una carcajada.

— ¿De que te ríes?— pregunté, obviamente sabía que era un chiste.

— Nada, Blake— dijo recalcando mi nombre.

Por alguna razón el camper redujo la velocidad, a casi nada, y Jesús dejo de reírse y miro por la ventana, su cara de preocupación era obvia.

— Debemos ayudarlos, son de Hilltop— miró a Rick suplicante— por favor Rick, no hay muchos peleadores en mi comunidad.

(...)

— Paremos aquí, si nos atascamos en el barro será peor que caminar un poco— dijo Rick, tomando su rifle.

Bajamos del camper, y a estás alturas se veían ya los muros, estaban hechos de madera, troncos para ser más precisa.

Jesus iba diciendo algo al grupo, no estaba prestando atención, me toqué el cuello pensando que había perdido el colgante, pero recordé que pasó con el.

— ¡Alto!— no miré hacia ningún lado sin antes sacar mi pistola, si bien Rick me había ofrecido un rifle, no lo acepte, era más de armas chicas, dos tipos de encontraban detrás de el muro, uno a cada lado de la puerta.

— Solo abre la puerta Kal— dijo Jesús, su voz sonaba algo molesta.

— Entreguen las armas, y les abriremos las puertas— replicó el otro.

— No vamos a entregar nada— dijo Rick, su voz sonó ronca y molesta, era más que evidente.

— Rick, solo bajen las armas— pidió Jesús buscando la mirada de Rick.

Sin dejar de apuntar a los tipos de la muralla, Rick miro a Jesús y habló.

— ¿Es una trampa?¿Quieren nuestras armas?— Jesús negó con la cabeza.

— Solo bajenlas, confíen en mí— dijo Jesús lentamente, Rick hizo una seña y todos bajaron las armas, aún así yo no guardé mi pistola— Abran las puertas.

Está vez, accedieron, al abrirse las grandes puertas de metal, nos dejó ver  a Hilltop, había gente arreando vacas, otros cortando leña, gente que simplemente estaba sentada.

Comenzamos a caminar hacia una gran casa, que según dijo Jesús, solía ser un museo, al entrar, me recordó a Alexandria, ya que en esta comunidad, la única casa era está, el resto eran remolques.

— Levantamos esos muros con materiales de una construcción que está cerca de aquí y...— Jesús se vió interrumpido ya que una puerta que estaba detrás de el se abrió, dejando ver a un hombre bien vestido.

— ¡Jesús! Volviste— dijo abriendo los brazos— y al parecer con varios amigos.

— El es Gregory— lo señaló— el hace que todo lo que ven funcione.

— Soy algo así como el jefe— abrió los brazos para luego posarlos sobre la cintura.

— Soy Rick Grimes, venimos de una comunidad...— Gregory sin importarle lo que Rick decía lo interrumpió.

— ¿Por que no les muestras dónde pueden asearse?— miro a Jesús, mientras elevaba las cejas y apretaba los labios, asintiendo— así podemos mantener este lugar...Limpio, ¿Si?

Rick le dió una mala mirada, al igual que yo, ¿Quien carajos se cree este idiota?, ni siquiera había hablado con el, y ya quería proporcionarle varios golpes.

— Vengan— dijo Jesús, seguramente lamentándose por lo que acaba de pasar.

— Ustedes dos hablarán con el— Rick susurró a Maggie y a mí, mientras subíamos las escaleras.

— ¿Por que nosostras?— preguntó Maggie, mirándome durante algunos segundos.

— Por que se que voy a golpearlo si hablo yo con el— dijo mirándonos serio.

— En ese caso yo no puedo ser quien hable con el— dije mirando a Maggie, quien rodó los ojos.

— Maggie...— dijo Rick sonriendo apenas, de forma burlona.

— Si, está bien— resopló empujando mi hombro.

(...)

— Así que...— dije mirando a Michonne, quien al escucharme dejo de jugar con sus manos y me miró— Rick, ¿eh?— la miré pícara.

— Y tu Carl, ¿Eh?— se sonrió triunfadora.

— Entre Carl y yo no hay nada, no te confundas— me crucé de brazos.

— Yo se que tengo razón y tu sabes que mientes— chasqueó la lengua y se paró.

— Vamos, no distraigas el tema— repliqué, no me daría por vencida.

— Si, bien, ¿Que quieres con eso?— elevó una ceja.

— Nada, solo si lo admites— apreté los labios haciendo una nueva de suficiencia— creo que así estaría tranquila.

Se sonrió, era muy evidente, ellos se venían mirando de otra forma desde hace tiempo.

— Ay, los Grimes— solté sin pensarlo.

La mirada de Michonne se volvió victoriosa, ¿Por qué carajos dije eso?, bueno, en realidad yo sabía que entre Carl y yo no había nada, ¿o yo me engañaba?

La puerta se abrió de golpe, era Jesús, fue a la puerta de Gregory, y golpeó, al tiempo que hablaba.

— ¡Volvieron!— y abrió la puerta.

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Emi Díaz