Capitulo 3: Acostúmbrate

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El vino a mi lado, caminando por el pasillo, íbamos al comedor, supongo, al llegar sentí como comenzaban a mirarme, eran algunos pocos.

— ¡Presten atención!— todos callaron y me observaron— ella es Blake— me miró— Blake, ellos son Carol, Beth, Maggie, Glenn, Hershel, Michonne, Daryl y mi hermana pequeña Judith— señaló todos.

— Es un placer conocerlos— dije sonriendo.

— El placer es nuestro pequeña— dijo Carol.

Estas personas son muy agradables, podrían convertirse en mi nueva familia.

Me dirigí al patio, necesitaba respirar aire fresco, al salí observé atentamente todo.

Afuera había una parrilla, también un lugar de cultivos y cría de animales, se veía realmente seguro este lugar, unas grandes vallas nos separaban de la muerte segura.

Me senté debajo de un árbol, el sol estaba dándome directo en el rostro, que linda sensación, casi había olvidado como se sentía.

De un instante a otro el sol se apagó, abrí mis ojos lentamente, y vi a la chica rubia, Beth, parada frente a mi.

— Hola— dijo mientras sonreía.

— Hola— respondí a su sonrisa.

— Te importa si...— señalo a un costado de mi.

— Claro— se sentó.

— Que hermoso, ¿no crees?— dije cerrando los ojos nuevamente.

— Hace un gran día, es lo único hermoso que se encuentra hoy en día.

— Oye, ¿Que sucede con Carl? siempre está como distante hacia la gente, tiene cara de pocos amigos.

— Es solo que ahora sufrido mucho, paso por cosas que nadie debería pasar.

— Entiendo, y ¿Cuánto tiempo llevan aquí? Es decir, han estado tras las rejas, protegidos por todo este tiempo.

— No, al menos hasta hace casi 1 año, antes nos refugiabamos en la granja de mi padre, Hershel.

— ¿Y que sucedió?

— Lo que siempre pasa, muere gente, tuvimos que abandonar la granja, por que se invadió de caminantes— miraba al horizonte.

— Vaya, lo siento— me miró.

— ¿Y tu?

— Eh estado sola, desde que comenzó, y eh sobrevivido a base de correr de los caminantes y dormir en árboles.

— No suena tan mal— rió.

— Creo que no— la imité.

— Se está haciendo tarde, la cena debe estar lista, ¿Quieres ir?— negué con la cabeza.

— Ve tú si quieres, quiero ver cuando se oculte el sol— asintió y se fue alejando poco a poco.

Hace cuánto no sentía está tranquilidad, poder estar bajo un árbol, contemplando un atardecer, sin necesidad de preocuparme de que algún caminante pueda morderme, cuánto, cuántas noches no dormí, por la preocupación de que haría, que comería, que tomaría, y aquí sin embargo.

Este lugar emana una sensación de salvación, de un hogar, de familia, con la seguridad de comer, o siquiera estar vivo al día siguiente.

Ahora sí, me levanté, y me dirigí a pasos lentos a la prisión, al entrar al comedor, no pude evitar toparme con la mirada de varios de el grupo, algunos de ellos que no conocía aún, pero qué tal vez lo haría.

Al tener mi cena, fui a sentarme, por gracia del universo, el único lugar disponible era junto a Carl.

"Gracias universo por esta bofetada" pensé.

Al sentarme, lo mire, tan tranquilo, sin expresión alguna, creo que ni siquiera notó mi presencia, o tal vez solo no quiso mirarme, no lo sé.

La verdad es que comí rápido, no quería estar demasiado tiempo ahí, necesitaba descansar, dormir, después de tanto tiempo, en una cama, y levantarme sin que mi cuerpo doliera.

Se sentía escalofriante el pasillo por las noches, con una escasa iluminación que apenas si puedes distinguir las cosas.

Al llegar a la habitación dejé mis amados cuchillos y mi pistola sobre la repisa y me recosté, en la cama de arriba, puesto que no quería quitarle su cama a Carl.

Estaba intentando dormir, cuando escuché ruido, alguien en la celda, abrí los ojos y vi a Carl haciendo movimientos lentos.

— ¿Que estás haciendo?— arqueé una ceja.

— No quería despertarte— continuó.

— No lo hiciste— sonreí y volví a recostarme.

Sentí el momento en el que se recostó, mientras yo intentaba dormirme, estuve minutos, tal vez alguna hora, no lograba dormirme, el sueño no venía a mi.

— Carl— susurré— ¿Estás despierto?

— Ahamm— respondió adormilado.

— No eh conocido a tu madre, ¿Donde está?— no respondió.

Se hizo un silencio, nada se oía, solo las respiraciones, mire hacia su cama para notar su mirada perdida, que por un instante se cruzó con la mía, noté que algunas lágrimas caían por sus mejillas.

— Yo...lo siento tanto, no lo sabía, disculpame— era eso lo que Beth me había dicho.

— Está bien, no tenías qué, la extraño, eso es todo.

Luego de eso no volvimos a hablar, tal vez por que no teníamos que decir, o por que no me atrevía a pronunciar otra pregunta, por miedo a volver a meter la pata.

Después de incómodos minutos, comencé a dejarme vencer por el sueño, y poco a poco caí en un profundo sueño.

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Emi Díaz

Tú Me Encontraste |Carl Grimes| TWDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora