Tú Me Encontraste |Carl Grimes| TWD

Capitulo 14: Gareth

Sasha salió al exterior apresurada, nerviosa, era de esperarse, Bob había desaparecido, no había otra forma de comportarse.

Bob, moribundo se encontraba en el suelo, sangre salía de su boca, y le faltaba su pierna izquierda, tenía un vendaje donde acaba la rodilla.

Lo cargamos hasta llevarlo a la iglesia, tardo unos cuantos segundos en reaccionar, pero lo hizo quejándose de el dolor.

— ¿Que sucedió?— le dijo Sasha, mientras sus pupilas se dilatan, y su respiración se descontrolaba constantemente.

— Aaagh— se tomó la cabeza— fueron ellos... Gareth, y algunos más...ellos, se comieron mi pierna frente a mi.

— ¿Donde?— preguntó mi padre.

— Parecía una escuela, algo así— cerró los ojos para luego quejarse de el dolor— Aaagh.

— ¿Carol, Daryl?— preguntó Michonne.

— Gareth dijo que lograron escapar.

— ¿Tenemos medicamentos?— preguntó Sasha.

— Aún quedan algunas— contestó Rosita- iré a traerlas.

— No serán necesarias— añadió Bob.

— Claro que sí Bob, las necesitas— replicó Sasha.

— No, no las malgasten en mi— se sentó dificultosamente, y se corrió la camisa de una parte de su cuello.

Estaba mordido, y no acababa de suceder, ya que había sangre que estaba seca, la cara de Sasha cambió, y su mundo se desmoronó, no había sido suficiente con la muerte de Beth, ahora él también, serían una perdida para todos nosotros.

— Sucedió hoy, en el almacén— explicó.

— Hay un sofá en mi despacho, no es mucho, pero es algo— dijo Gabriel.

— Gracias— dijo Sasha al voltearse, esta vez su cara se notaba agradecimiento verdadero.

Cargaron a Bob a el despacho, y luego volvieron a dónde me encontraba parado.

— Tengo que llevarme a Eugene de aquí, Rosita prepárate, nos vamos.

— ¿Enserio crees que es más seguro llevártelo en plena noche, que enfrentar a Gareth?— dijo mi padre, su voz se escuchó sarcástica.

— Tengo que sacarlo, Eugene muévete— no respondió— Eugene, vamos.

— No quiero— balbuceó.

— No me hagas repetirlo— amenazó, a lo que Eugene respondió parándose, y caminando a la puerta.

— No te lo llevarás— dijo mi padre.

— Intenta detenerme— Abraham lo retó.

Por unos cuantos segundos mi padre quedó parado, pensando, con la mirada perdida, pero finalmente caminó hacia Abraham, por su cara se qué estaba dispuesto a golpearlo, Glenn fue el único que se interpuso.

— Hey, ya, solo quédate, si lo haces, Maggie y yo nos iremos contigo— Glenn negoció con el.

— No— mi padre puso un tono de voz ronca y arrogante.

— No es tu decisión— Glenn dijo mientras volteó a verlo.

— Medio día, ni un segundo más.

Las cosas dejaron de estar tensas, al menos un poco, y todos se separaron, mi padre fue a hablar con Tyreese, tras cruzar algunas palabras regresó a donde estábamos casi todos.

— Debemos ir a buscarlos, antes de que ellos nos encuentren.

(...)

Un grupo había salido, la gran mayoría había ido, solo quedamos Gabriel, Rosita, Tyreese, Bob, Judith y yo, con la mirada fija en la puerta de el despacho de Gabriel, ya que nos encontrábamos dentro de este.

La puerta se abrió, y algunos pasos, suaves, intentando ser disimulados, silenciosos, eran varios, y venían hacia nosotros, así que saque mi arma y apunté directo a la puerta, Rosita y Tyreese también.

— Sabemos que están aqui— dijo alguien afuera, quién podría afirmar que era Gareth— sabemos quiénes están aquí, Rosita, Tyreese, Carl, Bob si es que aún no lo sacrificaron, y Judith.

El en un segundo, analice el rostro de todos en la habitación, el miedo en sus caras, aterrorizados por lo que podía llegar a suceder.

— Que hay de el párroco, le prometo que si colabora lo dejaremos con vida, puede llevarse a la bebé si quiere.

Lo miré, amenazante, tal vez no iba a hacerlo, pero debía asegurarme por mí bien, por nuestro bien.

— Última oportunidad, sabemos que están dentro de una de estas dos puertas.

De pronto Judith comenzó a llorar, rompiendo el silencio y delatandonos, Gareth seguro había escuchado el llanto y se dirigía hacia aquí, si no es que ya estaba.

— Me agrada esa niña, creo que me la quedaré.

Un estruendo, dos golpes contra el suelo, alguien había muerto.

— Armas al suelo, y no se muevan— oí apenas y con mucho esfuerzo.

— Claro que no, vamos a entrar a esa habita... Aaagh mierda.

— Armas al suelo, y no se muevan.

— Háganlo— dijo Gareth.

Luego de eso bajé mi arma, y la guarde, no quería saber qué pasaría, no quería verlo, ya lo imaginaba, conocía lo suficiente a mi padre para saber de lo que es capaz, y que pasa con quién se mete con su familia.

— Noooo...— un grito ahogado por un golpe, y luego silencio.

Tyreese abrió la puerta, y por unos segundos estuvo observando, para luego entrar con cara de asco, y decepción, sabía perfectamente que había visto la furia con la que los mataban, a puñaladas, a culatazos, o incluso a golpes.

Miré a Bob, el me sonrió, solo podía pensar en lo que le esperaba, en la agonía por la cuál debía estar pasando, y el adiós tan desmotivados que lo separaba de nosotros.

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Emi Díaz