Capítulo 24: Pinky Promise

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Me coloqué mis tacones por último, sentí como alguien golpeó la puerta, me levanté para abrir, no sin antes darme una última mirada en el espejo, era la fiesta de bienvenida para Rick y el grupo, aunque Deanna dijo que yo también era parte de los
"invitados de honor", ya que era parte del grupo.

Abrí la puerta dejándome ver a Carl no tan elegante como esperaba, quizás mi vestido era demasiado para la ocasión, era un vestido color vino, algo ajustado en la cintura, y luego suelto.

— Wow, que elegancia la de francia— dijo casi riendo— estás...hermosa.

— Lamento no decir lo mismo— hago una mueca de disgusto— ponte algo más elegante.

— Es solo una fiesta, creo que tú exageraste.

— Solo cállate y vámonos— dije ignorando lo que acababa de decir.

Tomé su muñeca llevándolo a la planta baja, allí se encontraban algunos del grupo, otros ya habían ido, y alguien no quería ir.

— ¿Seguro que no irás?— le pregunté a Daryl que estaba sentado en el porche, limpiando su ballesta.

— Es solo una estupidez esa fiesta, pero diviértanse— me dedicó una sonrisa no tan natural.

Daryl solía ser rudo, pero era bueno en su interior, tenía muy pocas veces esa actitud, pero casi siempre era bromista, bueno, al menos conmigo.

La fiesta sería en una casa, que estaba a poca distancia de la nuestra, caminando a un paso considerable llegaríamos en unos minutos, pero al paso que llevábamos con Carl, tardaríamos más de cinco minutos.

Al llegar a la entrada, Abraham se encontraba allí, tomando algo de un vaso que tenía en su mano, nos saludó asintiendo levemente, el había sido una de las caras nuevas que noté al entrar en la casa, también como Eugene, Rosita, Tara, Noah y Gabriel.

Al entrar vimos a Rick hablando animadamente con Jessie, sentí que tiraron de mi muñeca, fue leve, Carl a mi lado señaló con la cabeza hacia donde se encontraban Ron y los chicos.

— Ve tu— dije casi en susurro.

Me acerqué a Michonne, que estaba sola, hace un par de segundos estaba hablando con alguien que no pude reconocer, su cara expresaba algo de melancolía, yo en cambio era algo indiferente, no sabía lo que era ir a una fiesta así, ya que nunca iba, y una fiesta de adolescentes tampoco, era demasiado pequeña.

— Había olvidado lo que era estar así— dijo al verme.

— ¿Así en una fiesta o así sin preocuparse?— pregunté soltando una risa, mientras ella me imitó.

— Así, en un lugar tranquilo, como en casa.

— Tengo fé en este lugar— dije mientras llevaba el vaso a mi boca, no sabía que contenía, solo lo ví en la mesa y lo tomé, era amargo, bastante rico.

— ¿Que estás tomando?— preguntó Michonne

— No tengo idea— negué restándole importancia y tomando otro sorbo.

— Esto es cerveza— dijo luego de arrebatarme el vaso, mientras yo me quejaba.

— Dame el vaso— extendí mi mano, pero se negó a dármelo.

— Eres pequeña para tomar cerveza—  que ridículo que es esto.

— Después de todo lo que he visto y vivido, te preocupa que tome un vaso de cerveza— dije arqueando una ceja.

— Si, toma ponche o jugo como los chicos de tu edad— rodé los ojos, esto no puede estar pasando.

— Bien, no más cerveza por hoy— dije extendiendo mi meñique.

— Te conozco, ni hoy, ni jamás hasta que seas más grande, y descruza ya tus dedos— acertó en lo último, creí que no lo notaría.

— Bien, hasta que sea más grande, pinky promise— tomamos nuestros meñiques y luego reímos.

Me alejé de Michonne ya que ví llegar a Liam, Ari y María, no creí que vinieran, bueno eso me dijo Liam cuando le conté de la fiesta.

— ¿Cuál de las dos lo obligó a venir?—pregunté sonriendo.

— Las dos un poco— dijo María.

— Esperen, quiero presentarles a alguien— me dirigí hacia donde estaba Carl y puse mi mano sobre su hombro.

— ¿Qué sucede?— preguntó confundido.

— Ven, quiero presentarte a los amigos de los que te hablé— tomé su muñeca jalando suavemente de ella— Ellos son Liam, Ariadna y María— señalé a cada uno mientras ellos sonreían— chicos, el es Carl.

Me alegraba que mis amigos se conocieran, en especial por qué Liam y las chicas no habían socializado con casi nadie desde que llegaron, según ellos era difícil adaptarse a ver tanta gente.

Nos despedimos de los chicos luego de hablar un rato, yo ya quería irme a casa, y Carl por alguna razón quiso acompañarme, a lo cual no me negué, es lindo estar en compañía de el.

La noche estaba fresca, pero era soportable estando con mangas cortas, el camino estaba iluminado a penas, con pocas luces, no había estado en las calles por la noche aún, y lo único que resonaba era las pisadas de mis tacones.

— Salgamos mañana— le dije rompiendo el silencio.

— ¿A dónde?— dijo sin mirarme.

— Al bosque, ¿A dónde más saldríamos?— pregunté con tono burlón, lo que hizo que el arqueara una ceja.

— Y como piensas salir, no nos dejarán ir a fuera— se rió.

— He visto a Enid escaparse, sé cómo salir— le confesé— desde que llegué, la he visto salir todos los días, y regresaba un par de horas más tarde.

— Y, ¿Quieres seguirla?— inquirió con un tono pícaro.

— Por que querría— sonaba realmente raro seguirla.

— ¿No te da curiosidad que hace afuera?— mi cara expresaba claramente indiferencia a su pregunta.

— No es cosa mía lo que ella haga— encogí los hombros— pero si te hace feliz, la seguimos— le sonreí.

Estábamos ya en la escalera que accedía al porche de la casa, noté que Carl se había parado antes de entrar, estaba pensativo, quizás algo triste, su mirada expresaba algo que no podía comprender.

— ¿Que te sucede?— me reí volviendo con el.

— Nunca te pude agradecer por soportarme— soltó una risa irónica, y levantó su mirada.

— No tienes por qué— me acerqué aún más a él, tan cerca que podía sentir su respiración, paré de hablar un instante, para pensar lo siguiente— siempre...— está vez no fue por mi que me detuve.

Cuando pude reaccionar sentí los labios de Carl sobre los míos, tardé un poco pero respondí a su beso, nuestros labios encajaban perfectamente, moviéndose con gran sincronía.

Carl rompió el beso alejándose, nos miramos por unos segundos sin saber que decir, pero no quería permanecer en silencio.

— Yo...— me ví interrumpida por Carl.

— Lo siento, no debí hacerlo— y se adentró en la casa rápidamente, dejándome sola allí afuera.

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Emi Díaz

Tú Me Encontraste |Carl Grimes| TWDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora