Capitulo 34: Juntos.

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Mandy Williams.-

Terminaba de acomodar las fotos de la boda en la sala de nuestra casa, la pared se veía hermosa. Fotos de todos adornaban el lugar, podía volver a vivir aquel perfecto día, la alegría me invadía por completo, sabía que era lo mejor que he hecho a lo largo de mi vida, la mejor decisión.

La casa estaba bien para nosotros, no muy lejos de donde habíamos vivido ni tampoco tan cerca, sólo Louis vivía a 10 minutos en vehículo, los demás tardaban a lo menos treinta minutos. Era un lugar espacioso, un sólo piso, dos habitaciones enormes, living, comedor, cocina, baños propios, un patio acogedor lleno de mis flores favoritas, rosas blancas... rosas rojas. Esos dos colores se volvieron importantes, el blanco, la pureza en su totalidad y el rojo, con toda la pasión de un amor y la sangre, sangre que nos mantiene vivos, disfrutando cada segundo de nuestra nueva vida. En nuestra casa que pronto se convertirá en nuestro hogar, nuestro nido, nuestra fortaleza o como lo llamemos, nuestro espacio al fin y al cabo.

Caminé despacio por el pasillo, había demasiado silencio aún, la última puerta, abierta y vacía, todo era blanco a excepción del marco de la única ventana que daba al patio. En mi mente, adorné el lugar como quería, una cama pequeña, juguetes por todos lados, el silencio era reemplazado por su risa mientras le hacía cosquillas, sería perfecto. Este lugar estaría destinado a ser un cuarto donde todos los miedos desaparecerían, donde lo arroparia por las noches y le cantaría hasta dormir...

- Ves lo que yo veo -su melodiosa voz me envolvió y llenó el espacio, sus manos rodearon mi cintuta y se entrelazaron en mi estómago, su mentón se posó sobre mi hombro y apoyé mi cara en la suya, era suave, no tenía barba que picara mi piel- siento que esta es la vida que tanto quise.

- Es como vivir un sueño -murmuré, sabía que mis ojos se humedecieron, me había convertido en una completa sentimental. Acaricié sus manos y deje que mi cuerpo se apoyara en su pecho- y cuando duermo es como si estuviese realmente despierta.

- Te amo -susurró despacio- y gracias por hacerme parte de tu sueño.

- Es que siempre soñaba contigo -musité sonrojada.

- Por suerte no resulte ser el estúpido que deja escapar a la chica perfecta -se burló besando mi mejilla y empezamos a caminar, así, abrazados hasta nuestro dormitorio, entramos a cuesta y nos dejamos caer en la cama.

- Por eso te amo -busqué sus labios para capturarlo unos segundos y degustar de su grandioso sabor.

Zayn Malik .-

Había pasado un mes desde que nos casamos y nos mudamos a un condominio privado en Bradford, era nuestro lugar, mientras vidas estaban hechas aquí y no teníamos razones para querer irnos.

Mandy Malik, suena lindo ¿no? Me encantaba llamarla por su nuevo nombre, la señora de Malik, aunque por lo de "señora" no me gusta, eso suena de viejos y aún éramos demasiado jóvenes, supongo. Pero debía pasar, tarde o temprano seríamos quienes éramos ahora. Un pareja con todas las de la ley. La señorita Williams dejó se ser, para siempre, mi novia y se convirtió en mi eterna esposa, la esposa del cantante Zayn Malik y dueña de la más importante cadena de pastelerías en la región, mérito que se ganó con su propio esfuerzo y el de las chicas.

La vida nos ha cambiado tanto que parece mentira. Quizás lo es, pero no importa, sería la mentira mejor sostenida en la faz de la tierra.

La música en la radio sonaba a todo volumen, creo que era una canción de Beyoncé, no estoy seguro. El aroma de los tallarines entraba por mi nariz y hacia rugir mi estómago, el almuerzo debía estar listo. Me puse de pié y trote hasta la cocina, ahí estaba ella, terminando de preparar lo que sea que hacía, no importaba, le quedaría delicioso de todas formas. Me acerqué por detrás de ella, toque su hombro para no asustarla, pero dio un pequeño salto y casi me golpea con la cuchara de palo y la música se detuvo, nuestras vistas fueron dirigidas al umbral que dividía la cocina y el comedor.

Ahí estaban, parados con cara de idiotas como siempre, los cuatro sonreían. Tenía el corazón hinchado de felicidad. Extrañaba a esos muchachos con mi vida y había pasado completamente por alto que esta semana llegarían de sus viajes.

- Al menos haces un gran trabajo con la comida -se burló Louis avanzando para apretar mis mejillas- Zayn estas cachetón.

- Y tu culo está más grande -me defendí dándole una palmada cuando pasó a saludar a Mandy- Vengan, quiero abrazarlos a todos.

- Oh, qué marica -grito Harry y accedieron a mi pedido. Habian brazos entrelazados con otros y nuestras cabezas se juntaron en medio, la particularidad de sus perfumes me llenó los pulmones, los extrañaba en verdad.

- Es una mierda tenerlos lejos tanto tiempo -se quejó Niall, nos soltamos luego de unos minutos, jodidos cabrones, sus ojos brillaban mucho- pensé que sería relajado estar sin sus molestas voces pero no, fue una tortura no tener a quien golpear cuando quisiera -y aprovechó mi cercanía para darme un golpe en el brazo, lo agarré del cuello- ya, ya, ya perdón.

- Entonces ¿almorzamos? - Invitó mi Mandy con la cara llena de risas.

Nos sentamos a la mesa y una vez todos tuvieron sus platos con comida, empezamos a devorar todo.

Lo más doloroso de tomar la decisión de cortar el contrato con la discográfica, fueron las razones, la más importante fue por nuestro tiempo, nos sobrepasabamos con entrevista diarias y ya no nos sentíamos capaces de aguantar más a los paparazzis, arruinaban cada salida que teníamos con sus cámaras y sacando de contexto absolutamente todo, manipulaban información que no se daban ni el trabajo de averiguar bien si era real o una mentira más. Nos rendimos. Ya no hacíamos noticia por nuestra música, si no por lo que decíamos cuando estábamos fuera de nuestras casillas, se tornaba irritante y nos peleabamos entre nosotros mismos, estúpido. Pero acabó, teníamos dos años sin sello que nos obligara a nada, Paul y su equipo fue libre de tomar un descanso también y cada uno de la banda también. Nosotros, Mandy y yo, optamos por la familia y todo lo que tenemos ahora. Los chicos viajaron fuera del país por casi un año, recorrían Europa entera sólo disfrutando de la libertad que teníamos, hasta hoy que juntos, volvieron para darse cuenta de lo indispensable que nos volvimos. Éramos hermanos de corazón y amigos en todas.

Honestamente sin estos muchachos mi vida no estaría completa, le faltaría un pilar muy fuerte a mi fortaleza y sería más débil. Pero en el.momento en que los vi parados en medio de mi casa, una parte de mi alma se completó. Volvieron.

- Si te pone mal vernos, nos vamos viejo -comentó Liam sacándole de un tirón de mis pensamientos. Todos me miraban, recién sentía el sabor de la comida que inconcientemente había estado ingiriendo.

- Ni se te ocurra, Payne -amenacé- Se vuelven a ir, los mato y los entierro en mi jardín ¿entendido?

- Ya y ¿quien te ayudaría a cavar? -Mandy me fulminó con sus marrones ojos, los chicos se echaron a reír mientras sus mejillas tomaban aquel rojo color que tanto la caracterizaba- serían cuatro enormes agujeros en nuestro patio. No, no, no los prefiero vivos y rosaditos que bajo tierra y malolientes ¿bien?

Como si tuviésemos la misma idea, nos paramos y abrazamos a Mandy al mismo tiempo y cuando le dimos espacio para que volviera a respirar, sus ojos estaban humedecidos.

- Vendería mi alma por que ustedes fueran eternos, chicos -le tiritaba el mentón y se le dificultaba hablar. Me abracé a su cuerpecito por la espalda, sabía que lo que diría le saldría del corazón y no quería que me viera llorar- no se como llegué a querelos tanto que duele. Y personas como ustedes son irremplazables en todo sentido, porque son malditamente únicos y especiales. Siempre han estado cuando necesité de alguien. Siempre me hacían reír o rabiar hasta llorar y uno siempre me hizo sentir débil -soltó refiriéndose a mí, la apreté unos segundos- pero sabía que todo tenía una razón, nada era en vano, nada.

- Te queremos, Mandy -dijo Harry al borde de las lágrimas. Liam volteó para que no lo viéramos llorar pero no así Niall o Louis, menos yo.

Este momento era memorable, ella lo era. Nos ablandó el corazón con simples palabras dichas con la boca de la honestidad, dijo exactamente lo que sentía.

Sabíamos perfectamente que lo que teníamos era más que una simple amistad o compañerismo, era un vínculo sagrado que nos ataba desde siempre. Estábamos destinado a conocernos, destinado a estar el.uno para el otro y tendremos la mano para jamás soltarnos. Destinado a enfrentarnos al mundo dando la cara juntos, porque juntos... Éramos y seremos invencibles, por siempre.

Here I am       ~ #FanFicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora