2. Lunática

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Al llegar a mi habitación me sentí molesta, Nina no había hecho más que llevarme en contra de mi voluntad sin permitirme hablar con Poché.

—¿Qué estabas pensando Calle? No puedes salir de esta habitación, está prohibido —trató de acercarse a mí, pero no se lo permití.

Me dirigí a la cama sin voltear a verla, solo pensaba en la chica de cabello azul que para este momento estaba siendo atendida por casi todo el personal de hospital.

—Me llamó Daniela —pensé en voz alta.

—No, quizás te estaba confundiendo —aunque Nina hablaba, mi cabeza no le hacía caso, tenía muy remarcada la voz de aquella chica llamándome de esa forma.

—Tengo que ir a verla —volví a ponerme de pie.

—No puedes salir si no tienes autorización, Calle —se plantó frente a la puerta haciendo que me desesperara, ¿Cómo que no me iba a dejar salir?

—Autorízame tú —propuse con una sonrisa, —Nina, la chica que está en la otra habitación es Poché, debes dejar que la vea, ella quizá sepa más de mí.

—Tienes que tranquilizarte mi niña, no la puedes ver —fruncí mi ceño tras lo escuchado, —No aún hasta que los médicos la valoren y puedan diagnosticar su estado de salud.

—Dijiste que seguía dormida —recordé sintiendo enojo, mi corazón palpitaba bastante rápido debido a la adrenalina que recorría mi cuerpo.

—Así era ayer —habló después de algunos segundos pensando su respuesta.

—¿Es eso o no quieres dejar que la vea? —suspiró pesadamente y contestó.

—Calle, no sabía que había reaccionado hasta hace un momento que Kyle vino a decirme lo que sucedía —la miré sin decir alguna otra palabra, esta mañana había estado cargada de muchas emociones y necesitaba calmarme.

—Nina —la llamé después de algunos segundos, —Quiero que salgas de mi habitación y me dejes sola, —le indiqué volviendo a la cama, —Y llévate la comida porque no tengo hambre.

—Debes de comer, aunque se algo —insistió yendo en mi dirección.

—Vete de mi cuarto —me giré dándole la espalda.

No la entendía, durante mi estancia en ese hospital había procurado que la pasara bien cumpliendo todos mis caprichos y ahora, que solo le estaba pidiendo que me dejara ver a Poché, se negaba.

—Mas tarde vendré a verte —el tono de su voz cambió, miré de reojo como tomó la charola de la comida y se dirigió a la puerta.

Cuando escuché que la puerta se había cerrado me paré rápidamente con la intención de salir de esta habitación, pero al intentar abrir la perilla noté que Nina le había colocado el seguro por fuera, bufé frustrada.

—¡No Nina! ¡Quita la llave, no me encierres aquí! —Supliqué forcejeando la manija del cuarto.

—Tranquilízate Calle, más tarde vendré a verte —Observé por el vidrio de la puerta, su rostro lucía triste.

Por más que le supliqué me que dejara salir, no lo hizo, golpeé un par de veces la entrada, pero parecía imposible que me escucharan o tal vez solo estaban ignorando mis gritos. Sujeté mi cabello mientras caminaba de un lado a otro de la habitación tratando de encontrar una forma para salir; esta no era la primera vez que me encerraban, cuando recién había despertado del coma y mis sueños con la Quimera eran a diario, Ferrer propuso que debían encerrarme con una imagen de tamaño real de esa cosa, la claustrofobia que sentía en esos momentos empezaba a volver.

QUIMERA |CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora